Los cacharricos de la Feria vuelven a las calles de Almería, pero en forma de caravana de protesta contra la suspensión de las fiestas por la pandemia de la COVID-19 sin que se hayan arbitrado líneas de ayudas específicas para este sector, que lleva seis meses con sus norias y tiovivos en paro y sin aportar ingreso alguno. La manifestación de los feriantes será este próximo lunes.

Ya han secundado protestas a la largo de esta semana los feriantes de Sevilla y Huelva, dentro de un calendario de concentraciones que cede el siguiente turno a Almería y Granada, y que proseguirá por el resto de la capitales andaluzas hasta, previsiblemente, Madrid, si antes no obtienen por parte del Gobierno central y de la Junta de Andalucía una respuesta afirmativa a sus reivindicaciones. Básicamente una:ayuda.

“Llevamos seis meses sin poder trabajar”, explica Fernando Fernández, directivo de la Asociación Provincial de Industriales Feriantes de Almería y vicepresidente de la Unión de Feriantes de España. Finalizado el calendario de fiestas, en octubre los cacharricos vuelven a sus naves para su revisión, una apuesta a punto que conlleva gastos y aguardan hasta la vuelta las fiestas de barrio, patronales como la de agosto de Almería y las de los pueblos. Pero la COVID les ha desbaratado la forma de vida, como a otros muchos sectores, si bien “ni aparecemos en la desescalada, nos han dejado sin recursos y sin ningún tipo de ayuda. A verlas venir...”

La situación que describe Fernández afecta a más de mil familias solo en Almería, y a 6.000 a nivel regional, cifras que se multiplican hasta las 35.000 personas que viven de la Feria en España, más los trabajadores que ayudan a los feriantes. “No somos invisibles”, enfatiza el portavoz para reclamar medidas que palian los efecto económicos y sociales de las consecuencias de la pandemia sobre este sector. “Todos están teniendo ayudas, los bares, los cines, los teatros, los comercios..., ¿y nosotros, qué?”, se queja a expensas de la reacción que esperan del Gobierno nacional y andaluz. Hay solicitada ya una mesa de diálogo en Madrid antes de que el día 24 de junio se reúnan en la capital española los cacharricos de los 35.000 feriantes convocados.

El coronavirus no ha hecho más que empeorar la situación de los feriantes, que empezaban el año con protestas por el sistema de subasta de parcelas del recinto ferial que había arbitrado el Ayuntamiento de Almería. Un conflicto que permanece sin solucionar con la suspensión de una última concentración, organizada para el 18 de marzo, que la COVID-19 obligó a dejar en suspenso.