María Soledad Vivas y Jorge Carvajal, nuevos directores del Hospital Veterinario Nueva Andalucía
Gente extraordinaria
Ambos toman el relevo de Jorge Carvajal (padre) y Joaquín Álvarez, veterinarios emblemáticos de Almería, muy conocidos y respetados en el sector
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Hoy dentro de la sección “Gente extraordinaria”, es un placer para mí, entrevistar a unos grandes profesionales y además admirables personas. He tenido el gusto de hablar con Jorge Carvajal Figuero (Almería, 1995) y María Soledad Vivas Bruned (Huesca, 1994), los nuevos directores del prestigioso Hospital Veterinario Nueva Andalucía (calle Jerónima Belver, s/n, Almería) que cuenta con más de 30 años de experiencia y es centro de referencia provincial. Ellos son una pareja en la vida real, que tienen la suerte de poder compartir profesión con el increíble equipo que compone este hospital para mascotas. Se conocieron en Zaragoza y desde entonces han trabajado siempre juntos. Jorge estudió Veterinaria en la Universidad Complutense de Madrid, para luego hacer una residencia de 3 años en la Universidad de Zaragoza, siendo el último año de formación exclusiva en Endoscopia. Se dedica fundamentalmente a la cardiología, medicina interna y endoscopia. Por otra parte, María estudió Veterinaria en la Universidad de Zaragoza, en la cual hizo posteriormente una residencia de 3 años, siendo el último año de formación exclusiva en Endoscopia, Cirugía de tejidos blandos y mínima invasión. Sus especialidades son la medicina felina, la cirugía y los cuidados intensivos. Son los veterinarios de mis perros (Kika y Ray, dos cocker spaniel inglés) desde hace mucho tiempo y su implicación con el bienestar de sus pacientes peludos es primordial. He pasado por muchos veterinarios en 27 años (desde que tuve a Luna, mi primer cocker) y puedo asegurar que la confianza que ellos nos transmiten tanto a mi esposa (Maribel) como a mí no la hemos encontrado en otro centro de Almería y provincia. Además, sus instalaciones y equipamiento de vanguardia les permiten ofrecer a nuestras mascotas el cuidado que se merecen. Hace más de un año que el Hospital Veterinario Nueva Andalucía proyectó su ampliación, con la implantación de un TAC, el primero en Almería capital, que ayudará a muchos animales, aunque debido a la burocracia, aún permanece inactivo.
R. G. F.: Hola, Jorge y María, un placer haceros esta entrevista. Contarme un poco vuestra historia.
Jorge: Hola Rubén, un placer compartir este momento contigo. María y yo nos conocimos en Zaragoza, compartiendo horas y momentos en el Hospital de la Universidad mientras aprendíamos sobre la profesión veterinaria. Fue una época muy bonita ya que no solo fue una gran experiencia profesional, sino que también tuve la suerte de conocer a la mujer de mi vida.
R. G. F.: Trabajáis juntos en el Hospital Veterinario Nueva Andalucía, ¿cómo es compartir trabajo y vida personal?
María: Hola Rubén, encantada de estar aquí contigo. Jorge y yo hacemos un buen equipo. Quien conoce la profesión veterinaria, sabe que no es oro todo lo que reluce, y que pasamos desgraciadamente momentos muy duros, tensos, de estrés y a veces ponemos todo nuestro corazón en ello y las cosas no salen como esperamos. Pero por suerte nos tenemos el uno al otro para darnos apoyo profesional. Nos hemos conocido trabajando, por ello nos complementamos muy bien en el trabajo, y sabemos dejar a un lado lo profesional cuando salimos del hospital.
R. G. F.: Jorge y María, ¿cómo os sentís al relevar a tu padre y suegro como directores de equipo?
Jorge: Pues para mi es un orgullo que la empresa haya confiado en nosotros como relevo generacional de dos grandes veterinarios y empresarios como lo han sido Jorge, mi padre, y Joaquín, ahora ya jubilado. Sin embargo, es una gran responsabilidad ya que dirigir a un equipo de 22 personas no es nada fácil. Nos han dejado el listón muy alto, pero confiamos en estar a la altura. (Ambos sonríen).
María: Si te soy sincera Rubén, cuando nos comunicaron la noticia yo no me lo creía, y tuve una sensación de vértigo, incertidumbre y mucho miedo de no estar a la altura. Soy una persona bastante autoexigente, tanto que a veces me machaco personalmente si no me salen las cosas como yo quiero. Después de llevar ya unos meses como directora, esa sensación ya se ha difuminado, y estoy muy contenta y feliz. Tenemos el apoyo de Jorge (mi suegro) que nos ayuda y aconseja en todas las decisiones, y el de nuestro equipo de auxiliares y veterinarios, con un nivel y calidad humano que nos hacen todo muy fácil.
