Las mamparas llegan a las terrazas para sortear el frío
Un total de 49 establecimientos han renovado en lo que va de año su licencia para instalar veladores
Desde los bajos de la Plaza Vieja a algunos de los tradicionales kioscos de la ciudad, los vecinos de Almería están viendo cómo las terrazas comienzan a ocuparse cada vez más de mamparas y paravientos con las que sortear el frío que pasan los fumadores a la hora del desayuno o las tapas.
Un total de 49 bares y restaurantes han pedido en lo que va de año la renovación de la licencia de terrazas y veladores (que se realiza de forma anual) y en la que se pueden incorporar los proyectos de cerramiento previstos en caso de que se pretenda la instalación de los paravientos.
Las cifras distan en gran medida respecto a las 139 que se cerraron a lo largo de todo 2010, según los datos ofrecidos por el área de Urbanismo de la capital. No obstante, también se incide en la posibilidad de iniciar expedientes sancionadores si la instalación de los nuevos equipamientos se hace sin el visado municipal.
La llegada de los cortavientos por el momento ha recibido el visto bueno del vecindario más afectado por las consecuencias de la Ley Antitabaco, e incluso, desde la Asociación de Vecinos Casco Histórico se incide que ello también permite romper la estacionalidad de las terrazas, puesto que pese al buen clima de la ciudad, no estaban lo suficientemente explotadas a lo largo de todo el año. Además, permite utilizar la iniciativa privada para la revalorización del centro como un nuevo atractivo turístico, explica el presidente de la asociación, Juan del Águila, en referencia a las mamparas utilizadas entre los arcos de la Plaza Vieja por recientemente inaugurado hotel termal.
Las mamparas cumplen el doble objetivo de garantizar las zonas de ocupación y de paso en la vía pública, y al tiempo permiten que el espacio exterior sea viable en invierno y que se pueda climatizar, una iniciativa que en otros muchos municipios ha supuesto un enfrentamiento entre colectivos vecinales y hosteleros, sobre todo, porque carecen de la ordenación e unificación visual que se aprobaba poco antes de la entrada e n vigor de la Ley Antitabaco y que ya ha supuesto una inversión en nuevas sillas y equipamientos para los veladores de la capital.
La uniformidad se convierte también en una meta para los vecios de cara a espacios concretos; así, se pide que los propios hosteleros mantengan una línea uniforme de cara al futuro, por ejemplo, en los nuevos establecimientos que se abran en la Plaza Vieja. Con todo, las medidas pretenden beneficiar no sólo a los fumadores, sino que se establecen como un incentivo de uso de terrazas para todos los vecinos y visitantes de la ciudad, cobijados del frío independientemente de la temperatura exterior, puesto que con la llega de las restricciones también se produjeron la llegada masiva de setas calefactoras, que llegaran incluso a estar agotadas en las tiendas especializadas.
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