En el limbo de la derrota
El punto y final de la actual dirección del PSOE de Almería, no es si no el último párrafo de una historia escrita a más de 500 kilómetros de distancia y a menos de un metro, en el seno de un partido que está roto
"Las victorias tienen muchos padres, las derrotas son huérfanas". La frase se atribuye a Napoleón, pero su pronunciante más famoso fue el asesinado presidente norteamericano John Fitgerald Kennedy. A pesar de la debacle que se vivió la noche electoral del 22-M en la sede del PSOE de Almería, donde las caras sí eran por una vez el reflejo del alma de un partido destrozado por unos resultados inesperados y catastróficos, horas después el secretario general del PSOE de Almería, a quien muchos apuntaban como principal responsable de la misma, comparecía y echaba la culpa a la crisis, al paro, al auge del PP en otras capitales, al desgaste del Gobierno, a todos menos a sí mismo.
En las capitales hispalense y almeriense estaban esperando unos resultados así para cobrarse su víctima en una dirección provincial inmersa durante meses en disputas internas y en tapar unos agujeros que hacían zozobrar un barco que era ingobernable.
Lo cierto es que, aupados en el relevo de los guerristas de José Antonio Amate por los renovadores, el tándem que forman Diego Asensio y Martín Soler llevan al frente del PSOE de la provincia más de tres lustros. El primero como secretario de Organización y el otro como secretario general y después de la entrada y salida en el Gobierno andaluz de Soler, se produjo el relevo endogámico que garantizaba la continuidad en el control de las estructuras de poder en Almería.
Entre ambas, constantes vaivenes como fotografiarse en San José y apoyar a Josep Borrell semanas después de haberle denominado "renovador de la nada". Después de la victoria de Joaquín Almunia en la carrera por la candidatura a la Moncloa, apoyos al triunfador; tras su estrepitosa derrota y dimisión la misma noche de las elecciones, nuevo cambio de rumbo. Se trataba de que "algo tiene que cambiar para que todo siga igual".
Se dice que Soler "nunca ha ganado unas elecciones en Almería". Superviviente en medio de la tempestad y siempre con Asensio como su escudero perfecto, no ha sido del todo cierto. Antes de la pasada derrota electoral, el número de concejales alcanzados por el PSOE sí era superior a los alcanzados por los populares. Ese era su cartel de presentación, además de agarrarse a una presidencia de la Diputación Provincial alcanzada con un pacto contra natura con también casi extinto Partido de Almería.
Subidos a la cresta triunfadora del efecto ZP y a las consecuencias de los atentados del 11-M, Soler y Asensio enmascararon la derrota en votos en Almería como una victoria del PSOE propia. Fue su única victoria. Las demás sí las perdió. Y por mucho. Por tanto hasta que ha sido imposible seguir escondiéndose más.
La caída de la actual dirección provincia, comenzó a gestarse después de la salida del Ejecutivo andaluz de Martín Soler. Aupado por Manuel Chaves como consejero de Agricultura, una materia especialmente sensible en la provincia, su paso a la Consejería de Innovación fue vendido por razones del enorme presupuesto que manejaba el departamento, como un ascenso del socialismo almeriense en Sevilla. La llegada de José Antonio Griñan y el golpe de mano que dio al hacerse con el control absoluto del partido, hizo replantearse el papel de Almería en su propio Ejecutivo.
Rechazó dos consejerías. Fue su último error como político. Desde ese momento su suerte y por extensión la de Diego Asensio estaba echada. A pesar del mantenimiento de las apariencias y a la contestación airada de la más mínima alusión a sus discrepancias con la dirección regional, Asensio se mantuvo firme a pesar de que sus peones iban cayendo uno a uno. De cara a la galería no había ningún problema y los cambios en las delegaciones se hacían siempre de una manera consensuada. Preparado para esos golpes, lo que Asensio no pensaba es que el de gracia le iba a llegar desde dentro de sus propias filas y de aquellos en quienes más confiaba. Se revelaron contra él quienes no aguantaban más.
El 29 de julio del año pasado Diario de Almería publicaba lo siguiente: "Las cuentas siguen pendientes de cobro. Las últimas horas marcaron lo que parece el último conteo para Diego Asensio. Su cabeza es la que falta para completar las muescas en la culata (política) de la dirección regional que es quien ha decidido quién, cómo y cuándo cesar, los relevos y su tarea en los próximos meses. Ahora toca esperar cuánto resistirá la manzana almeriense en permanecer en un árbol que se está quedando sin ramas. La suya es la última en caer, pero lo que nadie duda es que terminará cayendo". Ha tardado, pero Asensio ha terminado en el suelo.
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