Inspecciones, rescates, pateras y contrabando: patrullando el litoral en la 'Río Jiloca'
La patrullera del Servicio Marítimo de la Guardia Civil navega para controlar embarcaciones de recreo, motos acuáticas o detectar el 'petaqueo' frente a playas y puertos
Investigan a la dueña de una agencia tras 12 denuncias y 39.000 euros en viajes anulados
«¿Quieres una biodramina?». Con esa frase, medio en broma y medio en serio, recibe el sargento primero José a los periodistas que se embarcan en la patrullera Río Jiloca del Servicio Marítimo de la Guardia Civil. El mar está en calma, pero el oficio enseña que incluso las olas más suaves pueden traicionar al más experimentado de los estómagos. «La mente es buena simiente pero mala consejera», advierten los agentes. Hay que dejarla tranquila si no quieres marearte.
La Río Jiloca inicia su patrulla un miércoles de junio frente al litoral de la capital almeriense. Su primer objetivo está a la vista: un velero de bandera noruega fondeado en una zona donde no debería estar, frente a la playa de El Zapillo y dentro de las aguas acotadas del puerto de Almería. El patrón del barco iza una bandera blanca y roja en vertical, una señal que indica capacidad de maniobra restringida. Se le solicita la documentación. Es un procedimiento rutinario, pero importante: la correcta señalización evita colisiones en zonas de tráfico más denso.
A 80 por hora sobre el agua
Con la inspección finalizada, la patrullera retoma la marcha. Los tres motores fueraborda rugen al unísono y la embarcación se eleva casi por completo sobre el agua. Puede alcanzar hasta 50-55 nudos, unos 80 km/h, gracias a sus 3.600 caballos de potencia. Es la embarcación más rápida del Servicio Marítimo de la Guardia Civil en Almería.
La ruta sigue hasta Aguadulce, donde encuentran una embarcación recreativa fondeada sin permiso en las cercanías del puerto deportivo. La patrullera se detiene, se verifica la situación y se solicita la documentación. Todo está en orden, pero sus ocupantes explican que han tenido una avería en el motor, lo que justifica su permanencia en ese punto.
A escasa distancia, varias motos de agua salen de puerto. Los agentes van tras ellas. Hay que comprobar que los conductores cuentan con titulación, seguro, autorización si son menores de edad, y que no invaden zonas de baño.
Lo más frecuente: sin seguro, sin título y en zona de baño
Durante la campaña estival, la Guardia Civil y la Capitanía Marítima de Almería detectan cada año decenas de infracciones vinculadas al uso de embarcaciones de recreo y motos acuáticas. Las más comunes son:
- Navegación en zonas balizadas para el baño, sin utilizar los canales establecidos.
- Falta de seguro de responsabilidad civil.
- Ausencia de titulación náutica-deportiva por parte del patrón.
- Falta de registro y documentación obligatoria.
- Maniobras peligrosas o velocidad excesiva cerca de la costa o de bañistas.
Solo en 2023, la Guardia Civil realizó cerca de 200 inspecciones a embarcaciones recreativas, con un porcentaje de sanciones superior al 10 %. En el caso de las motos de agua, se llevaron a cabo casi un centenar de inspecciones, con un 25 % de propuestas de sanción, muchas de ellas por irregularidades relacionadas con la titulación o el seguro.
El viento de Poniente comienza a arreciar y la tripulación decide dirigirse hacia Roquetas de Mar, en una travesía más favorable con rumbo este y resguardo en la costa. El patrón corrige la ruta. Nueva parada. Nuevas motos acuáticas. Nueva inspección.
En la costa se asoma una silueta reconocible. Es el "Barco Pirata - Anne Bonny", una goleta construida en 1905, cuidadosamente renovada para ofrecer travesías turísticas. Su nombre hace referencia a una de las pocas mujeres pirata documentadas de la historia.
Policía integral del mar
«Somos una Policía integral en el mar», resume el sargento primero José. El Servicio Marítimo de la Guardia Civil en Almería cuenta actualmente con una patrullera de altura, dos medias y una embarcación ligera de casco de aluminio. Las tripulaciones varían: seis agentes en las de altura, cinco en las medias y dos en las pequeñas.
«Los temas que más se dan son el narcotráfico, la inmigración irregular, el petaqueo -contrabando de combustible-, y el control de pesca y embarcaciones de recreo», detalla. «Verificamos que se dispone de toda la documentación necesaria y que no se cometen infracciones».
Infracciones habituales
«Nos encontramos mucho la navegación dentro de zonas balizadas de baño, sin usar los canales que existen para ese fin», explica José. A ello se suman la falta de titulación o de seguro obligatorio. Las motos acuáticas son protagonistas frecuentes.
Normas para motos acuáticas: lo que no puedes hacer este verano
La normativa vigente (Real Decreto 259/2002) establece una serie de condiciones para el uso legal de motos acuáticas en aguas españolas. Estos son algunos de los requisitos fundamentales:
- Edad mínima: 18 años (o 16 con autorización escrita de padres o tutores).
