Peligro bajo tierra: las fallas activas que amenazan a Almería
Almería es una de las zonas con más riesgo sísmico de Europa
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La provincia de Almería se asienta sobre un terreno inestable. Lo confirma el Instituto Geográfico Nacional (IGN), que equipara la peligrosidad sísmica del sureste peninsular a la de la cordillera del Atlas, epicentro del devastador terremoto que sacudió Marruecos hace solo unos meses. La razón: la convergencia entre las placas euroasiática y africana, que se aproximan a un ritmo de 5 milímetros por año, acumulando una energía que, tarde o temprano, se libera en forma de terremoto.
Ese movimiento lento pero constante modifica la morfología del fondo marino y genera nuevas fracturas en la corteza. Y cuando una falla acumula demasiada tensión, termina por liberarla. Cuanta más energía acumulada, mayor es la magnitud del sismo o, incluso, del maremoto resultante.
Fallas con potencial destructivo
En el sureste español se localizan varios sistemas de fallas activas capaces de generar terremotos de magnitudes entre 5 y 7. Entre ellas destacan la falla de Alhama de Murcia, la de Carrascoy-Totana, la del Bajo Segura y, muy especialmente, la falla de Carboneras, una de las más peligrosas del país.
Esta última se considera una de las zonas con mayor sismicidad de toda la península ibérica, y su actividad ha sido documentada por numerosos estudios científicos. Su prolongación submarina alcanza más de 80 kilómetros, y presenta señales claras de haber estado activa durante los últimos 1,8 millones de años.
El legado geológico de Carboneras
Las evidencias en trincheras geológicas han identificado al menos cuatro grandes eventos sísmicos generados por esta falla, según dataciones radiométricas. El más reciente podría estar vinculado con el terremoto de Almería de 1522, el más destructivo jamás registrado en España.
Algunos estudios elevan a siete u ocho los grandes terremotos generados por esta falla en los últimos 50.000 años. Tres de ellos serían terremotos holocenos, es decir, ocurridos en los últimos 11.700 años. Según los cálculos científicos, su periodo de recurrencia ronda los 14.000 años.
Bombas de energía bajo el mar de Alborán
El subsuelo marino del mar de Alborán, frente a las costas de Almería, guarda otras amenazas latentes. Una investigación del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), junto con instituciones europeas, ha identificado dos grandes fallas: la del Alto de Alborán y la falla de Yusuf, situadas en el límite entre las placas Europea y Africana.
Estas fallas absorben gran parte de la deformación geológica causada por la colisión de placas y son potencialmente responsables de terremotos y maremotos de gran impacto. Se trata, según los investigadores, de estructuras más profundas, continuas y activas de lo que se creía hasta ahora.
Una de las revelaciones más importantes es que la falla de Alborán no es solo una falla lateral, sino que presenta movimiento inverso, lo que aumenta su capacidad destructiva. Así lo asegura Laura Gómez de la Peña, investigadora del ICM-CSIC, en declaraciones a El Español.
Al-Idrissi, el epicentro del gran sismo de 2016
A estas amenazas se suma la falla de Al-Idrissi, otra fractura submarina que conecta las costas de Almería con el norte de África. En enero de 2016, esta falla fue responsable de un terremoto submarino de magnitud 6,4, el más potente registrado en el mar de Alborán desde que se instalan sismómetros modernos. El seísmo sacudió con fuerza Melilla y numerosas localidades del sur peninsular, dejando constancia del riesgo regional.
Investigadores del ICM-CSIC y del ICREA han documentado el crecimiento de esta falla, lo que la convierte en una de las estructuras sísmicas jóvenes más activas del Mediterráneo occidental. Su seguimiento permite estudiar cómo nacen y evolucionan las fallas activas, claves para anticipar futuros riesgos sísmicos.
Una amenaza real
La sismicidad del sureste español no es teórica. La acumulación de energía en estas fallas, muchas de ellas a escasos kilómetros de la costa, es continua. Los científicos coinciden: el riesgo sísmico en Almería existe y es de los más elevados de Europa occidental. Aunque no se puede predecir el momento exacto de un gran terremoto, sí se puede trabajar en la prevención, la preparación ciudadana y la mejora estructural de los edificios.
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