Almería

El insigne e inolvidable Cura Valera, frente a 'su' parroquia

  • Se ordenó sacerdote con 24 años El proceso de beatificación se inició el 15 de marzo de 1962 por el obispo de Almería, don Alfonso Ródenas

Corría el año de 1947 cuando el Pleno del Ayuntamiento huercalense propone y acuerda levantar un monumento al Cura Valera, encargo que recibe un año después el marmolista Antonio Bolinches. A mediados del año 1950, frente a la iglesia de la Asunción, se inaugura oficialmente la estatua 'levantada por suscripción popular bajo la iniciativa e íntima colaboración de la Falange y la Corporación municipal siendo jefe local del movimiento y alcalde presidente D. Rogelio Fajardo', tal y como reza la inscripción esculpida en el lateral derecho del pedestal sobre el que se asienta la estatua del Cura Valera.

Salvador Valera Parra, más conocido como el Cura Valera, nació en Huércal-Overa a principios del siglo XIX en el seno de una familia de modestos labradores. Descubierta desde niño su vocación religiosa es ordenado sacerdote en el año 1840 tras finalizar la carrera eclesiástica. El voto de obediencia le lleva de la capellanía huercalense a ejercer su labor en Alhama de Murcia. Pasados unos años en el municipio murciano regresa de nuevo a Huércal-Overa y nuevamente es trasladado, en esta ocasión a Cartagena. El Cura Valera declina el ofrecimiento del general Prim de trasladarse a Madrid y decide volver a Huércal-Overa, localidad que ya no abandonaría.

Las innumerables virtudes del Cura Valera: humildad, caridad, oración, entre otras, hicieron que el sacerdote Salvador Valera fuese un párroco querido y respetado. La entrega a sus convecinos y cuantos necesitaron de su caridad, le han hecho acreedor a un proceso de beatificación que "culminará", aseguran en la Asociación Pro-Beatificación, "con el reconocimiento de la Iglesia a este padre de enfermos, pobres, marginados y desventurados, ejemplo de sacerdocio que ejerció donde más se le necesitó". En este punto es preciso recurrir a la contribución efectuada con motivo de la celebración del 500 aniversario de la parroquia huercalense por los autores del libro 'Las Parroquias y el clero de Huércal-Overa y sus campos (1505-2005, Antonio Asensio Sánchez y José Luis García Hernández quienes, además, lo ofrecen como 'gesto de agradecimiento a todas esas familias y personas a las que tanto debe Huércal-Overa' .

El tema central de la obra de estos dos incansables investigadores de la historia huercalense, es el estudio y la biografía del clero que ejerció su ministerio en la parroquia de Huércal-Overa y en las iglesias de su campo, incluyendo en ellos a los sacerdotes y religiosos naturales de las mismas.

En el inicio de su libro los dos autores escriben: "diariamente contemplamos la iglesia de nuestro pueblo, sus imágenes y su rica ornamentación. Nosotros las admiramos, las sentimos como algo nuestro y, a veces, experimentamos un sentimiento profundo que no sabemos definir, pero que llena de gozo y de paz nuestro corazón. Están ahí como en un eterno presente y, sin embargo, son el ayer. Por eso no podemos olvidar que son la herencia de las generaciones pasadas, el legado que nos dejaron muchos hombres y mujeres que trabajan para la eternidad, la obra colmada de esfuerzo y sacrificio de nuestros antepasados, cuyos nombres y cuya vida casi siempre desconocemos". Este aserto puede ser aplicable a la estatua del Cura Valera, tan presente y tan desconocida.

La obra 'Las parroquias y el clero de Huércal-Overa y sus campos (1505-2005)', es para sus autores Antonio Asensio Sánchez y José Luis García Hernández "el intento de acercarnos a la historia de la parroquia de Huércal-Overa y a la vida de las personas que, de modo decisivo, intervinieron en ella. Si la historia de cualquier pueblo no puede entenderse sin el conocimiento de su historia religiosa, mucho menos se puede comprender la historia de Huércal-Overa si no tenemos en cuenta su profunda religiosidad y vida cristiana, manifestada en sus múltiples devociones, en sus hermandades y cofradías, en sus procesiones, en sus tradiciones religiosas, en las obras de asistencia social y beneficencia llevadas a cabo por la parroquia, y, de modo especial, en gran número de huercalenses que abrazaron el estado sacerdotal o religioso, dedicando lo mejor de sus vidas al fomento de la vida cristiana y a la promoción humana, cultural y social del pueblo". En su libro, ambos autores no dejan en el olvido a "otros beneméritos sacerdotes menos conocidos. Así, hacen una breve semblanza de de los curas párrocos de Nuestra Señora de la Asunción desde el siglo XVI y hasta el siglo XX, con capítulo aparte para los párrocos pertenecientes a la diócesis de Almería y otro para los nacidos en Huércal-Overa y sus campos.

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