El 'generoso' contrato para la explotación de la Intermodal

El Ayuntamiento de Almería tiene cogido el toro por los cuernos en virtud a un más que generoso contrato que se cerró con Renfe, antes incluso de la creación de Adif, hace casi dos décadas a la hora de definir la futura actividad así como todas las obligaciones de conservación de la vieja estación de ferrocarril. Logró en tiempos de Juan Megino como alcalde que la operadora estatal de trenes le cediera el terreno necesario para la nueva instalación en la que se integrarían los dos modos más tradicionales de transporte y, además, asumiera la inversión de más de 600 millones de pesetas antes de sacar a concurso la explotación de la que fuera la primera estación intermodal de Andalucía. La oposición del sector empresarial de los autobuses a que fuera entregada a Renfe la gestión de la nueva terminal, tras el cierre de la estación que había en la Plaza Barcelona, propició la convocatoria de un concurso del que, como no podía ser de otra forma, la entidad pública resultó adjudicataria poco antes de que iniciara actividad en julio del año 2000. A partir de ahí, el organismo dependiente del Ministerio de Fomento ha venido desarrollando en los últimos 16 años el control de la intermodal, como responsable de los 13.600 metros cuadrados de los que 4.600 corresponden a la superficie edificada, si bien ya mira de reojo al Ayuntamiento de cara al fin de la concesión que se concluye en dos años. Pretenden seguir allí, una vez descartado el regreso a la vieja estación de tren, pero será el consistorio el que tenga la última palabra. De ahí que en las negociaciones en curso para determinar el uso de la joya arquitectónica de finales del siglo XIX se haya previsto establecer un nuevo contrato que vincule la prórroga para seguir instalados en la Intermodal al mantenimiento y una futura concesión, ya sea como mercado gastronómico o de cualquier otra iniciativa, a sellar en el seno de la sociedad Almería Alta Velocidad.