Almería

El 'fenómeno okupa' avanza en la capital, sin freno en Villablanca

  • Los barrios de Torrecárdenas y Piedras Redondas acumulan los pisos a la espera de juicio

Dúplex de Villablanca, casas cercanas a la Avenida del Mediterráneo y en el barrio de Torrecárdenas, y pisos de Protección Oficial en Piedras Redondas, son sólo algunos ejemplos de viviendas que han sido tomadas por el fenómeno okupa que avanza sin freno en la capital almeriense. En muchos casos, como por ejemplo en Villablanca, la ocupación ha soliviantado a todo un vecindario, que se encuentra con las manos atadas, sin poder hacer nada, para evitar nuevas ocupaciones de viviendas que aún quedan vacías, algunas de ellas sin vender por las promotoras, otras propiedad del banco y las menos, pero que también existen, segundas residencias de personas que vienen a Almería durante las vacaciones.

Pero lo más grave no es la ocupación en sí, sino las molestias y problemas que los okupas, la mayoría de etnia gitana, están provocando al resto de miembros de las comunidades de vecinos. Los ruidos, la suciedad, el trasiego de personas a altas horas de la madrugada, la tenencia de animales tanto en la propia vivienda como en los pasillos y los enganches ilegales de agua y luz, son los problemas más habituales y que llevan "por el camino de la amargura" al resto de propietarios que tienen que convivir con ellos. "Estamos amargados", confiesa uno de los vecinos. "Ahora mismo hay unas cinco personas viviendo en el piso que da pared con pared con el mío, pero cada día hay más gente que sube y baja como si esto fuera un centro social", explica, al tiempo que pregunta en voz alta si es lícito que uno tenga que estar asustado en su propia casa, porque, como explicó a Diario de Almería sin querer que salga su nombre publicado ni el barrio en el que vive, "cuando en varias ocasiones les he llamado la atención por el ruido, suciedad o formas de tratar las zonas comunes del edificio las amenazas son su respuesta".

Los que sufren las consecuencias de este fenómeno llevan tiempo alertando a la Policía e incluso han presentado denuncias ante el juzgado. Pero la Ley es la Ley. Cuentan que los agentes acuden, piden la documentación a los individuos que viven de okupas en las casas, pero poco más, porque es que no pueden hacer nada más hasta que un juez no dicte una resolución de desalojo. Los vecinos se llevan las manos a la cabeza cuando los abogados o administradores de fincas les indican que aún pasarán dos o tres años para que el juez resuelva el conflicto, dada la saturación de casos que actualmente existe en los juzgados de Almería.

La última vez que la Policía Nacional tuvo que actuar ante un intento de ocupación de una vivienda fue en el barrio de Villablanca, hace apenas unas semanas. Fue precisamente un agente de paisano el que observó la peripecia de una familia de etnia gitana en un dúplex. Se acercó a ellos, les indicó que esa casa tenía un propietario y logró que desistieran de su empeño de acceder para instalarse en la misma. Fue a plena luz del día, poco después de las ocho de la mañana.

La situación es complicada y preocupante. Así lo indicó también el subdelegado del Gobierno en Almería, Andrés García Lorca, quien adelantó a Diario de Almería que además del fenómeno okupa, de personas que entran por la fuerza en una vivienda para vivir en ella de forma ilegal, también ha proliferado el fenómeno okupa para llevar a cabo plantaciones de marihuana o traficar con droga.

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