R. G. F.: Jorge, como experto en cardiología veterinaria, y con respecto al cuidado de nuestras mascotas ancianas, ¿nos podrías brindar algunos consejos para mantener su corazoncito viejo y cansado lo más sano y fuerte posible?
Jorge: Aunque suene muy tópico, las revisiones médicas anuales son fundamentales. Cuando los animales van envejeciendo, se tiende a asociar el que quieran caminar menos, estar más tristes o cambios de comportamiento a la edad, pero esto no siempre es así. Hay muchísimas enfermedades que pueden causar estos síntomas, entre las que están las enfermedades cardíacas. Con una simple auscultación se puede detectar un problema cardíaco, para posteriormente investigarlo con un especialista en cardiología y aplicar el tratamiento necesario. Muchos tutores de mascotas nos dicen que dan un cambio radical a raíz de tratar las enfermedades cardíacas correctamente. La medicina veterinaria avanza y, a día de hoy, tenemos la suerte de tener cada vez más especialistas en las distintas áreas, como es mi caso con la cardiología.
R. G. F.: Comparte con nosotros el caso más complicado que te has encontrado como cardiólogo.
Jorge: Cada caso en cardiología supone un reto porque hay que adaptarse a las circunstancias individuales de cada animal y de cada familia. Lo más difícil es cuando diagnosticamos las enfermedades cardíacas de forma urgente, en esos momentos la vida del animal corre peligro y cada paso que damos es vital. Por esto mismo, es muy importante la prevención.
R. G. F.: ¿Y cómo médico internista veterinario?
Jorge: Los casos de Medicina Interna son un desafío, pero a quienes les gustan, como me pasa a mi, son geniales. Imagínate trabajar con animales que no hablan ni pueden expresar lo que sienten o lo que les duele. Hay veces que tenemos que investigar enfermedades que se ocultan detrás de un simple “el perro está raro” o “mi gato se esconde más de la cuenta”. ¡De pequeño siempre decía que quería ser el Doctor House de los perros! (Reímos).
R. G. F.: María, una de tus especialidades son los cuidados intensivos. La muerte es una realidad que con frecuencia ocurre en tu día a día en el hospital. ¿Qué sientes cuando se te va un animal? ¿Te armas con una coraza para no sufrir?
María: Es difícil de explicar lo que se siente cuando una vida se apaga, sólo quienes trabajamos con vidas sabemos lo que significa estar luchando contra la muerte y las enfermedades a diario. Es muy duro porque no sólo sufres la pérdida del animal, de tu paciente, con el que al final compartes momentos y tienes un vínculo, sino que también sufres por la familia, que al final sabes que se va a romper, y que acaban de perder a un miembro. Evidentemente, la experiencia hace que te generes una coraza y es muy necesaria, porque sino no podríamos levantarnos y seguir día a día en esto, pero romperse a veces es inevitable. Yo siempre que estoy triste porque pierdo un paciente, me digo a mi misma que sigo aquí por y para ellos, que he hecho todo lo que he podido, y que, aunque las cosas salgan mal, he ayudado a que se puedan encontrar mejor en sus últimos momentos y dejen de sufrir.
R. G. F.: También trabajas en el ámbito de la medicina felina. ¿Por qué te interesa particularmente esta rama?
María: Me encantan los gatos. Desde pequeña siempre he sentido devoción hacia ellos, cuando me encontraba con un gato en la calle quería acercarme para acariciarlo, y lo sigo haciendo. Los gatos se comunican y expresan de manera muy diferente a los perros, y tienen unas enfermedades, necesidades y cuidados muy distintos. Además, la medicina felina es una rama de la que queda todavía mucho por descubrir. Por ello, me interesa particularmente el mundo de los gatos.
R. G. F.: ¿Estás de acuerdo con este refrán: “Los perros tienen dueños; los gatos tienen sirvientes”?
María: Sí y no, te explico. Los gatos son igual de dependientes de nosotros que los perros, pero lo expresan diferente, y por eso me gustan tanto. Hay gente que no los sabe interpretar, pero ellos quieren y te dan cariño a su manera. Los perros son más ‘’chaqueteros’’ (tono burlón), y se ganan tu confianza rápidamente. En cambio, a los gatos tienes que ganártelos poco a poco y les tienes que caer bien, no te entregan su amor a la primera de cambio. (Ríe). Estoy de acuerdo con la frase en cierto modo, ya que sí, soy una sirvienta de mis 3 gatos, pero ellos también me tienen devoción a mí, y me lo demuestran cada día.
