Entre flores, fandanguillos y alegrías

Cultura

Manolo Escobar, el mito de la canción española se fue sin terminar su “gira del adiós”

Fallecía el 24 de octubre de hace doce años en Benidorm

La revista musical, el teatro frívolo español

El almeriense Manolo Escobar, una de las más grandes figuras de la canción de España
El almeriense Manolo Escobar, una de las más grandes figuras de la canción de España / D.A.

…Y muchos más temas lo hicieron superpopular, pero no hortera. Dejó en la Sociedad General de Autores de España cientos y cientos de temas pero, hay diez que son intocables: “Pasodoble te quiero”, “Soy un hombre del campo”, “Porompompero”, “Madrecita”, “Vino y mujeres”, “La minifalda”, “Mi carro”, “Y viva España”, “Mi pequeña flor” y “Solo te pido”. “La música es mi vida, jamás me retiraré”, declaró a un diario nacional a finales de septiembre, al ser dado de alta tras una breve hospitalización en la que se trató de mitigar los efectos que padecía por el tratamiento de quimioterapia.

Unos días después, el 24 de octubre de 2013, fallecía Manolo Escobar en su residencia de Benidorm tras varios años de lucha contra un cáncer de colon (patología que le llegó después de haber superado dos operaciones a corazón abierto) y al que declaró la guerra con sus mejores armas: la voluntad y la ilusión por regresar a los escenarios y ver a su entusiasmado público.

Manolo Escobar quiso vivir. El artista moría con ganas de saborear la vida, según palabras de su sobrino y representante Gabriel García Mármol. “No dejó nada dicho ni tenía nada previsto”. Sobre su última voluntad, fue absolutamente convencional, lo único que pone en el testamento firmado ante notario muchos años antes es “todo para mi mujer”.

Enamoró a nuestras madres y enceló a nuestros padres. Fue un galán simpático. Amable. Y cantó para todos. Sin distinciones de ningún tipo. Sencillo y fácil. Simple como “un anillo” que diría Pablo Neruda. Sus canciones siguen sonando en las cocinas de la memoria. Su sonrisa fue el icono de aquella España que no quería seguir dividida.

Pese a trabajar en Correos, ni Manolo ni sus hermanos abandonaron nunca su pasión por la música. Un compañero de la "mili" le invitó a una fiesta, él cantó alegremente su repertorio. Quiso la casualidad que en la fiesta hubiera un colaborador de Radio Barcelona que, al escucharlo, le invitó a ir al programa "Serenata”.

El amor de su vida y al altar

Fue en el verano de 1959 cuando conoció a Ana Marx, una guapa alemana que veraneaba en Playa de Aro. El flechazo fue instantáneo. Cuando ella regresó a Alemania, estuvieron carteándose. Afortunadamente, le salió un contrato en una sala de fiestas alemana, y se fue para allí, dispuesto a volver con la mujer de sus sueños.

El 10 de diciembre de 1959, Ana y Manolo se casaron en Colonia. Manolo ya empezaba a ser conocido: sus canciones se escuchaban en la radio y la gente lo saludaba por la calle, pero, fuera de aquí, era un completo desconocido.

No fueron tiempos fáciles para la pareja, pues no tenían suficiente dinero para comprarse un piso y les faltaba la intimidad. A todo ello había que sumar el hecho de que, en aquellos años, la situación de la mujer española estaba a años luz de las europeas, y a Anita le costó bastante adaptarse a nuestro país. Ella conducía, fumaba y vestía pantalones, algo que aquí estaba muy mal visto en una señorita.

"Todo eso nos costó", aseguró en alguna entrevista el artista, "aunque, tal vez, todos esos sufrimientos y malos ratos nos ayudaron a construir unos cimientos muy sólidos en nuestro matrimonio". Y no hay duda de que esos cimientos son muy fuertes, porque estuvieron 54 años de feliz y armónica convivencia, hasta la muerte del artista. Con cariño y comprensión, la pareja fue superando todas las dificultades.

Portada de uno de sus grandes discos
Portada de uno de sus grandes discos / D.A.

Más de medio siglo de “Viva España”

Un himno oficioso de nuestro país. Se demostró en Sudáfrica 2010 cuando ganamos el Campeonato del Mundo de Futbol y en las celebraciones ya en España. El estribillo de un pasodoble sabido por todo el mundo, por un planeta entero, resonó con fuerza en cada rincón.

Una canción escrita por un neerlandés, popularizada en el mundo por una sueca e inspirada por los paisajes de la Costa Brava funciona como himno extraoficial de nuestro país por ahí fuera. Muy pocos extranjeros conocerán la música de “Marcha de granaderos” que es el himno nacional, o “El amor brujo” de Falla, pero sería raro que a alguno no le sonase el celebérrimo “Que viva España”.

Va para cincuenta y cuatro años (1971), su autor, Leo Caerts, reveló que “Eviva España” –según su título original- se lo inspiró una estancia en Platja d’Aro ya que se emocionó con el sol, el vino y la gastronomía del lugar. Es de suponer que a los independentistas les incomodara la accidental denominación. No obstante lamenta el autor Leo Caerts que la traducción de su letra al castellano no tuviera que ver gran cosa con el texto original en neerlandés.

La persona que lo tradujo al español se tomó, a su juicio, demasiadas libertades “patrióticas”. Molestó en especial al autor que la letra española aludiese a las “tarde de corrida”, dada su escasa o nula afición a los toros; y tampoco le gustó demasiado que el traductor introdujese a Dios en la copia de este atípico pasodoble. Se supo, aunque no lo dijese, que era ateo.

Esa fue, sin embargo, la versión popularizada en España y Latinoamérica, si bien el primer gran éxito internacional de la canción se debe a la sueca Sylvia Vrethmmar. Con su versión en inglés consiguió mantenerse durante 39 semanas consecutivas en el Top Ten de los discos que más se vendieron en el Reino Unido (1974). Ya sea en neerlandés, inglés o español –entre otros muchos idiomas-, el “Eviva España” sigue reportándole al autor belga Caerts derechos de autor cada vez que alguien la interpreta. Ayuda el hecho de que el oficial “Marcha de granaderos” carezca de letra y no sea tan reconocible para los no españoles como el célebre “Eviva España”.

No menos llamativo parece hoy, cincuenta y cuatro años después, que la inspiración de su hispanísimo pasodoble le viniese al autor durante unas soleadas vacaciones en Cataluña. Hay que felicitarse de que este otro himno extraoficial compuesto por un belga en la Costa Brava se limite a ensalzar “la tierra del amor”…”entre flores, fandanguillos y alegrías”. Y que lo cantasen indistintamente una sueca y Manolo Escobar.

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