El mercadillo de la Bola Azul condenado y los ambulantes, de nuevo, en guerra
Los vendedores aseguran que el lunes es el último día El Obispado quiere pistas deportivas y Urbanismo prolongar la calle Santiago
La aparente calma que mecía al sector de la venta ambulante estos últimos meses se ha esfumado de golpe y porrazo, cuando nadie se lo esperaba. El mercadillo de la Bola Azul se encuentra en una situación de jaque que, de no producirse un enroque en cuestión de días, será, como han comunicado los comerciantes, mate. Este punto de venta está condenado a desaparecer, ya que los terrenos sobre los que se asienta buena parte de los puestos están afectados por obras. Por un lado, el Obispado pretende construir pistas deportivas y, por otro, el Ayuntamiento quiere prolongar la calle Santiago. Este próximo lunes será la última jornada de mercadillo en la Bola Azul para 250 familias de ambulantes y sus consumidores habituales, según advierten los propios vendedores, mientras que el área de Salud y Consumo asegura que está buscando soluciones "posibles".
Tendrá que encontrar una fórmula de reubicación satisfactoria, y rápida, el concejal responsable de la citada área, Carlos Sánchez, ya que, según trasladó ayer la Federación del Comercio Ambulante de Almería (Fecoam), la intención del Obispado es emprender de forma inminente la construcción de las pistas deportivas, las cuales afectan a casi la treintena de puestos. "No cabemos, es imposible", manifiestan los vendedores, que ayer fueron llamados por el Ayuntamiento para ver in situ, junto a técnicos de la Gerencia de Urbanismo, las áreas afectadas.
Según las explicaciones recibidas, el Obispado, fruto del acuerdo de colaboración aprobado en Pleno el pasado año, ha reclamado el inicio de los trabajos sin dar tiempo al Consistorio a reaccionar, por lo que las críticas de la Fecoam están fundamentalmente dirigidas a la Diócesis. "Al Obispado le importa más unas pistas deportivas para ricos, porque van a estar valladas, que el trabajo de los lunes con el que se mantienen 250 familias", critican, y desde ayer están ya estudiando emprender de nuevo movilizaciones porque "no aguantamos ni una más".
El sector está tocado con los últimos cambios practicados con la supresión del mercadillo de Plaza de Toros el pasado año y su reubicación en Barrio Araceli, así como la merma en las ventas que la Fecoam asegura que sus asociados han registrado con el traslado del mercadillo de El Zapillo a la avenida Adolfo Suárez. "Estamos en la ruina absoluta y lo único que nos queda es irnos a pedir limosna al Obispado", afirma el presidente de la Federación, Rogelio Gómez, quien pide a la Diócesis cambio de planes, sin perder de vista tampoco a la Gerencia de Urbanismo.
La Fecoam pudo acordar ayer un cita con el concejal del ramo, Pablo Venzal, para abordar la situación. Mientras que el edil de Salud y Consumo manifestaba que "la obra de Urbanismo afecta a un número de puestos determinados, por lo que es posible reubicarlos sin mayor problema", el Ayuntamiento remitía ayer una nota de prensa sobre las obras de prolongación de la calle Santiago con una pequeña referencia al respecto.
Explicando que, además de facilitar su accesibilidad, "la prolongación de la calle no supone la pérdida de equipamiento existente en la zona ni afectará, en gran medida, el desarrollo de la actividad de venta ambulante que una vez por semana se produce en esta zona". Venzal recalca que "será preciso una reestructuración del entorno afectado por la prolongación del vial, circunstancia en la que ya está trabajando el área de Salud y Consumo, previa al inicio de estos trabajos".
La Gerencia, a través de su órgano ejecutivo, ha aprobado adjudicar las obras de prolongación de la calle a la empresa Albaida Infraestructuras, por un importe de 39.135,19 y con un plazo de ejecución de un mes. Anuncia que los trabajos comenzarán en tres semanas.
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