El arte de mover las caderas y una pasión: la danza oriental
María José Rodríguez Aguero sueña con trabajar en El Cairo como bailarina profesional · Una mujer que habla tres idiomas y apuesta por la cultura musical árabe
Como quien dice, acaba de lavarse el pelo en las aguas del Nilo. Desde una sombra fresca de Turre es difícil imaginarla en Egipto, junto a otras mujeres que, como ella, sienten la pasión de la danza oriental. "Pues sí, acabo de regresar de Egipto, de un festival, el Ahlan wa Shalan, que se celebra allí cada año y donde tenemos la oportunidad de recibir clases de las estrellas de la danza, de las bailarinas más importantes de allí. Es una especie de convención donde se reúnen bailarinas profesionales de todo el mundo y a la que asistimos para aprender, para evolucionar".
Shirin, su nombre artístico, cuenta y no para de las bailarinas egipcias: "son como las estrellas de Hollywood, pero allí, en El Cairo. Me encantaría trabajar allí, porque es un paraíso para una bailarina por la cantidad de trabajo que hay, aparte que se trabaja con una orquesta en directo, con músicos buenísimos y disfrutando del baile, de la música y de los egipcios, una cultura fantástica".
Martha Graham, bailarina y coreógrafa estadounidense, reconocida como la iniciadora de la danza moderna, una artista excepcional cuya obra es equiparada al trabajo de Picasso y Kandinsky en el arte, vino a decir "el movimiento no miente". Para ella, la danza moderna no era producto de la inventiva, sino del descubrimiento de principios primitivos.
Y es verdad, al menos en el caso de Shirin, desde sus orígenes ya el baile formaba parte de su vida: "a mi siempre me ha gustado muchísimo bailar, desde pequeña. En el flamenco, hay un toque árabe que siempre me ha atraído, así que cuando empecé a estudiar árabe en la Universidad, porque el mundo árabe siempre me ha llamado la atención ¡fíjate! empecé con esto por el idioma no por la danza".
Ella, María José, Shirin, estudió árabe como segunda lengua, porque antes ya se había licenciado en Filología inglesa, "es cierto, yo he estudiado filología inglesa y como segunda lengua estudié árabe. A raíz de ahí me interesé por el mundo árabe, la cultura, las tradiciones, la música, todo, tenía muchos amigos árabes, una cosa fue llevando a la otra y ya ves".
Con tres idiomas: el inglés, el árabe y el de la danza, Shirin metió los velos en la maleta, agarró el portante y a Francia "allí tomé la decisión de dedicarme a la danza. Regresé a Almería, perfeccioné la técnica con una profesora muchísimo y después ya me dediqué por entero a este arte. Volví de nuevo a Francia y allí estuve viviendo dos años".
'Caminante no hay camino, se hace camino al andar' dejó acuñado el poeta y esta mujer, Shirin, que aún no alcanza los 30 ni de lejos, camina y camina en busca de la perfección de su arte y del pan, todo sea dicho. "He viajado por Europa, Estados Unidos, Egipto, Túnez, Turquía, para desarrollarme como bailarina, aparte de formarme también en el ballet clásico. Los viajes me los pago bailando. Trabajo en hoteles, en bodas, donde me llaman".
Con tanta ida y venida, Shirin, ¿cómo se tiene pareja, cómo se plantea una vida con hijos? "La verdad es que es difícil, pero yo no lo veo imposible, algún día vendrán. Lo importante es tener a tu lado alguien que te entienda, yo tengo suerte de tener a Quico que sí que me entiende, a veces no tanto, pero le encanta que baile, que eso no todos los hombres lo entienden, ni lo llevan bien.
En cuanto a formar una familia, a la hora de tener hijos, pues no sé, no me da tiempo a veces ni de limpiar".
El misterio, la sensualidad de la danza oriental, el erotismo, han sido acompañantes indudables de un arte que, al parecer, tuvo su origen en danzas rituales con el propósito de traer a la tierra los poderes de las diosas de la fertilidad, de la lluvia.
Sea como fuere, Shirin, admite que es imposible restarle sensualidad al baile oriental, sobre todo por los movimientos del vientre y caderas que no existían en el baile occidental. "La danza del vientre es una de las más antiguas del mundo y sus orígenes son tan inciertos como misteriosos. Su origen más aceptado es en el antiguo Egipto, donde se utilizaba como un ritual a los dioses, se enseñaba a vírgenes a bailar esta danza para prepararlas para la fertilidad".
En la mirada, quizá también en la mente de Shirin, está Egipto "un país mágico en el que a la gente le gusta bailar, todo el mundo baila, no me importaría vivir allí. Si es tu sueño hay que creer en ello, aunque a lo mejor los que están a tu alrededor piensan que no es algo seguro como impartir clase de filología. Yo si tengo seguridad en mi como bailarina y como, además, disfruto con la danza, pues no me importaría".
Shirin bailará esta noche en algún lugar de la provincia de Almería o en cualquier parte del mundo, quien sabe. Si se la encuentra, no escatime los aplausos, con su danza se los gana a pulso.
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