R. G. F.: ¿Qué os llevó a especializaros en endoscopia veterinaria? ¿Y cuáles son las ventajas diagnósticas y terapéuticas más valoradas que aporta esta herramienta?
María: Ambos conocíamos la buena fama que tiene la residencia de pequeños animales del Hospital Veterinario de Zaragoza, y lo bien formados que salían los veterinarios a todos los niveles, y en concreto a nivel quirúrgico. La endoscopia fue una especialidad que acababan de incluir en el plan de los residentes, y, siendo sinceros, tuvimos mucha suerte, estamos muy agradecidos y no nos imaginábamos que nos gustaría tanto. La endoscopia y la mínima invasión nos permiten realizar procedimientos sin apenas generar daño en el animal, con recuperaciones muy rápidas y casi inmediatas. Actualmente nosotros no contemplamos la posibilidad de esterilizar una perra por el procedimiento convencional, operar a un animal que se ha tragado un calcetín, o necesita unas biopsias del hígado o del intestino. La endoscopia y la laparoscopia están a la orden del día, y el futuro de la veterinaria pasa por aquí.
R. G. F.: Ya hace más de un año que el hospital cuenta con un TAC y que por culpa de la burocracia aún permanece inactivo. ¿Qué ocurre? ¿Y por qué es de tan vital importancia ponerlo en funcionamiento lo antes posible, en beneficio de todas nuestras mascotas?
Jorge: Efectivamente, tenemos las instalaciones y el equipamiento de tomografía computarizada desde hace un año. Las gestiones para ponerlo en marcha están siendo muy tediosas puesto que se necesita una “toma” de electricidad especial, para lo cual hay que hacer una obra en la calle, algo para lo que el Ayuntamiento de Almería tiene que otorgar una licencia a Endesa… un jaleo que está retrasando la puesta en marcha de esta maquinaria. Ahora mismo parece que estamos en una fase final de todo esto y confiamos en que el TAC pueda estar activo en breve. Las mascotas de Almería lo necesitan, ahora mismo no hay nadie que ofrezca este servicio en la capital y es una herramienta diagnóstica fundamental para distintos tipos de enfermedades.
R. G. F.: ¿Qué diferencia a vuestro servicio de urgencias de otros de la provincia?
Jorge: La diferencia fundamental es el hecho de estar 24 horas, 365 días al año. Desde el 1 de enero de 2022 nuestro hospital no ha cerrado las puertas. En Almería hay muchos veterinarios y muy buenos, pero nosotros nos caracterizamos por dar este servicio 24/7. No es fácil puesto que se necesita mucho personal, implica trabajar por las noches, trabajar en días festivos y acaparar mucho volumen de trabajo. Sin embargo, nuestro compromiso con los animales y sus tutores es este, y cada día intentamos buscar la manera de seguir mejorando y ofrecer lo mejor.
María: El tener un Hospital Veterinario en Almería considero que es algo muy importante y que aporta tranquilidad a los tutores de mascotas. Eso sí, el ser los únicos abiertos 24 horas nos hace tener una carga de trabajo muy grande en concreto el fin de semana, y hay veces que necesitamos paciencia por parte de los tutores, ya que esto hace que tengamos tiempos de espera de 2-3 horas. ¡Imagínate cuánto tiempo de media esperas tú cuando vas a Urgencias, y ahora imagínate cuánto esperarías si fuera el único centro médico abierto de la provincia!
R. G. F.: Una última pregunta: ¿vosotros tenéis mascotas?
María: Por supuesto que sí. Tenemos 3 gatos en casa, se llaman Oslo, Natos y Kattana. Los tres han sido adoptados de pacientes que llegaban al hospital con diferentes problemas y no podíamos resistir el ayudarles y llevárnoslos a casa. Hay que ser fuerte también en nuestra profesión cuando vienen casos de pacientes ‘’callejeros’’, porque quieres llevártelos a todos contigo. Pero también hay que saber cuándo parar. Con estos tres bichillos ya notamos bastante trabajo extra en casa, así que de momento no queremos incluir otro miembro más de la familia. Jorge quiere un perro, pero todavía lo estamos negociando, ya que por supuesto tienen que dar el visto bueno los tres reyes de la casa. (Reímos los tres).
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CONTENIDO OFRECIDO POR DIPUTACIÓN DE ALMERÍA