El obispo de Guadix comparte la Eucaristía con los fieles almerienses

Monseñor García Beltrán visitó ayer tarde la parroquia de San Sebastián, "en la que he sido muy feliz", y recordó su paso por distintos destinos al servicio de la Iglesia

Monseñor García Beltrán presidió la Eucaristía, concelebrada con numerosos sacerdotes.
Monseñor García Beltrán presidió la Eucaristía, concelebrada con numerosos sacerdotes.
José Manuel Quesada / Almería

18 de abril 2010 - 01:00

"Os llevo a todos en el corazón, en mi alma, y cada mañana rezo por todos vosotros". Ginés García Beltrán, flamante obispo de Guadix y anterior responsable de la parroquia de San Sebastián, regresó ayer a su tierra almeriense para compartir la celebración de la Eucaristía con los feligreses que le han acompañado a lo largo de sus 25 años de servicio a la Iglesia en los distintos destinos que ha ocupado desde que fuera nombrado sacerdote.

Más de 700 personas abarrotaron el templo de San Sebastián y recibieron a Monseñor García Beltrán con una gran ovación cuando accedió a la iglesia junto al Consejo de Pastoral. El repique de campanas daba a conocer la alegría por este feliz y emotivo reencuentro con un hombre especialmente querido por los almerienses, con una trayectoria pastoral que ha sido reconocida por S. S. el Papa Benedicto XVI con su nombramiento episcopal. Muchos fieles pudieron seguir la ceremonia en las naves laterales a través de las pantallas de un circuito cerrado de televisión.

La solemne ceremonia se inició con una procesión que partió desde la sacristía, en la que participaron seminaristas, numerosos miembros del presbiterio almeriense y el obispo de la Diócesis de Guadix-Baza, que fue saludando con una gran sonrisa a todos los feligreses. En nombre de la parroquia se destacó la entrega, fidelidad y el cariño depositado por Ginés García en cada uno de los destinos que ha ocupado en Mojácar, Rioja, Los Ángeles, La Cañada-Costacabana y San Sebastián.

Monseñor García Beltrán comenzó su homilía manifestando que había sido incapaz de escribirla en el ordenador porque sus palabras brotaban del corazón, y agradeció la presencia de Manuel Cuadrado y Manuel Navarro, sucesor y antecesor en la parroquia de San Sebastián, así como la de la superiora general de las religiosas de María Inmaculada.

El obispo de Guadix hizo un recorrido por su vida sacerdotal desde que en 1987 fuera nombrado párroco de Santa María en Mojácar, su primer destino, al que siguieron unos "años apasionantes" en el Seminario Menor; Rioja, "un pueblo en el que tuve un extraordinario grupo de jóvenes"; Santa María de los Ángeles en la capital almeriense, "un capítulo muy importante en mi vida"; diez años de servicio como vicario general; dos años "que fueron una bocanada de aire fresco" en La Cañada-Costacabana, y poco más de tres años en San Sebastián. En todos he sido muy feliz, declaró el obispo, que pidió a los fieles poner la confianza en Dios, "porque Jesucristo es el único que puede dar fundamento a nuestra vida". Por ello, concluyó, dejemos que Dios haga en nosotros. Tras la ceremonia eucarística se celebró una convivencia en el Colegio de la Compañía de María con la asistencia de numerosas personas.

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