La lucha entre Moros y Cristianos enamora a miles de visitantes
La tradicional fiesta, que data del año 1988, ha superado todas las expectativas y ayer durante el desfile muchos turistas vibraron en Mojácar · El objetivo es conseguir que se declare de Interés Turístico Andaluz
Desde mucho antes de las siete de la tarde las calles del recorrido oficial del grandioso desfile de Moros y Cristianos de Mojácar estaban ya repletas de espectadores, entreteniendo la espera con pipas, palomitas, o con una jarrita de cerveza fresca. Los conocedores del asunto optaron por el transporte público reforzado para la ocasión, y eso que ganaron porque aparcar en Mojácar en estas fechas es casi tan difícil como que el camello pase por el ojo de la aguja.
El origen del desfile se remonta al año 1988, fecha en la que desfilaron dos comparsas Moras. Con ella se pretendía conmemorar el quinto centenario de la reconquista de Mojácar. Ocurrió que la fiesta prendió entre los mojaqueros de nacimiento y también de adopción. En el año 1990 desfilaron tres agrupaciones de moros y una de cristianos, pero la mecha ya estaba encendida y extendido el ánimo entre vecinos y residentes de Mojácar.
En el año 1990 desfilaron tres agrupaciones de moros y una de cristianos, pero la mecha ya estaba encendida y extendido el ánimo entre vecinos y residentes de Mojácar. Así, ayer participaron siete comparsas: cuatro por el bando Moro y tres por el bando Cristiano, y por este orden: por el bando Cristiano 'Bandoleros, 'Cisneros' y 'Templarios' que en esta ocasión ostentaban la Capitanía. Por el bando Moro ' Tuareg Moxacar', 'Moriscos', 'Aljama Mudéjar' y 'Moros Viejos' con la Capitanía, con el aliciente de que se podrá solicitar a la Junta de Andalucía que declaren la fiesta de Interés Turístico Andaluz al cumplir las Fiestas su 25 aniversario.
Ayer, a los sones de la primera banda de música, bajaban las agrupaciones por la calle del Alcalde Jacinto para desembocar en la Plaza Nueva. La estatua levantada en honor a la mujer mojaquera, frente a la farmacia, era testigo imperturbable del desfile.
Ayer, a los sones de la primera banda de música, bajaban las agrupaciones por la calle del Alcalde Jacinto para desembocar en la Plaza Nueva. La estatua levantada en honor a la mujer mojaquera, frente a la farmacia, era testigo imperturbable del desfile. El Cuartel cristiano de Los Bandoleros abría la marcha, seguido de Los Cisneros, que precedían a la agrupación de Los Templarios.
Las cámaras fotográficas, lo mismo que las palmas de las manos, echaban humo de tanto aplauso a cada evolución de las comparsas. Por momentos, brotaba el embrujo moruno de cuando las calles de Mojácar eran un ir y venir de chilabas, turbantes y velos.
Engalanados con rasos y sedas, brocados y terciopelos, botas de punta afilada y vuelta hacia arriba, las Kábilas de ' Tuareg Moxacar', 'Moriscos', 'Aljama Mudéjar' y 'Moros Viejos' avanzaban al ritmo que marcaban las bandas de música venidas del Levante mediterráneo.
Cada Agrupación se lució en la Plaza Nueva: danza oriental, cruces y cambios en la cadencia de los pasos, marcha con parada en las curvas, alardes todos ellos para estimular el aplauso, para provocar desafíos a las otras Agrupaciones, para dar el espectáculo colorista, efectista y festivo, de un desfile de Moros y Cristianos espectacular y que cada año gana en belleza.
Después, a medida que el redoble de tambores se acerca a la Fuente, enclave estratégico mojaquero en el que finaliza el desfile, llega la hora de la conversación, del intercambio de impresiones, de los saludos hasta el año que viene en el mismo lugar. Tres días seguidos de fiesta piden también la llegada del momento tranquilo, de saborear calmosamente un chocolate con churros. Poco a poco la comitiva retorna a sus Kábilas y Cuarteles, eso sí, después de cambiarse de ropa y tomar un poquito de aliento. Que les digan si no a los amigos de Calpe lo que es subir esas cuestas de Mojácar.
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