De la mobilette al reparto online
Francisco José Sánchez ha puesto en funcionamiento la primera carnicería online de Almería 'www. carniceríabenahadux.com', para que los clientes hagan los pedidos sin necesidad de desplazarse
Quien le iba a decir a Francisco José Sánchez Ramón hace más de treinta años, cuando trabajaba como mozo de los recados en el negocio de su tío Eusebio, en el barrio del Zapillo, que hoy sería el dueño de la primera carnicería online de la provincia de Almería. De personalidad constante y trabajadora, siempre apostó por lo que aprendió de sus mayores; cada uno obtiene lo que se merece y el tiempo, si la suerte acompaña, tarde o temprano coloca a cada uno en su sitio.
En aquel entonces Francisco, a quien sus amigos llaman Paco, salaba huesos, barría, fregaba suelos y repartía la carne por las casas de Almería subido a un viejo Vespino, propiedad de la tienda. "No tenía carné de conducir, era un niño. Por eso iba en mi pequeña motocicleta repartiendo los pedidos de mis clientes, que en su mayoría eran los propietarios de los bares".
Paco iba y venía repartiendo carne por las calles de Almería. Mientras, en sus largas horas y ratos libres tras el mostrador, aprendía a manejar el cuchillo; la herramienta madre de todos los carniceros. Antes no utilizaban guantes de metal. Ahora la Ley lo exige por cuestiones sanitarias porque, más de uno, se ha llevado una buena tajada. "Lo primero que le dicen a un carnicero novato, nada más empezar, es que nunca deje la salida del cuchillo hacia su cuerpo. Puede hacerse un corte muy grave o llevarse alguna que otra cornada. Tengo unas cuantas. Antes era más arriesgado porque trabajábamos sin manoplas. Aunque estemos obligados a llevarlas, siempre he sido partidario de trabajar con las manos desnudas", reconoce.
Las medidas sanitarias de antes no eran, ni mucho menos, como las de ahora. Hoy el producto debe transportase en vehículos isotérmicos. Así la carne se mantiene fresca durante todo el trayecto y huye de las infecciones provocadas por los cambios de temperatura; el reparto de carne en motocicleta ha pasado a la historia.
Los vecinos del barrio del Zapillo acudían a la carnicería Eusebio todos los días. La ternera llegaba a Almería a través de Murcia y los precios estaban más bajos. Todo iba sobre ruedas; no cabía un alfiler en el interior del negocio.
Tras veinte años de duro trabajo, Paco decidió crear su propio negocio. Sabía que sus cinco primos se acercaban a pasos agigantados. Eran buenos carniceros y pronto heredarían la tienda.
En el año 1998 se trasladó a la Calle Sevilla, frente al centro de Salud de un municipio propicio para establecerse profesionalmente de por vida: Benahadux. "Aunque siempre me trataron muy bien , sentía que debía montar algo por mi cuenta. Tuve mucha suerte porque desde que llegué siempre he tenido clientes. Como me situé en una zona donde no existían otras carnicerías, la gente acudía a la mía. Trabajo me ha costado, eso si, porque me levantaba a las seis de la madrugada y a las once de la noche todavía seguía cortando carne", admite.
Con la llegada del euro su labor en la tienda ha bajado considerablemente. Hoy trabaja de trece a catorce horas diarias y quienes pedían medio kilo, ahora compran por unidades. La crisis campa a sus anchas y ha puesto en marcha una nueva alternativa: crear una página web con reparto a domicilio.
La idea ha sentado muy bien entre los vecinos de Benahadux. Los pocos que lo saben se sienten más tranquilos, porque ahorran el esfuerzo de cargar con las bolsas por la calle, a plena luz del día. "Hay personas que no pueden venir a comprar. Los ancianos y los discapacitados tendrán la opción de pedir la cantidad que quieran, sin miedo a pensar en la vuelta a casa. Si el mundo avanza debemos hacerlo nosotros también. Internet es una herramienta más de trabajo y si el mundo es tan exigente habrá que situarse a la altura",dice.
Han pasado muchos años desde que trabajaba de repartidor. Los huesos vienen salados y el aprendiz de ahora utiliza un método de trabajo muy diferente al de antes. Durante la tarde de ayer contaba con la compañía de un niño de diez años, quien aprenderá el oficio y, quizás algún día, continúe el negocio que emprendió su padre.
Los tiempos cambian y los niños cada vez conocen mejor las nuevas tecnologías. Quizás sea por esa razón por la que, 30 años después, se le haya ocurrido esta genial idea nunca vista en Almería hasta el día de hoy. Seguro que pronto aparecerá algún imitador.
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