Giro radical en el 'caso Dryden': una autopsia apunta a una paliza mortal y desmonta la tesis de la sobredosis en Mojácar
Un informe forense concluye que Brett Dryden falleció por asfixia tras quedar inconsciente por los golpes. Llegó a Reino Unido sin hígado o corazón
Brett Dryden: de muerte accidental a expirar durante un robo sin autores en Mojácar
La muerte de Brett Robert James Dryden, el ciudadano británico de 35 años cuyo cuerpo apareció sin vida el 21 de julio del año pasado en su vivienda de Mojácar, no fue un accidente provocado por el consumo de drogas. Esa es la contundente conclusión a la que ha llegado el Dr. P.N. Cooper, patólogo forense del Ministerio del Interior del Reino Unido, tras realizar una segunda autopsia al cadáver repatriado. Su informe, al que ha tenido acceso Diario de Almería, da un vuelco total a la investigación y ofrece el respaldo científico necesario para reabrir un caso que el Juzgado de Instrucción 4 de Vera había sobreseído provisionalmente.
Hasta ahora, la "verdad oficial" en España sostenía que Dryden falleció debido a una "hemorragia alveolar difusa" desencadenada por una "reacción adversa al abuso de drogas", específicamente cocaína y cannabis. Sin embargo, el dictamen británico no solo pone en duda esta teoría, sino que la rechaza de plano, apuntando a un escenario mucho más oscuro: un homicidio violento encubierto bajo una supuesta sobredosis.
"No me convence en absoluto"
El Dr. Cooper, consultor honorario de la Royal Victoria Infirmary de Newcastle, es tajante en sus conclusiones. "No estoy en lo más mínimo persuadido por la causa de muerte que ofrece el patólogo en España", escribe en su informe. Según su análisis, los cambios observados en los pulmones son inespecíficos y "no sugieren de ninguna manera una reacción adversa a una droga".
El examen toxicológico realizado en el Reino Unido refuerza esta postura. Los análisis no encontraron rastro de cocaína activa en el cuerpo de Dryden, sino únicamente Benzoilecgonina, un metabolito inactivo de la misma, y restos de cannabis. Para el forense inglés, estas sustancias son "relativamente inofensivas" y "no explican la muerte". Descartada la vía toxicológica y la enfermedad natural, el informe se centra en las marcas de violencia que presentaba el cuerpo.
La mecánica de la muerte: inconsciencia y asfixia
Frente a la hipótesis de la droga, el Dr. Cooper propone una "explicación traumática totalmente plausible": traumatismo craneal contuso. El examen externo en Newcastle reveló lesiones que sugieren una agresión física: hematomas residuales en la frente, abrasiones oscuras alrededor de los codos y las rodillas, y contusiones en el torso y las piernas .
El patólogo británico describe estas heridas como "consistentes con haber sido agredido" y detalla que, aunque no hay signos del uso de armas, los golpes pudieron ser propinados mediante "puñetazos, patadas o pisotones".
La reconstrucción forense de los últimos minutos de vida de Brett es escalofriante. Según Cooper, los impactos contundentes en la cabeza fueron lo suficientemente graves como para dejar a la víctima inconsciente. El informe de la autopsia española original señalaba la presencia de "abundante contenido hemático" en la tráquea y los bronquios. El Dr. Cooper une estos puntos: al quedar inconsciente boca arriba tras la paliza, la sangre de las lesiones faciales se filtró hacia la garganta, llenando sus vías respiratorias. Incapaz de toser o despejar la vía aérea por la inconsciencia, Brett murió porque su cerebro se vio privado de oxígeno.
El misterio de los órganos ausentes
La segunda autopsia se enfrentó a un obstáculo notable: el cuerpo de Brett Dryden llegó al Reino Unido incompleto. El informe detalla que "el corazón y el riñón derecho estaban ausentes". Esta circunstancia, que el forense califica de "desventaja", se debe a los protocolos de la primera autopsia realizada en España, donde se retuvieron dichos órganos para su estudio y no fueron devueltos al cadáver antes de la repatriación.
A pesar de no poder examinar el corazón —lo que le impidió descartar cardiopatías in situ—, Cooper se apoya en la ausencia de otras patologías naturales y en la claridad de las lesiones traumáticas para sostener su conclusión de muerte violenta.
Un robo de 15 minutos
Este dictamen médico encaja como un guante con la investigación que llevó a cabo el Equipo de Homicidios de la Guardia Civil. Las pesquisas policiales ya habían desvelado que la muerte de Dryden no fue un hecho aislado, sino que ocurrió en el contexto de un robo. Las cámaras de seguridad de una vivienda vecina captaron a dos individuos encapuchados accediendo a la casa de la víctima a las 14:15 horas del 21 de julio. Apenas un minuto después, a las 14:16, los mismos sujetos huían a la carrera portando una bolsa y el teléfono móvil de Brett.
Minutos antes de esa entrada, a las 14:00, Brett había hablado por teléfono con un amigo, colgando abruptamente con la frase "ya han llegado". La geolocalización del iPhone robado y los repetidores telefónicos situaron a los sospechosos en la escena, pero la imposibilidad de poner nombre y apellidos a los usuarios reales de los teléfonos llevó al juzgado a archivar la causa provisionalmente por falta de autor conocido.
Ahora, la familia de Dryden, representada por su madre Sandra, cuenta con una prueba pericial de peso para recurrir el archivo. No se trata solo de encontrar a unos ladrones, sino a los posibles autores de un homicidio. Si la justicia española admite este nuevo informe, la muerte de Brett dejará de ser, a ojos de la ley, un accidente desafortunado por consumo de sustancias para convertirse en la escena de un crimen violento donde la víctima fue golpeada y abandonada a su suerte mientras se asfixiaba.
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