La hermandad del Rocío inicia el camino hacia la aldea de Almonte

Tras la misa de peregrinos en San Pedro, la carreta con el Simpecado pasó por Santiago, Santuario de la Patrona, Catedral y conventos de Las Puras y las Claras

Los rocieros contemplan a Pedro Martínez, alcalde de carretas, mientras coloca el Simpecado.
José Manuel Quesada / Almería

16 de mayo 2010 - 01:00

El centro de la ciudad se convirtió en la mañana de ayer en un hervidero de devoción y fiesta religiosa al coincidir en la calle la procesión de San Indalecio, Patrón de Almería, y la salida de la carreta de la hermandad del Rocío para iniciar el camino que la llevará hasta la aldea onubense de Almonte. Cientos de rocieros acudieron temprano a su sede canónica de la iglesia parroquial de San Pedro para participar en la Eucaristía que fue presidida por el párroco y consiliario, Esteban Belmonte. En su homilía destacó "la importancia de la contemplación de la Virgen en el camino y caminar como lo hizo Ella en Belén para mostrar a Jesús a quienes supieron escuchar la voz del ángel".

El consiliario recordó que cada día del camino hay tres momentos muy importantes como son "el encuentro con Cristo cada mañana en la Eucaristía, el recuerdo a su Madre en el Ángelus a media mañana, y el rezo del Santo Rosario a las doce de la noche".

Durante la ceremonia religiosa se realizó la bendición de un capote de paseo con la imagen de la Virgen del Rocío bordado sobre el mismo, que ha sido donado por Carlos Ojeda Garrido, un joven novillero almeriense que aspira a ser una gran figura del toreo.

Junto al hermano mayor, Miguel Tijeras, asistieron el alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, concejales del equipo de Gobierno; Raquel Criado, hermana mayor electa; José Antonio Sánchez, presidente de la Agrupación de Cofradías, y varios hermanos mayores que, como las autoridades, se marcharon al final para participar en la procesión de San Indalecio. Pedro Martínez Muñoz cumple con éste trece años como alcalde de carretas. Son muchas experiencias vividas con esta responsabilidad junto a Josefina Plaza, su mujer, que finalizarán cuando la expedición almeriense regrese a casa el próximo día 25. Ayer, como siempre, se ocupó de que todo estuviera perfecto en la carreta que albergó el Simpecado de la hermandad y que fue bellamente adornada con lílium.

La comitiva se dirigió desde la Plaza de San Pedro a Santiago para rendir tributo a la Virgen de la Soledad, continuando por el Paseo de Almería hasta el Santuario de la Virgen del Mar. Allí hubo ofrenda floral a la Patrona y canto de la salve rociera, algo más tarde del horario previsto por la celebración de comuniones; y de nuevo a seguir el camino por las calles de Almería a través de Real, Plaza Masnou, Bendicho y Catedral; despedida de San Indalecio en un acto que se celebraba por primera vez, a la que siguieron emotivos momentos ante los conventos de Las Puras y Las Claras. Al mediodía se llegó a la Plaza Vieja, que acogió la convivencia de los rocieros hasta su salida a las cinco de la tarde hacia Fiñana y La Peza, lugar de la primera acampada.

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