"A pesar de sus heridas, él sólo pedía que buscásemos a sus compañeros"

La patrullera Río Jiloca de la Guardia Civil de Almería fue la primera en llegar al lugar de los hechos y salvó al único tripulante que hoy puede contar lo sucedido

Subteniente Cerezo, patrón del Servicio Marítimo de la Guardia Civil.
Subteniente Cerezo, patrón del Servicio Marítimo de la Guardia Civil.
M. J. Uroz / Almería

24 de enero 2010 - 01:00

La cercanía a la zona donde ocurrió el trágico accidente aéreo y la rapidez con la que actuaron nada más recibir la noticia de que alguien pedía auxilio desde el mar, permitió a los cuatro tripulantes de la patrullera Río Jiloca de la Guardia Civil de Almería rescatar con vida a Alberto Elvira Vallejo.

Navegaban por la bahía en su función diaria de vigilancia y les avisaron de que a cinco millas al sur del aeropuerto de la capital se habían divisado bengalas que pedían socorro. "Aún no sabíamos la dimensión de los hechos, pero pusimos rumbo hacia el lugar. Fue a medio camino cuando nos comunicaron que la torre de control del aeropuerto había perdido el rastro de un helicóptero de Salvamento Marítimo", aseguró a Diario de Almería el subteniente Antonio Cerezo, patrón del Servicio Marítimo de la Guardia Civil.

Al llegar a la zona en cuestión "vimos una pequeña luz que hacía señales. Era el gruista del helicóptero que al ver que nos acercábamos encendió una linterna. Pusimos los focos y fue entonces cuando localizamos los restos del helicóptero que flotaban en el agua. Eran las puertas y una balsa salvavidas a la que estaba agarrado Alberto", explicó el patrón de embarcaciones.

El tiempo corría en su contra y había que hacer todo lo posible por rescatar al superviviente. "Lo cogimos y lo subimos a bordo de la patrullera como pudimos. De inmediato lo tumbamos en un colchón y le dimos abrigo porque estaba con una grave hipotermia. Tenía una brecha en la cabeza y la sangre le corría por todo el cuerpo, por lo que pensamos que podía estar grave", relató, al tiempo que describió las primeras palabras del Alberto hacia los agentes para que buscasen a sus compañeros. "Faltan tres tripulantes, buscadles, buscadles a ellos", era lo único que repetía.

Pero los rescatadores necesitaban saber qué había ocurrido para poder rastrear con más precisión. Alberto no sabía donde estaban los demás, por lo que "paramos motores e hicimos un momento de silencio absoluto para ver si alguien pedía ayuda. No oímos nada. Rastreamos la zona y vimos que había pocas posibilidades de encontrar a alguien más. Fue entonces cuando el hombre comenzaba a perder el conocimiento y decidimos cesar la búsqueda para poner rumbo al puerto y llegar cuanto antes al hospital", relató a este periódico el subteniente Cerezo, quien asegura que el herido no sabía qué había pasado. Pero sí apuntó que "no había habido una situación de emergencia previa y que por eso no llegaron a pedir ayuda ni a participar una avería", como indicó el patrón, quien apuntó que fue "una situación precipitada y sin tiempo de reacción".

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