10.500 palmeras en Almería bajo protocolo específico de seguridad

Almería

La empresa de parques y jardines está obligada por contrato a hacer inspecciones periódicas por arbolistas especializados e instrumental específico con el que poder evaluar si existe o no riesgo de caída

Cordón de protección en el entorno de las palmeras de la avenida de Cabo de Gata
Cordón de protección en el entorno de las palmeras de la avenida de Cabo de Gata / Javier Alonso

La caída de la palmera de la avenida de Cabo de Gata provocando el fallecimiento de dos personas ha suscitado un río de comentarios en distintas direcciones que suelen confluir en la seguridad de estos ejemplares en una ciudad donde hay más de 10.500 unidades. Una considerable cifra que se reparte por todo el término municipal y en puntos concretos donde la fuerza del viento suele ser más notable. El arbolado en Almería está sujeto a unas revisiones periódicas y estas 10.500 palmeras, en concreto, tienen un protocolo específico a seguir por la empresa concesionaria del servicio de conservación y mantenimiento de las zonas verdes capitalinas.

Las medidas para garantizar la sanidad y también la seguridad vegetal fueron endurecidas en el último contrato formalizado por el Ayuntamiento con la actual concesionaria, la unión temporal de empresas constituida por STV y Albaida, quien asumió la responsabilidad directa en la gestión de la peligrosidad del arbolado para lo cual cuenta con personal especializado y un protocolo de actuaciones referido a la valoración del riesgo de caída de ramas o del propio árbol.

Personal experto, según exige el Ayuntamiento en los pliegos de condiciones del contrato, debe realizar de forma periódica evaluaciones fisiopatológicas y fitopatológicas, con apoyo de instrumental de arboricultura, al objeto de ofrecer un diagnóstico certero en el que estos expertos determinan la probabilidad de fractura o caída de los ejemplares examinados. De hecho, se especifica en el contrato que si la concesionaria no cuenta con arbolistas cualificados con experiencia demostrada e instrumental idóneo, ha de recurrir a consultores externos para que este tipo de revisiones no dejen de hacerse.

La valoración del riesgo de las palmeras sigue, además, una metodología diferente. Se tiene en cuenta su fragilización por exceso de dureza, la densidad del estípite –tronco– y su comportamiento mecánico.

Se especifica que el estípite “debe ser recto y vertical, y no debe presentar muescas ni heridas ni ninguna clase de estrangulaciones”, en cuanto a los requisitos indicados para la parte aérea de las palmeras, para las cuales el contrato exige evaluaciones periódicas de su estado en aras, entre otros aspectos, detectar posibles infecciones de picudo rojo como acción preventiva.

Las podas, en el caso de las palmeras, adquieren de igual modo importancia, sobre todo en las datileras. El personal de la empresa concesionaria efectúa un control periódico de la carga de los frutos, ya que los troncos pueden no llegar a soportar dicho peso, por lo que es esencial esta supervisión y retirada de dátiles con el fin de evitar que lo que los expertos denominan “estrés” y, por ende, un debilitamiento de la estructura de la palmera que, a lo largo del tiempo, puede desembocar en esa temida fractura o desplome. Los frutos se eliminan en cuanto representen un peligro o molestias, especialmente en la zonas peatonales, donde los dátiles pueden ocasionar caídas. La poda, por otro lado, ha de ser cuidadosa con la finalidad de producir heridas en el estípite, entrada de hongos debilitadores.

Inspecciones después de vendavales

El contrato con la concesionaria de parques y jardines obliga a la empresa a “revisiones periódicas y constantes”, que deben repetirse “siempre” después de tormentas, vendavales, obras, concentraciones de personas, etc., con el fin de determinar posibles acciones.

stats