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Comercio minorista
Aquella idea de hace dos legislaturas de emular mercados como el de San Miguel de Madrid, que entonces miraban con recelo los comerciantes de la Plaza, está en pleno funcionamiento y muy cerca de ser completada con la apertura de un nuevo negocio de hostelería en el interior del histórico edificio. Cerrará una primera fase de transformación auspiciada por el Ayuntamiento de la capital que, junto a los bares y locales de copas que han proliferado en la circunvalación, han hecho que el Mercado Central se alce como nuevo epicentro gastronómico, del tardeo y de la movida nocturna.
Aquí se come. Es, en síntesis, la idea que año tras año se quedaba sin plasmar en cada estudio que el Consistorio, con gobiernos de distinto signo político, han ido encargando a consultoras especializadas en el comercio minorista en busca de esa fórmula ideal con la que aplacar los embistes de las grandes superficies y el notorio envejecimiento de los consumidores habituales de una Plaza que, por otro lado, no presentaba las condiciones idóneas para hacerla atractiva. Muy a pesar, de la siempre conservada, calidad de su producto fresco.
Lo primero fue el parking de Obispo Orberá y, más tarde, acometer las obras de rehabilitación de este inmueble de finales del siglo XIX, acomodando, además, un supermercado en la planta sótano. Excelentes en su proyección y ejecución, y merecedoras de premios y reconocimientos arquitectónicos. Pero las obras no fueron suficientes y Almería, por fin, quiso reflejase en el modelo de importantes mercados minoristas del país que desde mucho antes habían conseguido rejuvenecer clientela, fidelizarla e incluso convertirse en un polo del turismo comercial y gastronómico. La fórmula estaba ya cocinada y ha tardado lo suyo en Almería capital en ser servida: la de consumir los productos de gran calidad que uno compra sin salir del recinto.
Tras una tramitación farragosa, hace justo dos años, el Ayuntamiento de la capital conseguía adjudicar varias islas de puestos vacíos en la primera planta de la Plaza. Precisamente, para introducir gastronomía, atraer nueva clientela y, ya de paso, ampliar el horario de apertura, antes limitado hasta las 16.00 horas, con una hora y media más. Tiene su importancia pues una de las recomendaciones repetidas por los expertos ha sido siempre ampliar su actividad entendiendo los cambios sociales y laborales.
La pandemia tuvo también sus efectos en el Mercado, ya que despabiló a los vendedores que, por fin, conseguían organizarse para poder ofrecer a sus clientes el reparto a domicilio, otra de las recomendaciones de las consultoras que ha venido pagando el Ayuntamiento. El terremoto del coronavirus en la economía ha tenido como consecuencia también la captación de fondos europeos que el Consistorio está empleando para introducir novedades en la Plaza y fortalecer el consumo de productos kilómetro cero. A los anuncios municipales –unos en el olvido y otros en proceso de licitación–, se suma el avanzado este mismo viernes por el concejal de Sostenibilidad Ambiental y Energética, Antonio Urdiales. Su área agregará al ‘mapa eco’ de los edificios municipales el Mercado, donde instará placas fotovoltaicas con sistema de telegestión, mediante el que monitorizar los consumos energéticos y reducir, en la medida de lo posible, la factura eléctrica.
En febrero del pasado año abría una primera iniciativa. Aunque se trataba de la ampliación de una de las cafeterías ya existentes, Cafetería La Plaza, aplicó la pauta a seguir. Ya sea pescado, carne o verduras, el cliente puede entregar el género en el bar y allí te lo sirven a la plancha, listo para degustar. Una sinergia provechosa.
Se esperaba que entre octubre y noviembre de 2022 todos los puestos que el Ayuntamiento había optado por reconvertir en negocios de hostelería estuvieran abiertos. También tardó el siguiente adjudicatario. En abril del pasado año, el conocido cortador de jamón almeriense Antonio Ortuño iniciaba la nueva aventura del Mercado con una tienda gourmet con espacio gastronómico, en la que poder comprar buenos ibéricos pero también en la que desayunar y comer.
Con estos dos negocios activos, y normalmente con clientes que atender durante los desayunos, el aperitivo de la media mañana y las comidas, faltaba el tercero por aterrizar. Tiene ya calificación ambiental, un trámite administrativo necesario para su instalación que se aventura, pues, pronto. Es el conocido Rincón de Basi, que retorna al centro con un bar y un puesto con comidas preparadas, listas para llevar a casa.
El despegue del Mercado Central como nuevo epicentro del sector de restauración también ha sido obra de los negocios que en los últimos años se han multiplicado como setas, acompañando a legendarios de la circunvalación como El Quinto Toro en la calle Juan Leal, El Habibi con los churros de toda la vida o el aledaño café de El Sevillano.
El cierre por jubilación de castizos locales como la encantadora juguetería Don Pipo dejaba las puertas abiertas a la irrupción de nuevos puntos de encuentro, que llenan, especialmente, desde el viernes al mediodía este entorno del Mercado. Bares como Plaza Market, La Esquinita, El Tomate o Mardelcafé conviven con las últimas tiendas tradicionales como la Charcutería Cruz, Cafés Ortega, Grosella&Menta o la sombrerería cuyo toldo luce con orgullo la fecha de su inauguración, 1936. Entre estos establecimientos, también han pisado fuerte, y descentralizado la ‘movida’ del casco histórico, los locales de copas como Camerino, Santa Madonna, La Sixtina o Motel Club, conformando una especie de centro comercial abierto hostelero.
La lluvia de proyectos y estudios anunciados en los últimos meses por el Ayuntamiento de Almería complica la confección de su relación a golpe de simple memoria. Hay en cartera hasta un diagnóstico de lo que compran los turistas, censos de comercios y una clara apuesta por mejorar las infraestructuras. Al Mercado Central ya le tocó su turno por lo que varita mágica de las obras está dirigida ahora a los mercados de Los Ángeles, Plaza Pavía y Cabo de Gata.
El de Los Ángeles es el segundo bastión del mercado minorista en la capital almeriense después de la Plaza y, aún siento punto de referencia para quienes optan por el producto fresco y de calidad, arrastra deficiencias de consideración de las que pronto podrá despedirse. En licitación se encuentra su reforma integral a las que el Ayuntamiento dedica un millón de euros que borrará las altas temperaturas del verano, las goteras y la cuestionable entrada de palomas.
Mejorar el atractivo y la competitividad del Mercado de San Miguel de Cabo de Gata a través de una actuación en su entorno es el objetivo de la licitación de obras lanzada por el Ayuntamiento de la capital, que contempla invertir cerca de 700.000 euros tras haber logrado fondos europeos. Se le quiere dar otra imagen al mercado para su fortalecimiento comercial con la dotación de jardines, entoldado y la creación de un aparcamiento destinado a bicicletas y vehículos de movilidad personal como patinetes. Las obras empezarán en breve, pues el Ayuntamiento ya ha comunicado el traslado del mercadillo.
No entraba en los planes municipales, pero la presión ejercida por comerciantes y vecinos ha desembocado en una primera instalación de toldos, licitada esta pasada semana, y el compromiso de encargar un proyecto de reforma completa para Plaza Pavía, que aspira a ser referencia en el turismo comercial.
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