Un 'muyayo' almeriense

Pedro Antonio posa sonriente el pasado viernes en el majestuoso Puerto Deportivo de Las Palmas de Gran Canaria.
Pablo Laynez / Las Palmas

30 de marzo 2012 - 01:00

Su acento denota que las costumbres canarias son parte ya de su filosofía de vida. El "¿qué pasó?" o el "muyayo", con ese dulce tono de voz insular, se escapan en más de una ocasión durante la entrevista que concede a Diario de Almería en Terol, un pequeño pueblo del centro de la isla donde se apareció la Virgen del Pino, Patrona de Gran Canaria.

Pedro Antonio Díaz Bretones nació en Almería y tuvo la descicha de encontrar trabajo a la vera de su padre, del gremio de la construcción. Aunque sus padres son de Almería, los tres [su hermano Francis vive en Granada] emigraron a Gran Canaria tras varios periplos por la península. Allí no tardó en quedar la impronta de un pulpileño al que Almería le debe la antigua Central Térmica y el depósito del agua del Puerto, y Las Palmas y Mogán el dique Reina Sofía y el Puerto de este pequeño pueblo costero, la obra más emblemática y bonita para siempre en el recuerdo.

Pedro Antonio es uno más de los almerienses que llegaron a la isla y no quieren despegarse de ella. Desde su puesto como Coordinador de la Consejería de Obras Públicas e Infraestructuras y Aguas del Cabildo de Gran Canarias recuerda con cariño su tierra natal, aunque su vida está hecha en aquellas islas que un día poblaron los guanches y que desde 1477 pertenecen a la Corona Española.

"Cuando mis padres se jubilaron se volvieron a Almería. Yo ya estaba casado con una canaria y esperaba un hijo. No sentí pena porque se volvían a su tierra, pero sí que es difícil estar en la lejanía porque todos somos muy familiares. Voy a Almería un par de veces al año y las nuevas tecnologías ayudan mucho", afirma un almeriense que no ha perdido sus buenas costumbres: "Lo que más ganas tengo de hacer cada vez que voy a Almería es tapear. Una vez me fui directamente del aeropuerto al Barea a tomarme unas gambas a la plancha sin pasar por mi casa a saludar a mis padres", recuerda.

Como buen conocedor de la materia que es a Almería sí que la ve "lejana". No porque no tenga ganas de disfrutar de su tierra, sino porque las comunicaciones son un desastre. "Cuando quieres ir, tienes que planificarlo muy bien porque tardas un día entero. Es una asignatura pendiente desde tiempo inmemoriales", reconoce este almeriense que trata de pintar en su mente similitudes artísticas entre Las Palmas y Almería: "Son dos ciudades que miran directamente al mar. Yo diría que la playa de Las Canteras es lo más parecido al Zapillo y que el casco antiguo de Vegueta le da un Almería a la zona de la Catedral", finaliza mientras acaricia con mimo, como si quisiera cuidar paternalmente a un hijo que estudia fuera, un escudo de Almería que se compró en el aeropuerto.

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