Juan José Palenzuela: la vida de un mecánico que lleva 40 años arreglando coches en Almería

En 1987 abrió su taller en Avenida Padre Méndez y se jubila la próxima semana

55 años de El Puche, el barrio que nació del barro: esta es su historia

Juan José Palenzuela en la puerta de su taller mecánico del final de Avda. Padre Méndez, que abrió en 1987.
Juan José Palenzuela en la puerta de su taller mecánico del final de Avda. Padre Méndez, que abrió en 1987. / José Luis Laynez

Hemos sido vecinos laborales durante muchos años; él en su taller de neumáticos, yo, en el instituto Azcona. Hace poco, yo ‘colgué la tiza’; el día 22 él ‘aparca los coches’. Ambos nos dedicaremos a nuestros hobbies: yo, al periodismo; él, a la agricultura en su cortijo.

Pregunta.–Cuando salga esta entrevista sólo faltarán tres días para que te jubiles...

Respuesta.–¡Ja, ja, ja! Es cierto. Llevo trabajando 51 años y ya ha llegado el momento de descansar. Ha sido una vida muy intensa, trabajando desde los 14 años, casi siempre de mecánico.

P.–Vamos a recordarla. Almeriense del Zapillo.

R.–Allí nací en 1960, en la calle Jaúl. Jugaba al fútbol en el campo de la Vega, todo el verano estaba en la playa del Playmar y jugaba por allí con los amigos. Hice la EGB en el colegio SanFernando pero pronto dejé los estudios y empecé a trabajar en el taller de El Junza de mecánico.

P.–Pero te llegó la mili...

R.–Si, y tuve que irme a Ceuta y luego al peñón de Vélez de la Gomera. Aquello era un islote deshabitado y sólo estábamos 25 ó 30 militares, donde pasé 4 meses a cargo del generador para dar luz. No tenía otra cosa que hacer. Guardo gratos recuerdos de aquel año.

P.–Regresas y nuevo trabajo.

R. –El primero que encontré fue con máquinas tragaperras. Luego trabajé en la CentralTérmica de Carboneras, que se estaba construyendo. Pero a mí me gustaba la mecánnica y conseguí trabajo en un taller de Aguadulce. Hasta que en 1987 pude abrir mi propio taller en un local que hacía esquina entre dos nuevas avenidas:Padre Méndez y Mediterráneo. Allí empece trabajando neumáticos usados.

P.–Sé que tienes una anécdota al respecto.

R.–¡Ja, ja, ja! Mira, cuando me instalé aquí estaban terminando de construir el puente de la Avda.Mediterráneo; y ahora que me jubilo, lo acaban de derribar. Mi vida laboral ha estado ligada al puente.

El puente de Avda. del Mediterráneo lo abrieron cuando me instalé yo aquí”

P.–Por entonces aquí casi todo era vega y solares.

R.–Ya comenzaba a urbanizarse esto. Estaban ya elPabellón, la Comisaría, el Azcona (entonces colegio) y algunos comercios aunque había pocos bloques de pisos. La Avda. Mediterráneo iba desde el cruce con la carretera de los Molinos hasta Avda.Padre Méndez; desde ahí hasta la playa todo era vega.

P.–Siempre entre neumáticos...

R.–Pues medio siglo. Por entonces, los más comunes costaban unas mil pts. (6 euros) ya instalados. Hoy en día, el mismo tipo de ruedas cuesta cien euros. Entonces sólo había tres marcas: Michelín, Pirelli yFirestone; hoy hay decenas.

JuanJosé muy concentrado ante el oredenador.
JuanJosé muy concentrado ante el oredenador. / José Luis Laynez

P.–Antes se pinchaban las ruedas y ahora muy poco.

R.–Porque las antiguas llevabandentro una cámara que se resquebrajaba del uso y había que cambiar la rueda. Por cien pts. arreglaba yo el pinchazo. Hoy día llevan tubulares que son mucho más resistentes.

Los primeros años sólo cerraba los días de Navidad y Año Nuevo, abría hasta domingos”

P.–Con el nuevo siglo te vas a un nuevo local.

R.–Sí, al lado del otro, donde estoy ahora, frente a tu instituto. Antes había comprado un local en La Cañada y, con dos empleados, llevaba ambos. Pagar aquello me costaba no cerrar ni domingos ni festivos; sólo lo hacía dos días al año: Navidad y Año Nuevo. Ha sido una vida de trabajo intenso.

P.–Y ahora, a tus hobbies.

R.–Tengo un cortijo en Instinción y allí pasaré temporadas como agricultor; y siempre me ha gustado la vela y la pesca así que recuperaré el tiempo perdido en navegar.

P.–Acabamos con la anécdota del que te quería compar ruedas al peso...

R.–¡Ja, ja, ja! Fue al principio de estar aquí. Llegó un hombre de aspecto algo... rústico y me preguntó cuánto valía cambiarle las ruedas a su coche. Se lo dije y le pareció caro. “¿Y comprándolas al peso no me saldrán más baratas?” Al final las compró por unidades.

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