La muerte de un inocente
Elladooscurodealmería
Refriega. En el altercado murió el conductor del taxi Alfredo Fernández "El Alvarillo", una persona ajena a todo el entramado que tuvo la mala suerte de verse metido en el problema
La muerte de Alfredo Fernández González "El Alvarillo" fue simplemente un desdichado cúmulo de penosas circunstancias. Aunque propiamente no se puede hablar en este caso de tratarse de un crimen, su muerte ocurrida durante un fuego cruzado entre los pasajeros que llevaba en su taxi y la Guardia Civil queda enmarcada en el capitulo de esas personas que ajenas a un determinado proceso han muerto de forma violenta.
La historia tendría que remontarse al 20 de junio de 1947. Ese día, un nutrido grupo de personas desafectas al régimen franquista, apoyadas por las denominadas células de la Alianza Nacional de las Fuerzas Democráticas tuvieron que regresar precipitadamente a Almería horas después de que el pesquero en el que iban a desplazarse hasta Oran para exiliarse, tuviera una avería en las máquinas impidiendo su navegación debiendo regresar al puerto.
Los expedicionarios una vez en tierra, para evitar que fuesen detectados decidieron repartirse en tres grupos. Uno de ellos se quedó en la barriada de Pescadería, otro quedo diseminado por la zona centro de la ciudad donde existía un contacto y un tercero se desplazó hasta una barriada próxima a Níjar.
El 22 de junio de 1947, este último grupo comandando por Sebastián Magaña decidió volver a Almería. En Nijar contrataron los servicios del taxista Alfredo Fernández conocido entre los vecinos como "El Alvarillo", para que trasladase al grupo en su vehículo hasta la ciudad. Cuando el taxi circulaba cerca de La Cañada de San Urbano, a la altura de la Venta Maria de Los Ángeles una patrulla de la Guardia Civil formada por un sargento jefe, un cabo y un guardia les dio el alto solicitándoles la documentación.
Los pasajeros respondieron a tiros, momentos en que se produjo la refriega cruzándose numerosos disparos entre los agentes y los ocupantes del taxi. En el acto falleció el guardia civil Lisardo Sánchez López, así como el hermano de uno de los huidos con Magaña, resultando también herido muy grave el cabo de la Guardia Civil Francisco Soriano Molina quien falleció ese mismo día unas horas más tarde cuando le intervenían quirúrgicamente.
En la refriega murió el conductor del taxi Alfredo Fernández "El Alvarillo" un inocente ajeno a todo el entramado. Dos de los ocupantes del taxi lograron huir a campo través llegando hasta la capital refugiándose en unas vivienda próximas a la calle Murcia en la zona de Los Jardinillos donde posteriormente tuvo lugar otro luctuoso hecho.
El 24 de junio de 1947, Almería se vio nuevamente sacudida con otra nueva tragedia. La Guardia Civil rodeó la manzana de la casa donde se habían ocultado los dos huidos durante el control de La Cañada de San Urbano y que habían sido acogidos por otros compañeros del grupo que junto a ellos pensaban exiliarse a Oran y donde se habían refugiado. Posteriormente se dijo que un chivatazo, de "alguien" cercano al grupo de disidentes aceleró la inmediata intervención de la Benemérita.
Ante la llegada de las fuerzas de la Guardia Civil, que rodearon la manzana, los habitantes de la casa, que en esos momentos se disponían a almorzar al verse descubiertos huyeron desesperadamente por las azoteas y terrados de las viviendas, al tiempo que nuevamente salieron las armas a relucir.
Murieron abatidos a tiros Antonio González Beltrán, Andrés Camacho Enriquez y Juan Nieto "El Cuco". En la refriega murió también el teniente de la Guardia Civil, Pedro Martos Carricondo oficial que dirigía la operación al dispararle a bocajarro uno de los fugitivos heridos, cuando el teniente se acercó a la victima para ver su estado. Un cuarto huido fue detenido por los agentes cerca de la rambla y un quinto fugitivo conocido como "El Gregorio" logró escapar y posteriormente pasarse a Francia.
Los funerales del teniente Pedro Martos Carricondo fueron presididos por el Capitán General de la Región Militar. La Guardia Civil hizo entrega en el juzgado de diversas armas encontradas en la vivienda, así como documentación, efectos personales e incluso la paella que se disponían a comer los fugitivos momentos antes de ser sorprendidos. Ese mismo día, la Policía de Almería iniciaba la desarticulación de dos organizaciones clandestinas, una anarquista y otra socialista.
La desgracia se cebó de nuevo con la familia de uno de los paisanos fallecidos. Concretamente de Antonio González Beltrán. Su hermano Juan murió junto a tres personas más, el 28 de diciembre de 1945 en el paraje del Abriojal cerca de Rioja en un enfrentamiento a tiros con la Guardia Civil en el que fallecieron dos agentes.
Otros cuatro miembros de esta familia, entre ellos el padre José Antonio González Arcos cuyos restos reposan en el cementerio municipal de Rioja, murieron trágicamente la mañana del 11 de agosto de 1947 ente ellos el hijo menor, Andrés de apenas 18 años de edad. Fueron abatidos en aplicación de la denominada "Ley de Fugas" por agentes de paisano de la Guardia Civil miembros de "la Brigadilla" en el paraje Llano de Rueda a la altura del kilómetro 140 en el termino municipal de Tabernas, a donde fueron trasladados en una camioneta, después de que tres de ellos fuesen sacados de la prisión y el restante hermano de la comandancia de la Guardia Civil, con la excusa de una comparecencia en el juzgado de Gergal. La orden estaba firmada por el teniente coronel y primer jefe de la Comandancia de Almería, Juan Grau Ramírez, autorizado por el capitán-juez especial de "Atracos"Francisco Moreno.
Fueron detenidos después de que unos meses antes, la Policía los arrestase por pertenecer a la organización clandestina "Socorro Rojo". En un corto periodo de apenas veinte meses, y en circunstancias de extrema violencia, propias del clima de tensión y represión de aquellos años de intensa oscuridad murieron el padre y cinco de los siete hijos de la familia González- Beltrán oriundos de la localidad de Rioja y conocidos como "Los Pezuños".
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