La industria metalúrgica en la ciudad de Almería

Almería

Pese a no ser una ciudad industrial, Almería tuvo una importante manifestación del metal en minas y maquinaria

75 años de Formación Profesional en Almería

Obtención de pieza de fundición
Obtención de pieza de fundición / D.A.
Juan Uribe Salmerón

02 de noviembre 2025 - 07:32

La ciudad de Almeria que yo he conocido en mis 90 años de existencia no se ha distinguido nunca por ser una ciudad industrial, no así la provincia, donde la minería tuvo una importante manifestación y en la que tuvo que emplearse maquinaria y estructuras metálicas que hoy todavía se contemplan en los vestigios de algunas de las minas cerradas que hoy constituyen “Bienes Culturales de Carácter Histórico”.

Las minas de la Sierra de Gádor o las de Sierra Almagrera, llegaron a ocupar hasta 20.000 obreros en la extracción de galenas argentíferas, plomo, azufre y otros minerales. A mediados del siglo XX la competencia internacional motivó el cierre de los cotos mineros en Almería.

Otros minerales, otras piedras tomaron el testigo. En las canteras de Macael y Cantoria, el Grupo Cosentino, en unas instalaciones que ocupan más de 5.000 m², dio a Almería fama internacional como generadora de la mayor industria del mármol en el mundo con su famoso mármol blanco Macael y otros productos elaborados con los materiales de sus vetas. El yeso de Sorbas cuyas canteras son las mayores de Europa, actualmente exportándose a granel por los puertos de Almería y Carboneras, es también un mineral que genera una importante riqueza y mano de obra.

Galena argentífera
Galena argentífera / D.A.

La utilización de arenados en tierras salitrosas, la implantación del riego por goteo y el uso de invernaderos en los años 60 han supuesto para el sector agrícola la creación de la mayor riqueza de la provincia, considerada como “la huerta de Europa” exportando a diario sus productos agrícolas por medio de cientos de camiones frigoríficos.

El sistema de becas a partir de los años 50 y 60 permitió que muchos adolescentes de la provincia, procedentes del sector primario, después de hacer bachiller o formación profesional en los centros de la capital o provincia pudieron seguir estudiando en Granada y otras ciudades donde había universidades públicas. La Escuela de Ingeniería de Linares fue una de aquellas instituciones educativas que albergó y capacitó a muchos almerienses como peritos industriales o peritos de minas (Ingenieros Técnicos) La UAL no empezó su función hasta el año 1993.

Los jóvenes estudiantes de F. P. cuando terminaban su formación como oficiales o maestros industriales al incorporarse a la vida laboral en su especialidad, tenían que marcharse a los núcleos de producción instalados en el País Vasco, Cataluña, Valencia o Madrid principalmente. No obstante, Almería tuvo varias industrias metalúrgicas que pudieron absorber una mínima parte de aquella juvenil mano de obra. Las principales empresas del metal en la ciudad fueron las siguientes:

Oliveros

En 1880 se fundaron en Almería los talleres de Oliveros, sí aquellos talleres que, situados cerca de las Almadravillas, en la margen izquierda aguas abajo de la Rambla de Belén, haciendo esquina con la carretera de Ronda, todos los días nos despertaban y nos avisaban a la hora del almuerzo con el sonido penetrante de su sirena, que era oída desde toda la extensión edificada de aquella pequeña ciudad de Almería.

Dedicados a la construcción y reparación de vagones de ferrocarril, Francisco Oliveros S.A. conectaba con la Compañía de Ferrocarriles Andaluces mediante un tramo de vía que cruzando la carretera de Ronda llegaba a las vías de la explanada de la estación.

Talleres Oliveros
Talleres Oliveros / D.A.

Fue la primera industria de importancia en la capital almeriense. En sus 4.000 m² había una parte edificada donde se encontraban las máquinas herramientas para la confección de vagones. La fundición de hierro ocupaba una zona separada de la maquinaria por su especial manipulado, así como las máquinas de soldadura eléctrica, con objeto de evitar los accidentes oculares y dermatológicos que se producen por los rayos infrarrojos que se desprenden en el contacto del electrodo con el hierro.

D. Francisco Oliveros, creador de la empresa fue uno de los 120 almerienses asesinados vilmente por las hordas de la izquierda republicana en el campo de trabajo de Turón, Granada. Al terminar la guerra civil se hizo cargo de la empresa su hijo D. Antonio Oliveros. En su gestión la empresa creció de manera relevante, ampliándose la superficie ocupada hasta los 50.000 m². También el número de empleados llego a superar el número de 400 trabajadores.

En 1973 un voraz incendio terminó con la actividad de la empresa. El Ayuntamiento de Almería reconvirtió el suelo ocupado por los Talleres Oliveros en urbanizable, creando un barrio residencial al que denominó con el mismo nombre, Oliveros.

Piquer

D. José María Piquer, un hombre alto de 1'90 nacido en Villafranca del Penedés en 1926, donde el cultivo de la vid era la mayor industria del terreno también fue un emigrante, pero su viaje fue en el sentido inverso del que hacían los almerienses. Mientras los almerienses emigraban a América o a Cataluña buscando el trabajo que en Almeria no podían encontrar, Jose Maria Piquer se vino al Sur, de Cataluña a Andalucía, a Almería. Estudió Bachiller, pero la guerra, como a tantos de su generación, interrumpió sus estudios.

