¡Cómo nos gustan los paracaidistas!

Almería

Rafael Martínez Contreras, nacido en Serón, fue doce años seguidos campeón nacional de este deporte de riesgo

Paracaidista en plena caída libre
Paracaidista en plena caída libre / Istockphoto
José Manuel Bretones

Almería, 18 de junio 2023 - 08:00

El paracaidismo es una actividad que tiene poco predicamento en Almería. A pesar de ello, encanta a nuestros paisanos. Al paracaidismo deportivo me refiero. Porque el otro, el político, lo venimos padeciendo desde hace siglos. Lo toleramos, lo permitimos y lo aceptamos. Cualquiera diría que somos masoquistas y también nos flipa.

Se trata, en toda regla, lo que practican los “cuneros”: presentarse a las elecciones por Almería sin ser almeriense. Un mandamás de Madrid decide que un señor o señora que no sabría señalar en el mapa los términos de Adra, Vícar o Huércal-Overa debe venir a pedirnos el voto. Sin conocernos; sin tan siquiera saber que cuando llueve comemos migas. Es decir, de “almeriensismo”, cero patatero.

El paracaidista político siempre aterriza aquí por estas fechas electorales; florece con la convocatoria a las urnas. La historia parlamentaria local está plagada de los que, curiosamente, recibieron el apoyo del pueblo. Otros se estrellaron contra el suelo de la realidad porque su desconocimiento les impidió representar con dignidad a la provincia. O, simplemente, no fueron elegidos.

Me recuerda mi amiga Mercedes González una anécdota de cuneros publicada en la revista “Farua” número 14 y aportada por Valeriano Sánchez Ramos: cuando el militar nacido en Palma Valeriano Weyler Nicolau (1838-1930), que fue gobernador general de las Filipinas, llegó a Berja vestido de capitán general, cargado de medallas y buscando el voto le dijo a la gran señora Dª Soledad González Vázquez que las elecciones “estaban ganadas, que sólo con su presencia en Berja, era suficiente para convencer a los más escépticos”. Dª. Soledad aún albergaba dudas y le dijo: “Berja es muy bonita. Tiene un buen clima, aguas cristalinas, un cielo espléndido, un suelo feraz, pero… el “entresuelo” ... Así fue, Weyler no salió. El voto entonces se puso por las nubes: ¡a un duro!”.

En el XIX y principios del XX tomaron tierra, entre otros, José Martínez Ruiz, “Azorín”; el poeta extremeño José de Espronceda y Delgado (1808-1842); el alicantino Carlos Navarro Rodrigo (el de la calle de la Diputación); el obispo de Orihuela, y cordobés de nacimiento, Pedro María Cubero y López de Padilla; el militar vasco Procopio Pignatelli de Aragón y Padilla (1868-1937); José de Igual Martínez; el abogado de Oviedo Augusto Barcia y Trelles (1881-1961); el militar de Alicante Julio Amado y Reygondaud de Villebardet (1873-1936) o el sevillano José de Cárdenas Uriarte (1846-1907) que impulsó la llegada del ferrocarril y llegó a ministro de Comercio.

Desde 1977, Almería ha seguido recibiendo paracaidistas. De la derecha, centro, izquierda y extremos. Algunos cosecharon estrepitosos fracasos como Ignacio Bayón Mariné, con UCD en 1982, David Bravo Bueno o el general gallego José Julio Rodríguez Fernández, ambos de Podemos. En cambio, otros se mimetizaron y ejercieron de almerienses a pesar de nacer más allá de Fiñana: Cristina Narbona Ruiz, Javier Arenas Bocanegra, Rocío de Meer Méndez, Miguel Manaute Humanes (1944-2010), Juan de Dios Ramírez Heredia, Carlos Florido, Rafael Hernando Fraile, María Elsie Rosales Díaz, José Manuel Villegas Pérez, Tomás Azorín Muñoz… La lista de paracaidistas llenaría varios aviones.

Almería también destaca por ser destino preferente, desde el siglo XIX, de innumerables “paracaidistas políticos”; los llamados “cuneros”

El mono Amedio

Ya lo dijo el Conde de Romanones en 1914: “Almería es la provincia más cunera de España, vertebrada por dóciles distritos”. Salvando las grandes distancias de clase y de gestión, quien era coordinadora provincial de Izquierda Unida, Rosalía Martín, dijo hace unos años sobre los cuneros que Podemos podía poner de candidato por Almería “al mono Amedio”, que fracasaría. No le faltó razón.

Si hay que ser valiente para asumir el feo papel de paracaidista político, más aún hay que serlo para lanzarte desde un avión, a cientos de metros de altura, y aterrizar en el punto designado. Es lo que hacen, con maestría y precisión, los paracaidistas profesionales o deportivos causando admiración y envidia.

En 1961, los almerienses se quedaron con las mieles en la boca de disfrutar de una exhibición durante la feria de agosto. El Ayuntamiento cerró con la escuela de Alcantarilla, del Ejército de Tierra, que el día 25 hubiese patrullas acrobáticas, saltos automáticos y libres a 400 metros de altura. En la demostración, entre La Térmica de El Zapillo y el Río, podían participar los aficionados que tuviesen la titulación acreditativa. El entusiasmo de los ciudadanos por verlos fue tal que el Consistorio ideó para la prevista muchedumbre una línea especial de autobuses a dos pesetas el billete. Pero el fuerte viento de levante suspendió la exhibición.

Más suerte tuvieron los reclutas del antiguo “CIR 6” de Viator. En mayo de 1969, seis caballeros legionarios paracaidistas de la guarnición de Alcalá de Henares efectuaron una demostración ante los recién llegados, más que nada como actividad de captación para que se incorporaran a su unidad.

El gran paracaidista de Serón

Y como en todas las actividades peligrosas, casi siempre destaca un almeriense por su valor y audacia. El paracaidismo no podía ser menos. En marzo de 1972, Rafael Martínez Contreras, natural de Serón y con 37 años, se proclamó campeón de España en la modalidad de acrobático. Desde ese momento, ganó durante doce años consecutivos. Era sargento primero y tras recibir los trofeos pertinentes de sus mandos le definieron como “uno de los mejores del mundo por su valentía, arrojo y pericia”. Indicar que venía de una lesión que se produjo el 19 de marzo de 1970 al caer mal en un salto y por la que necesitó 198 días de curación. De hecho, una vez recuperado ganó las tres modalidades del campeonato español y participó en el mundial celebrado en Portugal. Meses después fue designado seleccionador nacional del deporte.

Rafael Martínez Contreras llevó la afición a la comarca del Almanzora y en la feria de Tíjola de 1975, en honor de la Virgen del Socorro, protagonizó ante 10.000 paisanos comarcales un espectacular salto, a pesar del fuerte viento que reinó ese 14 de septiembre. En 1980 fue en Serón donde Rafael Martínez Contreras culminó otra maravillosa exhibición ante 4.000 vecinos. Él se lanzó desde un “Aviocar” desde 2.000 metros con una bandera de España adosada a una pierna y con botes de humo.

La capital, desde 1991 y siguientes, fue escenario de otras demostraciones en las que participaron el propio Martínez Contreras junto a otros cuatro expertos. Fue en la Playa de El Zapillo y en ese momento el seronero ya era presidente de la Federación de Deportes Aéreos de Murcia. En 1994, en uno de sus saltos, desplegó una gran bandera de Almería ante miles de ciudadanos que mirando para arriba boquiabiertos aplaudieron su arriesgada gesta. Sin duda, ser paracaidista –deportivo o político- supone un gran reto. Puedes estrellarte.

stats