"La vida política en Europa está demasiado alejada de la realidad"
Ramón Jáuregui Atondo. eurodiputado por el psoe
Jáuregui sostiene que "no ha habido un momento peor que éste que tenemos con relación a Cataluña"
Manifiesta que "hace falta prioridad e inversión para el corredor ferroviario"
Ramón Jáuregui nació en San Sebastián y fue el más pequeño de una familia de 10 hermanos. A los 14 años comenzó a trabajar y estudió por el turno nocturno Ingeniería Técnica y Derecho. Socialista desde principios de los años setenta, su carrera pública y política es extensa. Su trabajo como eurodiputado ha venido precedido, entre otros, por los de teniente alcalde del ayuntamiento de San Sebastián, vicelehendakari y consejero de Justicia, Trabajo y Seguridad Social del Gobierno Vasco, delegado del Gobierno de España en el País Vasco o ministro de la Presidencia de España. Desde su despacho en Estrasburgo hace un rápido balance del pasado, presente y futuro de su trabajo político.
-Su carrera política ha ido desde el contacto más directo con los ciudadanos en un ayuntamiento hasta el considerado más lejano, el Parlamento Europeo.
-Así es, los que hablamos de Europa, siempre hablamos de 4 niveles de trabajo político: el ayuntamiento de tu ciudad, tu comunidad autónoma, tu país y la Unión Europea. Yo he estado en los cuatro.
-¿Qué experiencia le ha dejado mejor sabor de boca?
-Depende de lo que valoremos, pero diría que lo más emocionante para mi fue ser alcalde de San Sebastián en 1978. En ese año todavía no había habido elecciones municipales pero ya había democracia en España. Habíamos tenido elecciones en junio de 1977, y en algunos ayuntamientos la presión democrática era tal que se constituían gestoras municipales y en ese caso Martín Villa, a la sazón ministro de Interior entonces, cesaba al alcalde y se constituía una gestora con los resultados de las elecciones de junio del 1977.
-¿Y así comenzó su aventura política?
-En aquellas elecciones había ganado el PSOE en San Sebastián, de manera que fui alcalde durante 6 meses, entre agosto de 1978 y marzo de 1979, que fue cuando se celebraron las primeras elecciones municipales y eso fue muy emocionante para mi.
-¿Años de cambios?
-Sí, estábamos en plena emoción democrática, San Sebastián estaba cargada de tensión. Y yo, último hijo de una familia muy humilde … de pronto lo hacen alcalde de la ciudad y sustituye al alcalde franquista y eso es indescriptible. Me tocó, además, el primer día que se constituye la junta gestora presidir la sesión de clausura del Festival de cine de San Sebastián y de pronto el hijo de una familia obrera se encontró inaugurando el festival. Yo estaba que se me caía el mundo y tenía 28 años.
-Trabajo no le ha faltado pero cuando alguien le pregunta su profesión, ¿qué responde?
-Político, aunque no fue una profesión que elegí, soy político por compromiso democrático porque en aquellos años defender tus ideas y tus valores exigía un compromiso. Me fueron dando puestos sin que yo los pidiera nunca, todo lo que yo he ocupado me lo ha pedido el partido. Soy político a la fuerza, abogado e ingeniero de formación. Si algo justifica mi compromiso político es ver la España de hoy en comparación con la España de hace 40 años, yo no tengo nada más que emoción cuando pienso en eso.
-Habla de la situación vivida hace 40 años pero ¿cómo ve la situación actual?
-El mundo no se para y la circunstancia que vivimos en los últimos 2 o 3 años y los retos a los que nos enfrentamos nos obligan a un esfuerzo grande de entendimiento entre los españoles. Necesitamos un espíritu colectivo de progresar tan formidable como el que tuvimos en el periodo de finales de los 70 y principios de los 80, esas ganas, ese hambre de balón, que dicen los futbolistas, por la libertad, por educarnos, por trabajar. Yo lo vi en mi generación, era una generación que trabajaba en la fábrica y estudiaba de noche, yo hice 2 carreras estudiando de noche.
-¿Dónde cree que hay que incidir?
-España se ha transformado para bien y tiene ante si retos enormes, para seguir siendo un país de primera, entre los 15 primeros países del mundo, hay que hacer muchísimas cosas. Hay que evitar que se rompa internamente, hay que mejorar la democracia, hay que recuperar el prestigio de la política, hay que tomar decisiones sobre nuestro estado del bienestar, sobre la fiscalidad, sobre la calidad de nuestras universidades. Hay que hacer 10 o 12 cosas gordas y no se si las estamos haciendo.
-Hablemos de una de esas cosas ¿cómo se evita que se rompa España?
-Encontrando un arreglo con Cataluña, lo cual no quiere decir que no haya que aplicar la ley, pero hay que encontrar una reformulación del estatus autonómico de Cataluña en España para que sigan con nosotros. Hay que enfrentar un problema territorial muy serio en el momento más dramático de los últimos 40 años, no ha habido un momento peor que este que tenemos con relación a Cataluña, eso requiere mucho consenso, mucha voluntad negociadora y mucho cuidado, pero hay que abordarlo, hay que hacerlo.
