Corren en los últimos días demasiadas noticias con respecto al Hantavirus, una enfermedad que en realidad sí es más mortífera que el coronavirus pero que, muy lejos de lo que se escribe, no porta ningún riesgo de convertirse en una nueva pandemia a pesar de que numerosas publicaciones aseguran que ya preocupa a China debido a un nuevo brote.

Pero muy lejos de eso, esta es un virus que se descubrió en 1993 (aunque se investigaba desde décadas atrás) y que tiene una difícil transmisión, pues se contagia a través de los excrementos de las ratas y los ciervos.

Los Hantavirus del Viejo Mundo son predominantes en Asia (sobre todo en China y Corea) y Europa (Alemania, Francia, Bélgica, Holanda y Rusia); incluyen las especies Hantaan, Puumala, Seoul, Prospect Hill y Dobrava. Estos producen un cuadro conocido como fiebre hemorrágica con síndrome renal (FHSR) y son responsables de 100 000 casos anuales, presentando una mortalidad que oscila entre el 1 y 15%.

Los Hantavirus del Nuevo Mundo predominan en toda América. Se identifican como productores de enfermedad febril asociada con insuficiencia respiratoria aguda, shock y una mortalidad del 60 a 80%; esta forma clínica se conoce como síndrome pulmonar por Hantavirus (SPHV).