- Titulación: es obligatorio contar con un título náutico-deportivo habilitante.
- Seguro: debe disponerse de un seguro de responsabilidad civil en vigor.
- Registro: todas las motos acuáticas deben estar registradas.
- Zonas de navegación:
- Prohibido navegar dentro de zonas balizadas para el baño.
- Permitido solo fuera de la banda de 200 metros desde la costa.
- Velocidad limitada a 3 nudos si se circula en zonas no balizadas cercanas al litoral.
- Las entradas y salidas deben realizarse por canales específicos señalizados.
Además, todos los ocupantes deben llevar chaleco salvavidas homologado y se recomienda el uso de traje isotérmico y no alejarse más de una milla de la costa.
Incumplir cualquiera de estas normas puede dar lugar a sanciones económicas, que en 2023 ascendieron a más de 150.000 euros solo en la provincia de Almería, con algunas multas que alcanzaron los 12.000 euros por infracciones graves.
La normativa (Real Decreto 259/2002) establece que las motos deben estar registradas, contar con seguro de responsabilidad civil, no ser usadas por menores de edad (excepto con autorización) y navegar fuera de zonas de baño. Se exige chaleco salvavidas y se recomienda no alejarse más de una milla de la costa.
Tecnología, velocidad y autonomía
La Río Jiloca es la embarcación más rápida del destacamento, pero también destaca por la autonomía que ofrece: «Podemos navegar cuatro o cinco veces más que ellos (los delincuentes). Suelen ir en embarcaciones muy rápidas, con cuatro o cinco motores de 300 caballos, pero con poca autonomía. Por cansancio o por sorpresa los pillamos».
En esa sorpresa tiene mucho que ver el SIVE (Sistema Integral de Vigilancia Exterior): «Nos apoyamos en esta tecnología para identificar movimientos sospechosos y actuar rápido». El SIVE, o Sistema Integrado de Vigilancia Exterior, es un sistema tecnológico utilizado por la Guardia Civil española para controlar las fronteras marítimas y detectar actividades ilegales como el narcotráfico y la inmigración irregular. Se trata de un sistema de vigilancia integral que cubre la costa española, incluyendo las Islas Canarias y las Baleares.
El auge del petaqueo
El sargento confirma que el contrabando de combustible está en auge. «Se han decomisado bidones y se han detenido personas. Es un delito de contrabando. Van en embarcaciones rápidas, ligeras, sin respetar ninguna norma. Alguien que está fuera de la ley, lógicamente, no tiene en cuenta la normativa que existe con respecto al tema de navegación o de seguridad marítima o de otras cuestiones».
Inmigración, salvamento y drama
El patrón reconoce que la inmigración ocupa una parte muy importante del trabajo: «Almería es una zona muy próxima a África. Negarlo sería absurdo. Y aunque haya muchas tareas, esta es una de las más exigentes y necesarias».
«Hay momentos que te marcan. Uno de los más bonitos fue salvar a un bebé de una patera. Era totalmente indefenso. Su madre estaba muy mal y no podía ocuparse de él. En esos casos, la vulnerabilidad te golpea». La otra cara es el horror: «Lo peor lo viví en aguas marroquíes, en Alhucemas. Recogimos cadáveres flotando con ayuda de Salvamento Marítimo, mientras las autoridades locales señalaban dónde estaban».
El rescate de un bebé y el naufragio de Alhucemas
Dos experiencias marcaron la trayectoria del sargento primero José, patrón de la patrullera Río Jiloca. Una le dejó una huella positiva; la otra, difícil de olvidar.
La más gratificante fue el rescate de un bebé en una patera. «Era totalmente indefenso. La madre estaba en muy mal estado y no podía hacerse cargo de él», relata. «La vulnerabilidad de un niño pequeño en esas circunstancias es abrumadora. Ese día nos fuimos a casa con el corazón lleno».
La más dura, sin embargo, ocurrió lejos de la costa almeriense. «Fue frente a Alhucemas, en aguas marroquíes. Hubo un naufragio y los cadáveres flotaban en el agua. Las autoridades locales se limitaron a señalar dónde estaban». La Guardia Civil y Salvamento Marítimo se encargaron de recuperarlos. «Fue una de esas veces que se te quedan grabadas para siempre», afirma con gesto sombrío.
Una guardia que no para
«Aquí no se para. Si no hay inmigración hay narcotráfico, o pesca, o embarcaciones recreativas... Siempre hay algo. Somos pocos y con muchas responsabilidades», resume José. El trabajo implica rotaciones, turnos largos, disponibilidad constante. Y también vocación.
Porque, aunque desde su creación en 1993, el Servicio Marítimo ha evolucionado en medios y formación, los retos siguen: más medios humanos, mayor cobertura tecnológica y vigilancia sobre nuevas formas delictivas.
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