Sin monumento ni exhumaciones

Los familiares de los represaliados reivindican ahora más que nunca, tras el fiasco en la localización de los cadáveres en las fosas comunes, recuperar el monolito en el cementerio con el que honrarlos para siempre

Familiares de los fusilados en el cementerio de la capital supervisaron las exhumaciones que se realizaron y acabaron en rotundo fracaso.
Iván Gómez

22 de octubre 2015 - 01:00

Después del inmenso fiasco de las exhumaciones en el cementerio de San José, fallidas porque no se encontró ningún rastro de los 371 fusilados y enterrados en las fosas comunes tras meses de trabajo y años de investigaciones, no habrá más remedio que recuperar en su particular batalla contra el olvido el proyecto inicial del monolito con el que honrar la memoria de los represaliados por la dictadura franquista. El presidente de la Asociación Memoria y Libertad, Francisco Ortega Rayo, asegura que lo único que han pretendido siempre, desde que se constituyó este colectivo memorialista hace trece años, es "un lugar en el que poder recordarlos y depositar las flores, el dolor y la incomprensión que hemos llevado en el corazón durante tanto tiempo". De hecho, carga duramente contra aquellos que relacionan sus peticiones con ayudas e indemnizaciones. "No hemos recibido ningún dinero y tampoco lo queremos, no vamos a vender el alma de nuestros padres y abuelos", añade el hijo del que fuera alcalde de Gádor, conocido como el Candiles. La asociación está dispuesta a perdonar el cúmulo de errores de la Junta a la hora de recuperar y exhumar los cuerpos de las fosas comunes, porque desenterraron restos ajenos a los que buscan de los represaliados, e incluso los del Ayuntamiento de Almería que en ningún momento informó de la exhumación de cientos de cadáveres del camposanto de la capital para tirarlos a la basura sin que constara en los registros municipales. "No sé si les dieron el permiso a los investigadores para que abrieran las fosas vacías y tuviéramos el desengaño o si lo hicieron porque desconocían que no había nada". De poco sirve ya. Es una incógnita por despejar, un despropósito más que se queda en el camino contra el olvido de los que lucharon por la libertad, la democracia y la justicia social, las víctimas del franquismo y la dictadura.

Tampoco han vuelto a saber nada de los investigadores que lideraron el proceso de las exhumaciones ni de sus planes de futuro más allá de que querían seguir con los desenterramientos pese al fiasco. Sin embargo, para la asociación Memoria y Libertad es el momento de reactivar, con el apoyo de las administraciones públicas, el monumento que han venido reivindicando desde hace más de una década. Ya tenían el diseño, del arquitecto Ramón de Torres, e incluso el compromiso de los empresarios del mármol de realizar el trabajo de manera altruista. La subvención lograda, poco después de la aprobación de la Ley de Memoria Histórica de Andalucía, sí que la han perdido por culpa de una tramitación que nunca llegó a culminarse para la instalación del monolito, con el nombre de todos los fusilados, en el cementerio de la capital. A su juicio, Junta y Ayuntamiento son los que deberían aportar ahora la mínima partida que requiere el proyecto con el que poner fin a décadas de agravios a su intento de honrar a las víctimas. Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia. Las palabras de José Saramago son el eje del discurso de un colectivo que ha chocado una y otra vez con la administración municipal a la hora de buscar encaje a su monumento, un monolito de mármol que nada tiene que ver con aquel templete instalado sobre una fosa común en recuerdo a todas las víctimas de la Guerra Civil con el que les quiso contentar el equipo de gobierno anterior. Pero no era esa su intención. Querían incluir el listado nominal de todos los que fueron fusilados y enterrados sin ninguna dignidad. "No es una cuestión política, ni hablamos de vencedores y vencidos, pero es de justicia que nuestros familiares, que perdieron la vida en su lucha por la democracia, puedan tener su monumento que sirva a su vez como digna sepultura", asegura Ortega Rayo.

