El frío invierno endurece la lucha por la supervivencia

Ni un alma, ni ruido, ni coches. Sólo silencio y humo de chimeneas. Los pequeños pueblos del interior, los de la Alpujarra y Los Filabres, pasan la Navidad en soledad

En los núcleos del interior de la provincia, las plazas están deshabitadas y los parques sin niños.
En los núcleos del interior de la provincia, las plazas están deshabitadas y los parques sin niños.
Iván Gómez / Almería

07 de diciembre 2008 - 01:00

La batalla por la supervivencia, por no desaparecer del mapa de la provincia, se ha endurecido en los últimos años en una quincena de municipios del interior y más aún en los fríos meses de invierno. Los pueblos más pequeños, los que no llegan ni a los 300 habitantes, contabilizan al año más muertes que nacimientos y se las ingenian para conseguir financiación con las que revitalizar su economía e incentivar la natalidad con la más que laboriosa tarea de sobrevivir al paso del tiempo frenando el goteo incesante de sus jóvenes a los grandes núcleos del litoral.

Pueblos de la provincia como Alcudia de Monteagud, Alicún, Almócita, Alsodux, Bayárcal, Bayarque, Beires, Benitagla, Castro de Filabres, Benizalón, Bentarique, Cóbdar, Laroya, Olula de Castro, Santa Cruz de Marchena, Suflí y Turrillas, que en la revisión del último padrón no alcanzan los 300 habitantes, reciben con los brazos abiertos a los jubilados que en su día emigraron en busca de trabajo, a los inmigrantes que pretenden afincarse en nuestra tierra y a los domingueros por el notable beneficio económico que les reportan cuando los visitan en fines de semana.

Los alcaldes, de distinto signo político pero con unos intereses comunes, ya son conscientes del envejecimiento de sus vecinos y miran esperanzados desde hace años al turismo rural como una de las salidas al despoblamiento real de sus términos. Los bares, restaurantes, hoteles, refugios y casas rurales son en principio los proyectos iniciados en la mayoría de estos municipios en peligro de extinción porque atraen a turistas y, además, crean trabajo. Pero no se están descuidando tampoco otros yacimientos de empleo más recientes como las residencias de mayores dada la avanzada edad de sus vecinos. Desde Diputación se están impartiendo cursos de formación para jóvenes, algunos orientados a la especialización en turismo rural.

Y eso que en la mayoría de los pueblos ya están cubiertos todos los servicios básicos -en Alsodux se puede navegar por Internet a través de la banda ancha- pero no hay ni población porque se fuga a la ciudad. Y es que por no haber no hay ni paro. El trabajo es una de las principales preocupaciones de los alcaldes consultados por este periódico porque entienden que es la única forma de que no se marchen sus jóvenes. Los alcaldes inciden en que la administración tiene que introducir medidas de apoyo al medio rural y posibilitar el asentamiento en los pueblos a las personas que quieran desarrollar sus proyectos de vida tanto personales como laborales. Y es que los que decidan mudarse al interior tendrán la posibilidad de vivir en un entorno saludable y precioso, alejados del estrés de los grandes municipios.

El testimonio del alcalde de Beires, Antonio Yebra, es más que revelador: "No tenemos jóvenes, se han ido a trabajar a la capital porque aquí no hay empleo, sólo queda la agricultura que sacamos adelante los viejos. Ellos no están y los vecinos se van muriendo. Las cosas no pintan bien en algunos años". En invierno la situación se agrava. "Nos quedamos solos". El Ayuntamiento abrirá una piscina y una residencia de ancianos para revitalizar la economía local. El censo es de unos 130 vecinos y en verano se dispara a los 600.

El municipio más pequeño de la provincia es Benitagla. Su primer edil, Juan Padilla, también ve el futuro muy negro. A su juicio, los pueblos con menos población son los más abandonados y apenas tienen margen de maniobra. Su padrón es de 100 vecinos, pero en invierno no llegan ni a la mitad. "Cuando llega el frío y la nieve, los vecinos se van a Almería con sus familiares y no vuelven hasta bien entrado marzo o ya en abril". El Ayuntamiento trabaja por ofrecer puestos de trabajo y alternativas de ocio a los pocos jóvenes que no se han marchado. Abrirán unas pistas polideportivas en breve y una piscina municipal, aunque a su juicio "nunca es suficiente". Padilla asegura que "hacemos lo que podemos, pero tenemos muy pocos recursos".

Para el alcalde de Almócita, Francisco García, el turismo rural es un factor clave en el desarrollo de los pueblos del interior. Según explica, abrieron un restaurante municipal, tres casas rurales y ahora el reto es un camping para los meses de verano con ayuda de la administración autonómica. "Se trata de una de las zonas más deprimidas de la provincia y no es fácil que llegue gente joven". Este municipio ronda los 200 vecinos.

Alsodux, situada a sólo unos 21 kilómetros de la capital y con 200 habitantes, ha vivido siempre de los cultivos herbáceos y naranjo. "Los jóvenes se van porque ya no quieren trabajar en el campo. Hay paro en la provincia y aquí falta mano de obra para la aceituna y la naranja", argumenta su alcalde, Amador Sáez. Se ha planteado la construcción de un polígono con industrias familiares para crear un empleo más atractivo para las futuras generaciones y lamenta que se está perdiendo la riqueza de los pueblos del interior.

Amador Sáez asegura que "de lunes a viernes somos un pueblo fantasma, sobre todo ahora en los meses del invierno porque los mayores se van con los hijos y aquí nos quedamos cuatro gatos". En Alicún se mima la formación de jóvenes con talleres de empleo, el último, por ejemplo, en asistencia geriátrica de cara a la residencia de mayores que se construirá.

La alcaldesa de Laroya, Loli Moreno, es la más optimista de los alcaldes consultados. Asegura que las últimas generaciones de jóvenes no se están marchando del pueblo y han optado por abrir sus propios negocios como un mesón, carnicería o panadería. Quieren poner en marcha VPO para facilitar el acceso a una casa a familias con menos recursos y explica que con el tirón del paro en los pueblos hay oportunidades de trabajo. Hay tres empresas con una quincena de casas rurales, una de la alcaldesa, y funcionan bastante bien. "Nos apoyamos en Olula del Río y Macael y estamos recuperando un pueblo cuando ya lo daban por perdido".

A lo largo del siglo XX España perdió un total de 1.159 pueblos, según un estudio de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas. Y es que el 40% de los españoles vive en el 1% del territorio nacional. Es más, según datos del Instituto Nacional de Estadística hay más de 7.500 pueblos deshabitados o con menos de cuatro habitantes en España. Almería y Jaén tienen la mayoría de los pueblos con menor población y más abandono.

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