"La censura franquista sigue viva sobre los documentos de Palomares"

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Cómo la Guerra Fría pudo provocar el mayor desastre nuclear de la historia forma parte de la conferencia de Juan Carlos Pereira Castañares, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense

"Los restos de las bombas de Palomares ayudaron a Franco en su carrera nuclear"

Juan Carlos Pereira, catedrático de Historia Contemporánea, durante su conferencia.

"La censura franquista sigue viva sobre gran parte de los documentos de Palomares. Es un hecho realmente vergonzoso. Lo que se ha hecho hasta ahora es prometer. Los norteamericanos se niegan a llevarse nada", así de tajante se muestra Juan Carlos Pereira Castañares, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense, tras realizar un análisis del accidente de Palomares dentro de su conferencia '¿Accidente aéreo de Palomares? Guerra Fría, franquismo y amenaza nuclear'. Sus palabras se ven avaladas por la 'La Ley de secretos oficiales' de 1968 y el 'Acuerdo secreto de Moratinos (2010).

El discurso forma parte de las jornadas organizadas por la Facultad de Humanidades de la Universidad de Almería, que tienen como comisario de la exposición a José Herrera Plaza, y que recibe el nombre de 'La Guerra Fría en 1996: Palomares y Villaricos'. Las jornadas se alargarán durante el mes de abril y mayo con relevantes conferencias, debates y proyecciones.

"El accidente de Palomares se ha basado de una historia oficial confeccionada por los Estados Unidos y la dictadura franquista a espaldas de los afectados. La historia oficial es impostada", asevera el investigador almeriense José Herrera, creador del documental 'Operación Flecha Rota'.

"Nos hemos ido enterando de algunos detalles debido a las desclasificaciones que se han dado en los últimos 20 años", añade Herrera, argumentando que "Palomares no es un tema del pasado, no es pretérito, es una historia inacabada, sin final y con mucho presente y futuro. Hay una problemática radiológica que deben asumir todos los partidos políticos".

Noticia de El Pueblo a sabiendas de la sí existencia de la radiactividad.

La conferencia conferencia '¿Accidente aéreo de Palomares? Guerra Fría, franquismo y amenaza nuclear' pone en contexto histórico el accidente de Palomares, llegando a la conclusión de que "los pactos sumisos de España con Estados Unidos provocaron el accidente". No obstante, tras la Guerra de Corea (1950-1953), y según apunta Pereira Castañares, el país norteamericano se vio obligado a crear bases militares en España para desarrollar su poderío militar de cara a futuros conflictos y a empuje constante de la Guerra Fría que mantenía con la Unión Soviética.

Del antifascismo al anticomunismo

España dejó de ser mirada con recelo por ser el último reducto fascista de Europa cuando la Unión Soviética se convirtió en el enemigo número uno de los Estados Unidos, que ya habían visto como el potencial comunista había dejado viva a Corea del Norte en la Guerra de Corea y China se había erigido como la República Popular. España comenzaba a interesar estrictamente por motivos estratégicos y militares. "Se había pasado del antifascismo al anticomunismo y entonces se comienza a utilizar a España", explica el Catedrático de Historia.

Dos años antes, en 1953, surge lo que Franco calificaría como "el logro más importante de nuestra política exterior contemporánea", que no era otra cosa que el Convenio Defensivo con Estados Unidos y que daba libertad a los norteamericanos para hacer uso de las bases e instalaciones en territorio español como bases de acción contra objetivos militares en la forma en que fuese necesario para la defensa de Occidente. El problema es que Estados Unidos no debía pedir permiso, tan solo informar... y ni eso.

Y así es como Estados Unidos elaboró el sistema Chrome Dome. En él se integraban los bombarderos B-52 del Comando Aéreo Estratégico que estaban en vuelo durante todo el día, despues para atacar blancos soviéticos al recibir la orden. Controlaban todas las armas atómicas y nucleares de Estados Unidos.

Las misiones del Chrome Dome operaban en dos áreas, una en el Ártico y otra llevaba los bombarderos a las fronteras de Turquía con la URRS a través del Atlántico, y pasaban por España y el Mediterráneo, donde se tenían que reabastecer.

Una de las bombas. / Exposición José Herrera

Palomares era un buen lugar para llevar a cabo esos reabastecimientos. Según los norteamericanos era una zona básica por su clima benigno, su montaña fácilmente reconocible y su cercanía con Morón. El ejército bautizó a Palomares como "Roca de silla de montar".

Y así fue como en 1966, un bombardero y un avión nodriza KC-135 (cargado con 110.000 litros de combustible) colisionaron sobre esta franja almeriense. Cuatro bombas nucleares cayeron y aunque por suerte no detonó ninguna de ellas, el plutonio que cargaban se extendió por el suelo de Palomares.

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