En los 50 años que convivió con los almerienses dejó una huella imborrable, su empatía y su humanidad le hicieron popular en todos los ambientes, incluso en el deportivo. Como un socio más del Almería Club de Futbol, se le podía ver en el campo cada vez que jugaba el Almería C.F.

Con su hermano Martín fundó PIQUERSA la empresa de maquinaria industrial más importante de Andalucía dentro del grupo de empresas de PIQUER HERMANOS S. A. Empezaron en el año 1955 con la utilización de tractores para abrir los surcos de las vides en Berja y siguieron trabajando con los tractores oruga en movimiento de tierras en explanaciones y carreteras por toda la península.

Dedicados a la fabricación de maquinaria patentaron y construyeron el Dámper, que vendían en todo el mundo, así como hormigoneras, barredoras, y camionetas industriales en una nave de 25.000 m² en la calle Granada. Contaban con una plantilla de unos 300 empleados. También la concesión de automóviles de varias marcas.

Dumper de Piquer
Dumper de Piquer / D.A.

Cabezuelo

Juan Cabezuelo Soriano nació en un pueblo agrícola de Ciudad Real en 1910. De niño su carácter inquieto e inquisidor le hacia desarmar y armar cualquier mecanismo que llegara a sus manos. Llegó a Almería con su hermano José que trabajaba en los talleres de Pedro Castillo situados en la Rambla de Maromeros, hoy Avenida del Mar, rambla llamada así porque a lo largo de la rambla se situaban las máquinas trenzadoras con las que los pescadores confeccionaban los cabos y maromas para los barcos. Su hermano consiguió que entrara de aprendiz en el taller donde él trabajaba y allí comienza a desarrollar sus habilidades como mecánico.

Acabada la Guerra Civil se instalan al final de la calle Padre Luque y junto a su hermano se dedican a la reparación de motores marinos. Los talleres se fueron ampliando llegando a tener un centenar de operarios convirtiéndose en fabricantes del motor marino "CABAL" diseñado y fabricado por Juan Cabezuelo.

Motor Marino CABAL TV36 de 360 CV
Motor Marino CABAL TV36 de 360 CV / D.A.

Durante más de 75 años se consagraron a la fabricación y reparación de maquinaria industrial y naval a distintas empresas y a partir de la década de los 80 y ya con su nueva denominación de Cabezuelo e Hijos la fábrica se desplaza a Huércal de Almería donde se especializan en la industria de transformación de plásticos y la fabricación de maquinaria para cementeras, celulosas y transformación de áridos.

Cuadrado

No hay referencias de esta empresa (Autógena Cuadrado) creada tras la guerra civil por D. Miguel Cuadrado García en la calle Padre Santaella, antigua calle de la Crónica. En el taller había un par de tornos, uno de ellos movido por un motor y una transmisión de correas planas, una taladradora vertical y una limadora. También había dos pulidoras y un baño de Níquel utilizado generalmente para restaurar piezas de todo tipo.

En el espacio cubierto parcialmente y sin pavimentar se encontraba el taller de soldadura, la fragua y la fundición de hierro en horno de cubilote. Los moldes para la obtención de piezas de hierro gris también se hacían en el espacio cubierto, no así la preparación de la chatarra y lingotes de “hierro colado” que había que partir en trozos más pequeños golpeando con un marro de 6 u 8 Kg.

El horno, un tubo de acero de 1.50 m de diámetro iba revestido interiormente con ladrillos refractarios y tierra roja refractaria. Se accedía a la boca del horno a unos 4 metros de altura desde una plataforma situada al efecto, se cargaba de maderas y carbón de koch y se prendía fuego. Una vez encendido se insuflaba aire por medio de un potente motor y se iban depositando alternativamente espuertas de carbón de koch y chatarra de hierro a la que se le agregaban porciones de Ferrosilicio o Ferromanganeso según se quisiera obtener un hierro más “agrio” o más “dulce”.

Horno de Cubilote
Horno de Cubilote / D.A.

El hierro al fundirse se deposita en el fondo del horno y a través de una piquera se vierte en crisoles que se vacían en las cajas que contienen los moldes hechos de tierra especial para fundición y pintados con plumbagina o grafito.

Posteriormente se trasladó como Fundición Cuadrado a la Avenida Monserrat, donde además de la fundición se trabajaba con máquinas herramientas y soldaduras autógena y eléctrica. La fundición estaba especializada en la fabricación de las máquinas de triturado de menas y bolas de hierro utilizadas en los molinos de las minas de Sierra Almagrera, para la obtención de plomo y plata.

M. Hernández

Manuel Hernández, antiguo empleado de los talleres de la Fundición Cuadrado creó en la carretera de Sierra Alhamilla unos importantes talleres de mecanizado. Manolo como le llamaban sus amigos era un magnífico tornero al que no se le resistía ningún tipo de máquinas herramientas, fresadoras, limadoras, mortajadoras, tornos, taladradoras, etc.

El Centro de Experiencias Michelín en Almería, tuvo un apoyo importante en la persona de Manuel Hernández, porque le resolvía todos los problemas de mecanizado de la fábrica. Ya jubilado en el año 2025, tuvo que cerrar su taller por no encontrar en Almería personal cualificado para utilizar dichas máquinas herramientas.

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