-¿Ve reflejado su trabajo europeo en el día a día de España?
-La vida política en Europa está demasiado alejada de la realidad nacional en todos los países, no sólo en España, es demasiado abstracta.
-¿Cómo se puede acercar?
-No creo que tenga arreglo, la vida nacional sigue preñada de una inmediatez de un conocimiento directo que la política europea no puede tener. Hay quien dice que entre el 70 y el 80% de las decisiones que afectan a los ciudadanos están adoptadas o inspiradas en políticas europeas. La gente no conoce a los diputados de Parlamento Europeo, incluso si pusiéramos un candidato por familias políticas a la presidencia de la UE, tampoco se conocería, esa distancia no es fácil de superar. Yo creo que no podemos hacernos diagnósticos falsos como el que este problema tiene una solución inmediata. A la UE le falta el sentimiento común y eso no se logra fácilmente porque las identidades nacionales se han logrado a veces a través de las guerras o de los dramas que la historia ha ido produciendo en cada país y Europa todavía no ha construido ese relato.
-¿Algo se podrá hacer?
-Yo no puedo asegurar que se hable de Europa en el telediario, o en los periódicos de Almería o Sevilla pero si podemos trabajar para que los niños en Europa aprendan en la educación historia de Europa y eso no se hace. Y lo que si podemos es enseñar a los niños el funcionamiento de las instituciones europeas, de ese cuarto nivel de nuestra democracia, lo que si se puede hacer es informar desde el punto de vista europeo con una dimensión más europeísta y menos nacional, contar que los soldados europeos están en misiones de paz en todo el mundo, eso es lo que tenemos que hacer.
-Echando la vista atrás, ¿hay algo que borraría?
-Sí, los tiempos que me tocaron en el tema terrorista. Me han hecho sufrir mucho todos esos funerales, esos contactos con la muerte que han sido intensísimos, yo puedo decir que he ido a más de 300 funerales y he acompañado a sus familiares con sus féretros a sus pequeños pueblos de Andalucía o de Galicia o de Castilla. He acompañado a los familiares y he llorado con ellos muchas veces, si pudiera borrarlo ya lo creo que lo borraría. Pero también me siento muy orgulloso de ello, durante todos esos momentos pensé que jamás terminaríamos con la violencia y hoy podemos decir con orgullo que hemos terminado maravillosamente bien, con una victoria de la democracia aplastante.
-Entre sus casi 200 preguntas escritas en la Eurocámara, hay una con especial interés para Almería, el corredor ferroviario. ¿Almería está olvidada?
-Almería está muy deslocalizada, tuve una reunión con empresarios de Almería, que me causó un enorme efecto porque vi con mucha claridad la necesidad que tiene la provincia de ese corredor. Afortunadamente el corredor ya está en las directrices, en los proyectos ferroviarios europeos. Ahora hace falta prioridad e inversión. El contacto con los empresarios almerienses puso sobre mi mesa y mi conciencia una realidad que ya había detectado porque he visitado Almería y se lo que es aquello y lógicamente toda esa industria hortofrutícola necesita una vía de comunicación para alimentar a toda Europa.
-Ha visitado Almería, ¿qué le llama la atención?
-Mi última visita a Almería fue en la campaña a las elecciones europeas, estuve con la consejera de Agricultura y me sorprendió la tecnología tan avanzada que está dentro de los invernaderos, me pareció increíble. Recuerdo con verdadero entusiasmo el avance producido para evitar los productos fitosanitarios y luchar contra las plagas utilizando unos bichitos que se comían a otros.
-¿Qué le llama la atención de la provincia?
-La evolución socioeconómica de los últimos años, es una zona con poderío. Se nota en los coches, en las casas, en los bares o restaurantes. Es una provincia que salió de pobre, para decirlo en dos palabras. La he visitado en repetidas ocasiones y tengo un amigo, antiguo defensor del pueblo vasco, que se enamoró de Roquetas, se fue de Bilbao y vive feliz en Almería.
-¿Y usted donde va sus días de vacaciones?
-Ahora que puedo, hubo años donde no podía, los paso en el monte, me escondo en España y desaparezco para el mundo.
-¿Si se tuviera que perder en algún sitio donde lo haría?
-Es posible que no me pueda perder, pero creo que acabaría en la ciudad donde nací. Hace muchos años que la tuve que abandonar, prácticamente con 34 años me marché de mi ciudad, donde era relativamente feliz y no he podido volver. Espero acabar allí cuando me jubile, que será relativamente pronto. Pero si tuviera que perderme.. perderme … lo haría en un monte cerca del mar, Galicia, por ejemplo tiene sitios maravillosos o el País Vasco francés.
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