La gratitud de un pueblo a su humanitario benefactor
Ni fue santo ni era negro, pero sí auxilió a las damnificados por las inundaciones de Santa Teresa
'Héroe de la Caridad. Cuevas, Huércal-Overa, Lorca'. Esta leyenda se lee en la cara delantera del pedestal de mármol blanco de Macael sobre el que asienta la estatua de bronce fundido de José María Muñoz y Bajo de Mengíbar, ubicada en la Plaza del Ayuntamiento. En la parte posterior se dice: 'Haciéndose digno de universal gratitud. Madrid, Plasencia Cabezuela'. En el lateral derecho puede leerse 'Socorrió con cien mil duros a los inundados de 1879. Murcia, Orihuela, Alicante'. Y, por último, en el izquierdo, figura 'Y se le dedica este recuerdo costeado por suscrición. Málaga, Sevilla, Granada'.
El monumento es la manifestación del agradecimiento de un pueblo a un humanitario bienhechor que, tras la tremenda inundación del 1879 que anegó las tierras de Alicante, Murcia y Almería, socorre con cuantiosos donativos a los habitantes de las ciudades y pueblos afectados. Según Enrique Fernández Bolea, Francisco Viúdez Asensio y José Manuel Alarcón Soler, "fueron casi dos millones de reales de la época los que repartió el filántropo entre los damnificados, de los que correspondieron a Cuevas unos 100.000, además de los muchos que entregó personalmente a los afectados durante su visita a esta ciudad en abril de 1880. Precisamente durante esta estancia, el pleno municipal, reunido el 14 de aquel mes y año, decide nombrarle hijo adoptivo". Añaden los citados autores que "sería necesario aclarar que la estatua de El Santo Negro fue el resultado final de una iniciativa de la sevillana Asociación de Caridad, que quiso premiar el bienhechor Muñoz abriendo una suscripción popular, con el objeto de levantar un monumento en su honor. Finalmente, con la recaudación conseguida fue suficiente para fundir en los talleres santanderinos de Francisco Roviralta no una, sino cuatro estatuas de bronce, sobre modelo del escultor Federico de la Vega. De elegir las localidades se encargó el mismo benefactor, que acordó se colocaran en Alicante, Orihuela, Murcia y Cuevas. La nuestra, en concreto, se inauguró solemnemente el 12 de noviembre de 1888". Cuando por motivos de salud, José María Muñoz, nacido en la cacereña localidad de Cabezuela el 28 de abril de 1814, fija su residencia en Alicante, realiza cuantiosos donativos a instituciones benéficas de esta ciudad.
Mucho se ha escrito acerca de la figura de José María Muñoz y Bajo de Mengíbar, especialmente acerca de su 'santidad' y de la vanidad que le llevó a sembrar a las poblaciones que socorría con sus estatuas en bronce. Antonio Luis Galiano Pérez, cronista oficial de Orihuela, se pregunta el origen del apelativo 'Santo Negro' y él mismo se responde con la información de su buen amigo Juan Alonso Resaltel: "entre las poblaciones que conservan su efigie se encuentra Cuevas de Almanzora, cuya Plaza de la Constitución (anteriormente del Mercado) está presidida por la estatua del citado Muñoz, la cual por razones de mantenimiento y protección contra la oxidación, en los años diez del siglo XX fue pintada de color negro, reconociéndolo desde entonces con dicho nombre. Copias idénticas se conservan en Murcia, en San Vicente de Raspeig y en nuestra ciudad. El escultor de la misma fue Federico de la Vega y fueron fundidas en bronce en los talleres de F. Roviralta de Santander. Al pie de la misma, además del nombre del filántropo extremeño, se lee: «Socorrió con cien mil duros a los inundados de 1879. Haciéndose digno de universal gratitud, se le dedica este recuerdo».
De esta estatua se fabricaron, que sepamos, cuatro ejemplares para las poblaciones referidas de Murcia, Orihuela, Cuevas de Almanzora y Alicante, y la suerte de ellas ha sido desigual. Así, en Murcia, el 13 de diciembre de 1888 se emplazó en la Plaza de Camachos (había llegado a dicha capital el 9 de julio de ese año), y posteriormente, al ser reformada dicha plaza, fue trasladada al final del Paseo del Malecón. El de Cuevas de Almanzora, permanece en la misma ubicación desde el 12 de noviembre de 1888, pero sufrió, como hemos dicho, la pintura de color negro.
Pero, al margen de las estatuas, ¿quién era José María Muñoz y Bajo de Mengíbar? De lo que estamos seguros, explica Antonio Luis Galiano Pérez, es que no fue un 'Santo negro', aunque así aparezca en Cuevas de Almanzora y de que tampoco fue un indiano, como algún político dijo en la inauguración de las obras de la Plaza de Monserrate, el 1 de diciembre de 2007.
Del mismo modo y acerca del personaje, el cuevano Carlos Herrera deja escrita una historia de cuando chiquillo "siempre me intrigó la historia de aquel héroe benefactor que gozaba de estatua en la plaza central del pueblo, la del Ayuntamiento, con el conjunto de exclamaciones más laudatorias jamás conocidas en su peana, y con una pátina oscura que, más que producto del óxido, era consecuencia del barniz negro que se le dio a principios del siglo XX para protegerlo de las inclemencias. Todo en honor de un hombre a quien habían olvidado titular con su nombre en primer relieve y que no era otro que José María Muñoz y Bajo de Mengíbar, cacereño de origen, acaudalado y filántropo, que, tras unas severas inundaciones al final del XIX, costeó y encauzó las ayudas mediante las cuales salieron adelante no pocos municipios de Murcia, Alicante y Almería, como el Cuevas del Almanzora al que me refiero. No ha muchos años, el alcalde Jesús Caicedo encargó un aclarado y puesta a punto de la estatua de don José María, el cual dejó de ser oscuro, y se mostró como el blanco de siempre, aunque para los restos quede ya -para todas las generaciones futuras- como tal, como «El Santo Negro».
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