El tiempo pasa y más de 75 años después del final de la contienda se han frustrado casi todas, por no decir todas, las iniciativas de los colectivos memorialistas con las que honrar a las víctimas del franquismo. Tan sólo el acto que cada año celebran en la antigua cárcel de El Ingenio o el acceso al cementerio han salido adelante sin problema. Este año será el 14 de noviembre su encuentro con la memoria. El resto de proyectos, incluido el monolito y todas las búsquedas de los cadáveres, se han mantenido durante la última década en el cajón de la amnesia por falta de voluntad política en determinados momentos, por la compleja burocracia del peaje de las administraciones en otros y también como ocurre ahora por la búsqueda de financiación. El entendimiento de la izquierda y derecha en Almería se resquebraja cada vez que sale a relucir la memoria histórica y son muchos, demasiados, los ejemplos que hay de varamientos de propuestas en la playa del olvido. El principal símbolo de esa falta de acuerdo lo ha sufrido la asociación Memoria y Libertad, cuyo presidente lleva media vida detrás del monolito que nunca se erige tal y como lo concibieron. Por no hablar de la neutralización y obstruccionismo que se vivió con el desarrollo de las exhumaciones antes de saber que acabarían en nada. De hecho, la Dirección General de Memoria Democrática y la Universidad de Almería argumentaron tras este desentierro fallido que seguirían adelante y que tenían previsto realizar un estudio conjunto para conocer a dónde fueron a parar los restos de represaliados que se enterraron en fosas comunes del cementerio de Almería después de que los sondeos realizados concluyeran que habían sido exhumados décadas atrás sin que fuera percibido por historiadores en los archivos de la época. En las exhumaciones de Sierro, las que llegaron a buen puerto, se pudieron recuperar los cuerpos de los maquis Rafael Jiménez y Fuentes Agüero. En la provincia sólo existe una fosa común en el cementerio de la capital, según el historiador Rafael Quirosa, y ya no queda nada. Su publicación Política y Guerra Civil en Almería (1986) cifra en más de 7.000 los procesados y 60.000 expedientes contabilizados en los tribunales de responsabilidades políticas, siendo más de 400 los muertos, de los que 371 fueron fusilados en el camposanto de San José. La democracia española no se puede asentar definitivamente mientras existan cadáveres de antifascistas enterrados en cunetas y en fosas comunes. Así lo explicó Fernando Martínez y así lo entienden los familiares de los represaliados.

Retirada de la plaza y calle de Primo de Rivera en Olula de Castro

Desde que se aprobara la Ley de Memoria Histórica a finales 2007, hace ya casi ocho años, los ayuntamientos almerienses han avanzado en la retirada de los vestigios del franquismo y la dictadura, yugos, flechas y escudos predemocráticos y ya son pocos, casi ninguno en la provincia, los que siguen sin cumplir la normativa y hacen caso omiso al artículo 15 en el que se les insta a suprimir las huellas de la sublevación y de la represión de la dictadura. El bipartito que en la legislatura anterior formaron PSOE e IU reactivó la amnesia histórica de algunas administraciones públicas e instituciones como el Obispado de Almería, que seguían sin hacer los deberes. En ayuntamientos como el de Olula de Castro, por ejemplo, no ha sido hasta el pleno del pasado jueves cuando se aprobó la modificación de un doble cambio de plaza y calle que llevan décadas de homenaje a Primo de Rivera. Desde la sesión plenaria, la Plaza será la del Pueblo y la calle de la Virgen del Patrocinio, tras lo acordado por unanimidad por los cinco concejales, cuatro del gobierno socialista y uno del PP en la oposición. El anterior alcalde, Guillermo Mesas, no le prestó demasiada atención ni en su etapa en el PP, ni en el Partido de Almería (PAL) ni en calidad de independiente. El nuevo regidor, el veinteañero Christian Quero, ha sacado adelante la iniciativa con la que se aplicará la legislación vigente en materia de memoria histórica. En Olula del Río también se cambió el nombre de la Plaza Alejandro Salazar, el que fuera responsable de la Jefatura Provincial de FE de las JONS en Almería, por el de la Paloma, como popularmente se le conocía. Son muchos más los ejemplos recientes, ha sido un cuentagotas permanente en los últimos años, si bien existen aún hoy administraciones que no han cumplido las leyes.

La Junta de Andalucía, una de las que ha liderado la retirada de los vestigios de Franco, incumple la normativa en la fachada de la Escuela de Artes, al requerir un proyecto específico con estudio previo por parte de la Consejería de Cultura porque es un edificio protegido. Hace solo unos meses eliminó el escudo del águila de San Juan que ha coronado desde hace medio siglo la entrada del centro educativo Celia Viñas de Almería. Siguen en cartera los símbolos existentes de la Agencia Tributaria, en pleno Paseo de Almería, así como el yugo y flecha en la Catedral junto al nombre del histórico líder falangista Primo de Rivera. De hecho, desde el Obispado se comprometieron a su retirada, pero nunca llega el momento. Las alusiones al régimen también continúan presentes en calles y viviendas sindicales de barrios de la ciudad como 500 Viviendas, Regiones, Araceli, Plaza de San Roque y Barrio Alto. El abogado Eduardo Ranz llevó una querella contra el alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez, al Tribunal Supremo, al estar aforado en su condición de senador, al entender que desobedecía e incumplía la Ley de Memoria Histórica, pero se archivó este verano.

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