El 'pájaro dulce' alegra la vida
Pedro Baena comenzó con su afición a la ornitología cuando un buen día se le cruzó un canario macho "que cantaba muchísimo" · El aficionado está preparando su jardín para una amplia voladera
Su trabajo en banca le da de comer. Su afición a la ornitología, entre otras, le da de vivir. A Pedro Baena García, catalán de nacimiento, hijo de garruchera, residente en Mojácar ya va para los doce años, se le cruzan las cosas de la vida en su vida. A ver, esto dicho así como que no, que necesita explicarse, que es que Pedro venía todos los años a Garrucha en verano y se alojaba en la vivienda de sus padres en un edificio donde también viven los padres de Juana María. De tanto subir y bajar escaleras se cruzaron, se encontraron, se conocieron, se enamoraron y hasta ahora.
Pedro Baena conocía ya la ornitología por parte de padre que siempre había tenido canarios. Un buen día salía de un aparcamiento de Almería con su mujer y se le cruzó un canario amarillo "un macho precioso que cantaba muchísimo. El canario se dejó coger porque no estaba acostumbrado a vivir en libertad, lo más seguro es que lo hubiera cogido un gato o habría muerto de cualquier manera". La pareja entró en una zapatería, pidió una caja para llevar el canario y a partir de ahí hasta ahora. Otro cruce de la vida en la vida de Pedro.
"Me dejaron una hembra, comencé a criar, conocí a un familiar de Cuevas del Almanzora que está en la Asociación Ornitológica, y me metí de lleno en el tema. Te lías y te lías y como no eches el freno esto es un mundo enorme. Yo tengo los canarios por pura afición, por placer, por distracción, una más".
Pedro Baena explica que él no es un experto pero entiende algo de colores, de alimentación, "ahora mismo los tengo juntos porque no hay problema con la alimentación. Cuando llega la época hay que separarlos porque los blanco y amarillos comen de una manera y los rojos de otra. Los rojos necesitan una alimentación especial por lo que se hace necesaria una dieta distinta". Pedro Baena aprendió de su padre cómo hacer las voladeras, jaulas grandes para que los canarios tengan amplitud de espacio. Hubo un año en que le nacieron treinta y cinco pollos con lo que tuvo la tira de pájaros.
A Pedro le gusta especialmente la época de cría "es cuando estás más encima de ellos, ves todo el proceso desde que pones el pelo para que monten el nido, cómo se juntan las parejas, cómo se conocen, el cortejo que desarrollan, cómo ponen el huevo, cómo nacen las crías, como el padre y la madre están pendientes". Queda claro pues que Pedro disfruta enormemente con la época de cría que va desde Semana Santa hasta el verano.
El jardín familiar de Pedro Baena, lugar en el que están las voladeras de canarios, es punto de encuentro para los gorriones que acuden a comer lo que cae desde las jaulas. Pedro pone en las vasijas de comida todo tipo de grano y los canarios comen lo que les apetece, el resto lo tiran y eso que se llevan en el buche los gorriones. Lo que sí se comen los canarios es el cañamón, un aporte de grasas, que Pedro les retira de la carta en función de la época. "Los blancos", explica Pedro, "son albinos y necesitan vitamina A".
Los comederos y los bebederos son diseño y artesanía pura de Pedro. Los hace, como quedó antedicho, él mismo. Los diseñó de modo que a los pájaros no les falte ni comida ni bebida en las ausencias de fines de semana que Pedro y familia aprovechan para ir al cortijo. Como dice Pedro "Hechos muy artesanalmente pero que da resultado, así nos podemos ir unos días con toda tranquilidad sin que a los canarios les falte agua o comida". Es un sistema muy original que, tal vez, algún día Pedro lo ponga en producción.
Ahora, para aprovechar este tiempo, Pedro Baena está preparando el terreno en su jardín para una voladera amplísima, "me gusta que tengan espacio para volar, no podría tenerlos en jaulas de sesenta centímetros". Los hijos de Pedro Baena, tres, no siguen por el momento la afición del padre en esto de los canarios: "pasan olímpicamente, ellos se interesan por otras cosas y yo también que no todo es el canario, afortunadamente en la familia tenemos variadas aficiones". Ahora, entre fiestas y todo el lío propio de esta época, ha dejado de lado la construcción de otra voladera, una empresa que retomará cuando el turrón y los polvorones sean un recuerdo.
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