¿Quién mató a la Carmela?
El lado oscuro de Almería
El asesinato de una mujer denominada entonces de "vida alegre" provocó un gran revuelo en el barrio de San Cristóbal de la capital. 'La Carmela' fue estrangulada y después arrojada por un terraplén en 1925
ESTE caso promovió un inusual y fuerte revuelo en la zona alegre y bullanguera del barrio de San Cristóbal de la capital por las variadas circunstancias que concurrieron en este aterrador crimen. Una mujer joven, vistosa y dicharachera, de las denominadas entonces de "vida alegre" apareció trágicamente muerta en la capital. Su cadáver, con escasa ropa, fue hallado frente a la desvencijada puerta de una pequeña vivienda de una planta baja en el conocido "Patio del Moro" de las denominadas Cuevas de Duomovich.
La infortunada mujer, después de ser estrangulada fue arrojada por un pequeño terraplén donde cayó de bruces sobre el deteriorado firme de tierra de la placeta. Lo que parecía ser un simple crimen, de escasa trascendencia pronto se convirtió en un hervidero de rumores sobre las causas de tan alevosa muerte entre la población.
"La Carmela" como así se le conocía, era una mujer muy avanzada para su tiempo y conocía demasiadas cosas de aquella oscura sociedad de los años veinte. Desde ese momento surgieron diversas habladurías leyendas sobre la identidad real del autor del crimen. Unos decían que el autor había sido un conocido y prestigioso abogado de la ciudad, otros se inclinaron por un eminente sacerdote al que la victima reconoció en el "ejercicio" de sus labores como prostituta y algunos hablaron hasta de un hermanastro que recientemente había salido de la cárcel y pasaba por una mala situación económica.
Hubo un detenido por la causa, pero fue solo un cabeza de turco a quien a pesar de que la Policía desde el principio le apretó las tuercas, no fueron capaces de probarle el crimen. Durante muchos años, lo de "¿Quién mató a "La Carmela"? se convirtió en una especie de latiguillo cotidiano entre los almerienses. Fue una vecina de la calle fue quien descubrió su maltrecho cadáver y dio la alerta entre el vecindario. Ocurrió a primeras horas de la mañana del 18 de abril de 1925. A escasamente dos metros de la puerta de su vivienda cuando la mujer salía de la casa, con un hato de ropa para lavar en unos pilones cercanos se encontró con el cadáver de la mujer que tenía todo el cuerpo amoratado y una profunda herida en la cabeza y el rostro desfigurado. Presa de pánico empezó a llamar a gritos a los vecinos. Alguien se encargó de acercarse hasta la cercana plaza del Ayuntamiento informando del macabro hallazgo a uno de los guardias municipales que se encontraban allí de servicio.
La infortunada mujer fue identificada como Carmen Fernández Rando de 29 años de edad y natural de la provincia de Málaga. En aquellas fechas vivía en la casa de otra joven de 25 años paisana suya, vecina de la zona y al parecer compañera de actividades de la víctima.
La Policía tomó declaración a un numeroso grupo de personas relacionadas de alguna manera con la fallecida, poniendo un especial atención a las declaraciones efectuadas por la vecina de una de las calles adyacentes, Julia Navarro quien manifestó a los agentes, que ese día por la tarde un tal Juan López que trabajaba como barrilero en la explanada del puerto estuvo merodeando por el barrio buscando nerviosamente a Carmen Fernández.
Con estos datos la Policía inició sus preliminares investigaciones y un día más tarde localizó y detuvo al sospechoso quien manifestó que en unión de otros dos amigos habían estado juntos la noche por la zona donde se produjo el crimen, testimonio ratificado por los mismos pormenorizando lugares y horario por donde deambularon los amigos.
Juan López pese a su sólida coartada, solo por sospechas fue encerrado. A pesar de "los hábiles interrogatorios" a los que fue sometido el joven barrilero, al detenido como prueba del homicidio se le ocupó un simple gancho de hierro utilizado para sus menesteres en el trabajo y una correa de cuero, utilizada para sujetarse los pantalones. Pruebas a todas luces insuficientes para su incriminación en el brutal asesinato como posteriormente se demostró. Había cierta ligereza en solucionar rápidamente el caso y acabar así con los murmullos y habladurías de las gentes que señalaban a otras personas en el círculo criminal.
Una vez conocido los resultados del examen forense, según la versión policial, Carmen Fernández Rando fue golpeada, estrangulada y posteriormente arrojada desde lo alto de un pequeño barranco cercano golpeándose con pencas y piedras hasta caer finalmente frente a la puerta de una de las viviendas del patio del Moro. El cadáver, según determinaron los médicos forenses, presentaba una fuerte herida en la base craneal, fractura de varias costillas y numerosas heridas y magulladuras en todo el cuerpo, posiblemente todo ello como consecuencia del violento golpe al ser despeñada.
El joven Juan López de 28 años de edad, vecino de Almería y que permaneció durante varios días incomunicado en los calabozos, negó en todo momento a la Policía que hubiese algo que ver con el crimen. Pese al empecinamiento de la Policía para endosarle "el marrón", no existían pruebas objetivas de su participación en la muerte de Carmen Fernández "La Carmela" por lo que una vez instruidas las pertinentes diligencias y llevado ante el juez, éste decretó de inmediato su libertad. El verdadero asesino de "La Carmela", nunca fue localizado y el crimen quedó impune, aunque en la calle había rumores para todos los gustos. El muchacho fue readmitido de nuevo en su trabajo exculpado de tan terrible acusación.
El caso de "La Carmela" se produjo cuando todavía resonaban por la capital los ecos del denominado doble crimen del Teatro Cervantes- ocurrido dos años antes, el 13 de enero de 1923- cuando en el escenario de dicho teatro murieron trágicamente la actriz almeriense de 27 años Conchita Robles y un menor de 16 años, abatidos a tiros por un ex marido celoso y vengativo, el capitán Verdugo, durante la representación de la obra "Santa Isabel de Ceres" que ese día se estrenaba en la capital. Un caso que junto al "Crimen de Gador" o "El crimen del cortijo El Fraile" fueron los más destacados y tristemente populares durante la mitad del pasado siglo XX.
No hay comentarios