Para las personas mayores de 65 años contar con compañía en una casa en la que muchas veces se sienten solos. Para los universitarios, un lugar donde se respira tranquilidad, muy necesaria para rendir académicamente. Estas son las principales ventajas que las personas de la tercera edad y los estudiantes encuentran para participar en el Programa Alojamiento con Mayores.
Juan Martín Soriano, estudiante de primero de Psicología, es uno de los alumnos de la Universidad de Almería que participa en este programa, promovido conjuntamente entre la UAL y la delegación provincial de la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social.
"Por mi edad, tengo 34 años, no quería compartir piso con gente joven y además por motivos económicos necesitaba un alojamiento barato. Buscando en internet encontré esta opción que me pareció interesante", cuenta este joven de Murcia.
"Está siendo una experiencia muy enriquecedora", concreta Juan, que desde el pasado mes de octubre comparte piso con Manuel, un hombre de 85 años, que en la edición de 2010-11 se inscribió en este programa animado por uno de sus sobrinos.
Rocío López Requena, que cursa 4º de Psicología, también convive este año con Julia, una mujer de 92 años que lleva dos años inscrita en esta iniciativa, con la que la Universidad de Almería "trata de promover la solidaridad, cooperación y apoyo mutuo, entre jóvenes estudiantes universitarios y personas mayores, a través de la convivencia diaria y del intercambio de experiencias", según explica la trabajadora social y encargada de la gestión de este programa por parte de la UAL, Antonia Díaz.
Para Rocío: "La experiencia está siendo muy positiva porque el entorno, muy tranquilo, me está permitiendo centrarme mucho a la hora de estudiar mejorando mi rendimiento académico".
Este programa de alojamiento tiene unos objetivos claros que en el caso de los mayores consisten en "hacerles sentirse como ciudadanos útiles, capaces de prestar un servicio y una ayuda a otro colectivo, al que pueden aportar serenidad y experiencia", explica Díaz. Añade que, además, "les proporciona una ayuda en la ejecución de sus necesidades mínimas, sobre todo en el terreno de la compañía".
Y es que los alumnos no han de abonar cantidad alguna a los mayores, a menos que acuerden algún extra, comprometiéndose a hacerles compañía y colaborar en las tareas domésticas. La Universidad aporta a los mayores una ayuda económica para cubrir el incremento del gasto que se pueda originar en el consumo eléctrico, agua corriente, gas. La alimentación, productos de higiene personal y aseo, lavado de ropa y otros, corren por cuenta del alumno.
Con los estudiantes los objetivos que se persiguen son fomentar actitudes de solidaridad y ayuda mutua, así como "buscar medios de colaboración de los alumnos con los colectivos más necesitados de nuestra sociedad, propiciando no sólo un acercamiento generacional, sino fundamentalmente cultural y social".
Tanto Juan como Rocío repetirían en años próximos la opción de convivir con un mayor porque son muchas las ventajas que les está aportando esta experiencia junto a los que ya ven con "sus abuelitos", pues el trato día a día es más cercano y familiar.
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