Un municipio con pasado nazarí y minero que presume de sus jamones

Con algo más de 2.800 habitantes, Serón es una de las localidades más relevantes en el Valle del Almanzora La industria cárnica y el turismo verde son sus motores económicos

Panorámica del municipio con el castillo presidiendo su particular 'skyline'.
Panorámica del municipio con el castillo presidiendo su particular 'skyline'.
Norberto López

15 de diciembre 2013 - 05:01

Enclavado en el Valle del Almanzora, el municipio de Serón es uno de los más conocidos dentro de la comarca por su apuesta decidida por la producción de jamones. De hecho, el Ayuntamiento celebra cada año la tradicional feria del jamón, que en 2013 ha llegado ya a su XIX edición y que tiene lugar, como marca la tradición, el primer sábado de julio.

En ella los empresarios promocionan su materia prima, que son los mejores jamones y embutidos realizados de forma artesanal, con las mejores materias primas y climatología que hacen que sus productos sean de élite y conocidos por toda España e incluso el extranjero.

De hecho, esta feria ha situado a Serón en el mapa gastronómico y turístico de Andalucía, un municipio que, por un día, se beneficia económicamente de la llegada de miles de visitantes.

Pero Serón no es solo conocido por sus productos cárnicos, lo es también por su Historia. De su pasado islámico le ha quedado la estructura de sus calles estrechas y sinuosas, enclavadas en la parte alta del pueblo y dominadas por el castillo, una fortaleza construida en el siglo XIII, en la época nazarí, con un objetivo marcadamente defensivo, y de la que solamente se conserva la torre con una campana. En el siglo XIX se construyó en la parte superior la Torre del Reloj, en estilo neoclásico, para que albergara el mecanismo del reloj del pueblo. Sus campanas están destinadas una para señales y la otra para el reloj. En la actualidad dista mucho de ser la imagen real de lo que fue la antigua fortaleza. Desde ese punto se divisa todo el Valle del Almanzora y parte de la provincia de Granada.

También es reseñable sus casas enclavadas que se descuelgan por la ladera creando un bello y pintoresco paisaje de villa. En la calle Real, que rodea al pueblo, se alzan las casas señoriales, con magnificas fachadas, construidas a finales del siglo XIX y principios del XX. Fue en esta época cuando los ingleses de las Menas erigieron sus principales edificaciones en Serón, así pues, se pueden ver las señoriales casas de los directivos en la Zalea y los Zoilos.

Además, para aprovechar la producción ganadera y agrícola se construyeron fábricas de lana y numerosos molinos de agua de los que actualmente sólo queda uno en funcionamiento, está situado en la calle Juan de Austria, más conocida como Cuesta de los Muertos, y se conserva en perfectas condiciones.

La localidad, que cuenta con algo más de 2.300 habitantes, ofrece al turista un importante elenco de puntos turísticos. Entre ellos, está la Encina centenaria del Marchal del Abogado, considerada la más antigua de la provincia, y la Encina Milenaria catalogada como el mayor árbol de Andalucía.

También destaca, dentro de sus destinos turísticos, uno de los motores económicos de la localidad: la minería. A finales del siglo XIX surge la idea de transportar el mineral de hierro por ferrocarril en el Valle del Almanzora. Las minas estaban en el Alto Almanzora, en Serón, en Bacares y en Bayarque. Por ello, esta localidad se convirtió en un importante centro minero que contó con minas en Las Menas, entre otros sitios. En 1894 se construye el ferrocarril del Almanzora, que pasa por Serón y de ese pasado queda como legado la estación de tren, a la que se le da uso turístico así como el poblado minero de Las Menas, otro importante reclamo.

De hecho, el un antiguo trazado de ferrocarril en desuso ha sido acondicionado actualmente como sendero, conocido como la Vía Verde del Hierro.

El alcalde de la localidad, Juan Antonio Lorenzo, describe a sus paisanos: "Serón es un municipio fundado hace casi nueve siglos, sus vecinos son personas extremadamente arraigadas al territorio, acostumbrados al trabajo duro y a solventar las crisis de distinta índole; también son personas emprendedoras, defensoras de los valores que nos distinguen como un pueblo de tradición".

Sin duda, un enclave lleno de naturaleza y costumbres ancestrales con "buen sabor".

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