La Policía Nacional salva a un bebé en un escape de gas

Custodios de los ejidenses

  • Cuatro agentes lograron reanimar a un bebé de tres meses afectado por un escape de butano

  • El gas podría haber provocado una explosión de no ser por su rápida actuación

Los cuatro agentes de la Policía Nacional que intervinieron en el suceso

Los cuatro agentes de la Policía Nacional que intervinieron en el suceso / M. M. (Almería)

Un bebé de tres meses y su madre se encuentran con vida gracias a la ejemplar labor de cuatro agentes de la Comisaría Local de El Ejido, que antes de que llegasen el resto de servicios de emergencia fueron capaces de reanimar al pequeño y auxiliar a su madre, los cuales se habían visto intoxicados por un escape de gas que además podría haber acabado en una tragedia aún mayor, ya que el riesgo de explosión era cierto e inminente.

Diario de Almería ha tenido la oportunidad de conocer lo ocurrido de boca de sus propios protagonistas, los policías nacionales Salvador, Rubén, Víctor Manuel y Juan Antonio. Fue el pasado 15 de enero, cuando sobre las siete y media de la tarde sonaron todas las alarmas tras recibir un aviso a través del 091 que requería su presencia en un segundo piso de la calle Muñoz Seca, cerca del parque de Las Palmerillas y la avenida de la Luz. “Nos llegó un aviso un poco ambiguo. Un hombre decía que su mujer y su hijo estaban un poco mal y no sabíamos qué nos podíamos encontrar. Nos personamos y al llegar al lugar encontramos abajo a gente alterada que decía que había olor a gas. Subimos un poco y nos econtramos con el marido de la mujer y padre del niño, que estaba un poco aturdido”, explica Salvador.

El menor y su madre fueron evacuados en ambulancia hasta el hospital de Poniente

El primer problema con el que se encontraron los agentes fue la barrera idiomática. La familia afectada es de origen marroquí y el hombre, que estaba tambaleándose y agarrado a la barandilla, no podía expresar claramente lo que sucedía. Tanto es así, que para alertar de su emergencia al 112 de Andalucía, tuvo que recurrir a un tío suyo para que trasladase lo que pasaba en su vivienda. En cualquier caso, sí que pudo comunicarles que en la casa estaba su esposa y su hijo de apenas tres meses, casi “desvanecidos”. “En cuanto nos dijeron que había un bebé, no dudamos un segundo en actuar. Hasta me caí cuando subía por las escaleras”, dice Rubén para resaltar la celeridad con la que reaccionaron los policías.

Con la escasa información acerca de que la mujer y el hijo de este vecino de El Ejido estaban un “poco mal”, los agentes se adentraron en el domicilio y nada más llegar a la puerta de acceso un fortísimo olor a gas butano los sorprendió. Al traspasarla ya les resultaba difícil respirar, por lo que de inmediato y ante este ”ambiente cargado” se repartieron las dependencias del piso y comenzaron a airearlo. “Fuimos al foco, un hornillo con un termo al lado, lo desconectamos, sacamos las bombomas a un lugar más aireado y fumos habitación por habitación aireando”, relatan.

En uno de los dormitorios localizaron a la madre tumbada en la cama, tosiendo y vomitando, que no era capaz de responder a sus indicaciones. A su lado había un bebé que no se despertaba y que tenía un estado parecido al sueño. La falta de respuesta al ruido que habían provocado y a sus primeros estímulos, hicieron ver a los policías que el pequeño no podía estar bien.

Así las cosas, rápidamente sacaron a ambos al pasillo, donde la mujer continuó vomitando, sin poder articular palabra, mientras su pareja seguía “un poco en shock”y sin se capaz de entenderse con facilidad con ellos. Sin embargo, el objetivo principal fue el bebé. “Comenzamos a reanimarlo y comenzó a llorar”, dice Salvador. Ruben, el primero en asistir al menor, añade que la progenitora de éste estaba “medio mariada”. “El niño estaba como dormido, y miré si respiraba y le latía el corazón. Noté que así era por lo que empecé a estimularlo dándole en la cara, en las plantas de los pies, aunque prácticamente todos colaboramos en eso”, apostilla.

La importancia de actuar rápido y con decisión 

Los agentes subrayan que lo importante en un caso así es no bloquearse, apuntando que posiblemente es lo que les pudo pasar a los adultos que residían en esa casa, a lo que se sumó el efecto del monóxido de carbono en ellos, ya que la madre parecía no darse ni cuenta de lo que le ocurría al niño debido a su estado.En paralelo, los policías habían solicitado la asistencia de servicios como la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES) 061 y del Consorcio de Bomberos del Poniente. Tras sacarlos de la casa, los sanitarios se hicieron cargo de la madre y el bebé y los trasladaron de inmediato al Hospital de Poniente.

Por otro lado, los bomberos pusieron de manifiesto otro peligro para los presentes y el resto de vecinos del edificio. La acumulación de gas era tan notable que podía producirse una explosión con graves efectos para la integridad del inmueble. “Llevaban un medidor de gases y nos dijeron que nada más llegar saltaron las alarmas por la concentración de monóxido de carbono”, dicen, añadiendo que los expertos en extinción de incendios les pidieron de inmediato que evacuaran a todos los vecinos porque “nada más entrar por el marco de la puerta comenzó a pitar el dosímetro y, según nos manifestaron más tarde, eso no suele pasar nunca, lo habitual es que lo haga al llegar al foco”.

Dicho y hecho, los agentes desalojaron el inmueble hasta que transcurrido un tiempo los bomberos les comunicaron que el nivel gases tóxicos había disminuido gracias a la ventilación que habían realizado en la vivienda y los residentes podían regresar a sus hogares.

El origen del escape parece estar en una mala combustión de butano de la hornilla y el calentador ubicados en la cocina del piso, al encontrarse la instalación en un estado deficiente, con materiales en mal estado y sin pasar las revisiones pertinentes. “La casa era un poco particular, estaba dividida en dos y el dueño tenía alquilada una parte a esa familia”, cuentan los agentes, quienes precisan que una vez pasado el peligro, los bomberos informaron a la familia de los pasos a seguir para que la instalación se ajustase a la normativa y cumpliese con todos los requisitos.

El padre también fue trasladado hasta el mismo centro sanitario que su familia, que fue visitado por estos funcionarios públicos para interesarse por el estado de los moradores del piso afectado. Afortunadamente, gracias a esta actuación policial pudieron abandonar el Hospital de Poniente al amanecer siguiente. Los agentes no sólo recibieron el reconocimiento de los sanitarios y, sobre todo, de los bomberos, sino también de la familia. Afirman que actuaron con “sentido común” y por un sentido de deber humanitario que llevan en la profesión, lo cual no ha impedido que los auxiliados estén “encantados”. “El padre ha venido varias veces para agradecer nuestra labor y quiere hablar con el comisario para hacerlo”, indican. Claro que para ellos la mejor recompensa es la del deber bien cumplido. Y es que cuando se le pregunta por lo que más valoran de este caso lo tienen claro y responden casi al unísono:“Lo mejor que te puede pasar es salvar una vida, es la mejor intervención que puedes hacer y más con un crío de tres meses”.

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