Una historia de guitarras perdidas con final muy feliz en A Coruña

El grupo roquetero Los Summers participó en un festival en Galicia. Nada más aterrizar se dieron cuenta de que su avión había perdido algunos instrumentos

El grupo roquetero Los Summers en Ferrol (A Coruña)
Berta F. Quintanilla / Almería

26 de julio 2009 - 01:00

Amanecer temprano es una de las cosas que peor llevan los chicos de Los Summers en los meses de verano. No en vano, siguen siendo la magia rebelde de la noche almeriense, llenado bares donde presentan sus temas y conquistando cada día del calendario con acordes de 'pop surf', como definen su personal estilo. El punto de salida fue Roquetas de Mar. Destino: el Norte de España. El festival de Ferrol, en A Coruña, una de las zonas más turísticas de la costa gallega.

Aníbal, Miguel Ángel y Francis salieron al encuentro de Juancho, que días antes había marchado a su punto de destino. Quería hacer algo más de turismo que el que le iba a dejar el festival.

En Granada tomaron el avión que debía llevarles a Galicia, y que antes les dejaría en Barajas, donde estaba programado el trasbordo. Hasta ahí todo bien. Desembarque. Falta algo. Guitarra y bajo. Quién sabe dónde. Nadie. Aníbal recuerda lo que pasó. Fue el viernes. El concierto, el sábado. Aún así, no dejaron de lado el marisco, un café, buena compañía y algunas copas para ir calentando motores. Entre medias, llamadas al aeropuerto para saber qué estaba pasando con los instrumentos. Denunciaron su falta. Es imprescindible para una banda disponer de su equipo de trabajo. "Fue curioso, porque conforme estábamos poniendo la denuncia, nos llamaron diciendo que las guitarras habían aparecido", asegura Aníbal. Aunque les emplazaron para el día siguiente por la mañana. La misma jornada del concierto. Tras cenar y celebrar que ya contaban con aquello que habían perdido, amaneció al día siguiente. Marcharon al aeropuerto a recoger la guitarra y lo que habían echado en falta. Por la noche, el festival.

"Estuvimos comiendo con los integrantes de los demás grupos, todo lo vimos lleno de gente, era impresionante la cantidad de aficionados a la música que estaban en este recinto", asegura Aníbal que recuerda una noche "mágica" junto a grupos de la talla de Airbag o Un pingüino en mi ascensor. "Por nuestra parte, lo que hicimos fue mitad y mitad, en cuanto al repertorio". Tocaron canciones de su único trabajo La chica de cada verano y algunos de los nuevos que en estos momentos están preparando. "Entre concierto y concierto aprovechamos para preparar canciones, lo que pasa es que ahora en verano actuamos más", resalta. Les toca el calor de la playa y las noches que se vuelven eternas para seguir regalando música a sus incondicionales.

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