La presencia de prostitutas en Sierra Alhamilla da lugar a movilizaciones de vecinos
Varias comunidades de viviendas ya han llevado a la junta de vecinos la propuesta de iniciar protestas para exigir que las meretrices trabajen lejos de la zona residencial
La carretera del Ingenio, Los Molinos, calle Ana Frank y carretera Sierra Alhamilla se han llenado de prostitutas. En apenas unos kilómetros a la redonda, una decena de mujeres vende su cuerpo cada día por unos euros a infinidad de hombres. Y lo hacen en la vía pública sin importar la hora ni la gente de alrededor. Lejos de ser una profesión como otra cualquiera, su trabajo se ha convertido en el último año en un auténtico espectáculo que los vecinos de los bloques de viviendas de esta zona de la ciudad sufren desde sus ventanas.
Los ciudadanos que tienen su casa allí no aguantan más la situación y así lo han indicado a Diario de Almería. Han decidido enviar un escrito al Ayuntamiento de la capital para que ponga coto al problema, que se está convirtiendo en el "pan nuestro de cada día" en el portal de sus hogares.
Ya han sido varias las comunidades de vecinos que han debatido en las reuniones la posibilidad de convocar manifestaciones para exigir al Consistorio una solución a la "difícil" situación con la que tienen que lidiar tanto adultos como menores de edad. De hecho, concretamente uno de los edificios aprobará o desestimará en la próxima junta un catálogo de medidas que van a emprender si la administración local no reacciona. Están dispuestos a todo y así lo hicieron saber a este periódico. No tienen nada en contra de las prostitutas pero quieren que escojan otro lugar de trabajo más alejado de la zona residencial.
Ofrecimiento de sexo a cualquiera que pasa por su lado, preservativos tirados en las aceras junto a toallitas y cleanex, así como felaciones a plena luz del día, son sólo algunas de las "espantosas" escenas que se dibujan en estas calles colindantes a la carretera Sierra Alhamilla.
Como explicó a este periódico un vecino "indignado", "estoy cansado de salir al balcón de mi casa y escuchar las conversaciones que las prostitutas mantienen con sus clientes, e incluso de ver sexo oral, uno detrás de otro, frente a mi ventana". Su testimonio es escalofriante, más aún cuando asegura que en más de una ocasión ha tenido que regañar a su hijo de ocho años para que no saliera al balcón a jugar y así evitar el visionado de tal "desvergonzada" estampa.
Pero los vecinos de esta parte de la capital no son los únicos que sufren la presencia de las prostitutas junto al portal de sus viviendas, otros barrios como Pescadería tienen el mismo problema.
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