Huelga de 'cacharricos' en plena Feria de Almería: por qué se ha producido y qué pasará estos días

Las luces de la Feria de Almería, habitualmente un faro de celebración, se apagaron por completo en un inesperado acto de protesta. Durante casi dos horas en la tarde del lunes de feria, los feriantes detuvieron sus atracciones, cansados de lo que consideran una nueva carga económica insostenible impuesta por el Ayuntamiento. El conflicto, centrado en el coste de los limitadores de sonido, ha revelado la delicada situación financiera de un sector que, tras años de dificultades, dice basta. Lo que fue un lunes de fiesta se convirtió en un lunes de silencio, un grito colectivo que resonó por todo el recinto ferial.

Una carga inesperada

El origen del enfrentamiento es la exigencia municipal de que cada atracción cuente con un limitador de sonido. Los feriantes aseguran que este requisito no estaba incluido en las condiciones iniciales de la concesión, y que su alquiler, con un coste que oscila entre los 400 y los 1.000 euros, representa un gasto adicional insostenible. “A mitad de un proceso de licitación, nos han querido aumentar un gasto”, afirman desde el sector, subrayando la falta de previsión y el impacto que esto tiene en sus ya ajustadas cuentas.

La versión de la Alcaldía y la vuelta a la normalidad

La alcaldesa de Almería, María del Mar Vázquez, ha preferido no catalogar la protesta como una huelga. En sus declaraciones, ha calificado lo sucedido como "una falta de información o de falta de entendimiento con un mínimo de feriantes". Según su versión, los feriantes "manifestaron su disconformidad parando las atracciones durante un momento".

A pesar del paro, la alcaldesa asegura que la comunicación fue fluida y que el problema se solucionó rápidamente. "Enseguida nos lo aclaramos, esta mañana hemos tenido una reunión. Hemos aclarado todos los términos que parece que ayer no llegaron a un entendimiento bueno y va a seguir con normalidad", declaró. Vázquez agradeció a los feriantes que "sí han tenido en cuenta" las "horas sin ruido" y han aceptado los límites de decibelios. A su vez, ha elogiado la unión del sector, que a pesar de la disconformidad de algunos, actuó como un colectivo para manifestar su protesta, permitiendo que la feria pudiese reanudar su actividad rápidamente.