Mercado Laboral

El futuro incierto de la pesca artesanal en el litoral de Cabo de Gata

  • Además de las dificultades propias de la actividad, se enfrentan a la falta de instalaciones, la mala gestión de la reserva y al inexistente relevo

A últimas horas de la tarde el cielo se tiñe de colores rosáceos, el sol lentamente se esconde tras las montañas. Se oyen risas y gritos de niños que se remojan en su último baño del día. Nada parece distraer a Luis “El Chato” hijo, la quinta generación de pescadores de la zona, ni siquiera se impacienta por la llegada de su padre. Él sigue cosiendo sin apartar la vista de las redes. Llega el padre, Luis Rodríguez, conocido por “El Chato”. Un pescador artesanal de cabello rizado, la piel quemada por el sol y ojos azules como el agua del mar en calma. Preside la Asociación Pescartes, en representación de los pescadores artesanos de la barriada. Quienes reclaman que se les de voz y que se cuente con el marino a la hora de regular la zona piscícola. Recalca que no están en contra de las reservas marinas, pero sí de las gestiones que se ejercen sobre ellas. No favorecen el desarrollo de dicha profesión. Luis tiene mucho que decir y se muestra abierto a ello: "No se puede intentar hacer una reserva marina y pretender recuperar el caladero prohibiendo y atosigando a los pocos pescadores artesanos que quedan en la propia reserva". Recuerda las veces que se les prometió nuevas instalaciones: “No hay dónde guardar los enseres”. Tal es así, que denuncia también la falta de infraestructuras y la poca salubridad del asentamiento pesquero de Cabo de Gata: "nos exigen un nivel a los pescadores como si tuviéramos aquí un puerto marítimo". Añade que finalmente "la pesca no va a desaparecer, el pescador artesanal sí".

Todos los pescadores tienen prohibido echar las redes los sábados y los domingos. Pescan entre semana obedeciendo las restricciones de la Reserva Marina de Interés Pesquero de la Junta de Andalucía. Pero también dependen del tiempo que hace en el cabo, con el viento en poniente es imposible embarcarse a la mar. El problema comienza cuando durante la semana hace mal tiempo y cambia a levante en el fin de semana, tampoco pueden ir a apresar. No hay flexibilidad legislativa que se amolde a la volatilidad del clima. Si esto sucede durante un tiempo prolongado, los pescadores no tienen como subsistir, la hostelería no tiene pescado fresco que ofrecer en sus locales y la población del Cabo de Gata a duras penas sobrevive. Siendo la pesca junto al turismo unos de los motores principales de la economía del pueblo.

Son las nueve y pico de la noche. Luis mira a su hijo por el rabillo del ojo, mientras éste lo llama para terminar de faenar y poder acabar ya por hoy: “El problema y la pena es que tampoco se está dando el relevo generacional”. Y es cierto que hace unos diez años atrás había más de 10 barcos pesqueros en la zona, a día de hoy apenas quedan 3. El oficio se pierde, con la escolarización los hijos de las familias pesqueras ya no anhelan tomar el relevo. “Creo que mi hijo es el último, no hay nadie más joven que se dedique a esto”. Algunos patrones de barco han decidido contar con la ayuda de inmigrantes para esta labor, pero no en Cabo de Gata.

Los hermanos 'Bolilleja' acicalan las redes para salir a pescar al día siguiente Los hermanos 'Bolilleja' acicalan las redes para salir a pescar al día siguiente

Los hermanos 'Bolilleja' acicalan las redes para salir a pescar al día siguiente / Gerda Kasetaite (Cabo de Gata)

Más de una decena de gatos rodean una caseta, vieja y oxidada. La familia de los “Bolilleja”, conocida así por el apodo de su abuela, mantienen a una manada de felinos a base de pescado fresco. Antonio Rodríguez, uno de los hermanos “Bolilleja”, confiesa que también los alimenta con pienso y paté. Cuenta que: “empecé de pequeño a llorarles a los viejos para que me lleven y me enseñen” los quehaceres de la pesca. Refiriéndose a sus familiares más mayores como su abuelo, padre y tíos. “Antes no había motores, el barco se sacaba del mar tirando con fuerza, aunque yo ayudaba como podía”. Empezó a los siete años.

Día a día este colectivo se enfrenta a los pescadores furtivos, que roban las piezas de las redes que están caladas en el agua durante la noche. A veces dejando enredadas tijeras o cuchillos en las propias redes. "Lo destrozan todo, se llevan las mejores piezas y lo hacen durante todo el año" cuenta Jesús Román sentado dentro de su caseta. A penas sin espacio, rodeado de jibieras, montones de redes y demás herramientas. Explica que a pesar de haber vigilancia de la Guardia Civil y también la del Ministerio de Agricultura y Pesca "ellos saben dónde y cuándo están las lanchas de vigilancia".

Las pérdidas en captura no sólo se deben a los ladrones nocturnos, en general cada vez hay menos números y tipos de peces en la costa levantina. Tal y como refleja La Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza numerosas variedades marinas del Mediterráneo están extintas o sobreexplotadas por la creciente presión que las actividades humanas ejercen sobre ellas y sus ecosistemas. Así como también las catástrofes naturales y la introducción de especies invasoras perjudican a la regeneración del fondo náutico de la región.

No es casualidad que dónde hay pesca artesanal hay reservas naturales. Ya que la pesca artesanal no sobreexplota el ecosistema marino. Una práctica tradicional que ejercen los marineros de la costa del Parque Natural desde tiempos de los fenicios. Su ayuda a la regeneración de las especies se consigue alternando artes según la época del año y los ejemplares a capturar en función del ciclo vital de los mismos. Acatando el tamaño reglamentario de cada pieza que no se encuentran bajo ninguna amenaza. La pesquería artesanal es conocida como pesca responsable y sostenible. Pero se enfrenta a su propia desaparición. No sólo por no disponer de un legado al que trasmitir conocimientos y prácticas del oficio. O la falta de pescado. Tampoco ayudan las restricciones de la reserva marina de interés pesquero de Cabo de Gata - Níjar sin contar con el propio marinero. Los pescadores artesanales se enfrentan a los furtivos que arrasan con sus capturas por las noches y tienen el problema de que la pesca siempre va ligada a las condiciones meteorológicas.

Pescadores portando atún rojo hace 10 años Pescadores portando atún rojo hace 10 años

Pescadores portando atún rojo hace 10 años / Gerda Kasetaite (Cabo de Gata)

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