Las primeras farolas de la calle Hermanos Pinzón
Pequeñas historias almerienses
Se instalaron hace 55 años, en plena expansión de la ciudad hacia la antigua Huerta de Azcona
Cuando Pulpí era 968
La antigua y almeriense Huerta de Azcona estaba formaba por casi un rectángulo. Seiscientos metros de longitud al norte por San Juan Bosco, ochocientos al este por la Carretera de Ronda, cuatrocientos al sur por la Avenida de la Estación y setecientos metros de longitud al oeste por la Rambla.
Allí, a mediados del siglo XX, existían viviendas rurales diseminadas y “carreras”, vías sin asfaltar entre los huertos que conectaban distintas fincas y cortijos. Aún perduran en el callejero oficial del Ayuntamiento de Almería algunos de esos nombres: “Carreras” del Mamí, de Los Picos, de Los Minerales, de Alhadra, del Doctoral, del Duende, de Pedrosa, del Perú, de Montserrat, de las Piedras, de Los Sifones, de Los Pilones...
Cuando aún era huerta de cítricos, lechugas, pimientos y tomates, el 5 de marzo de 1933 nació Luis Méndez Cañadas, “Luis el de los Perros”; un pintoresco y conocidísimo personaje que vagaba por las calles de la ciudad acompañado por los chuchos “Laika” y “Manuel”. Luis vino al mundo junto al solar donde el doctor Domingo Artés Guirado construyó su clínica, pero desde adolescente deambulaba por calles y plazoletas sin rumbo.
Como en muchas zonas rurales, que lo era hace un siglo, surgieron leyendas y cuentos. Uno de ellos aseguraba que, frente al hoy “Instituto Alhamilla”, y en uno de esos bancales, en 1931 enterraron vivo a un hombre y cuando el negror de la noche caía sobre el campo era desgarrador oír el continuo triste desconsuelo del sepultado.
Conforme los bancales eran sustituidos por viviendas, las necesidades de los ciudadanos que se atrevían a residir en esa zona expansión eran enormes. Agua potable, energía, recogida de basuras…
Pero el gran problema de la barriada Huerta de Azcona era la ausencia de suministro de luz en las calles y carreras. Los bandoleros aprovechaban la oscuridad para atracar a quienes por allí caminaban o para hurtar al descuido gallinas, pollos, conejos y frutas de los cortijillos.
En el año 1933 los vecinos se reunieron para hacer llegar al Ayuntamiento su queja por la falta de farolas de gas. “Que estando viviendo en la barriada Huerta de Azcona urbanizada en la capital actualmente –decía el escrito registrado en la Casa Consistorial- y no habiendo alumbrado público ninguno en la misma rogamos la dotación del referido alumbrado por ser de pura necesidad en evitación de tantos perjuicios que puede ocasionar esta falta”.
Lo cierto es que la Guerra Civil y los años posteriores no fueron los más apropiados para la obra y la oscuridad era en muchas noches sin luna casi tenebrosa. El caso es que a mediados del siglo XX ese gran rectángulo de expansión de la ciudad comenzó a convertirse en objeto del deseo de constructores y arquitectos. Almería necesitaba con urgencia más viviendas y aquella exigencia la convirtió más de un listo en un opíparo negocio.
En las ordenanzas fiscales del Ayuntamiento de Almería del año 1959 la calle Hermanos Pinzón aún no aparece como tal. Fue poco después cuando comenzó a ser considerada vía pública. En 1964, el Consistorio afronta, de forma oficial, la reconversión del lugar en una larga avenida al más puro estilo modernista. Se integra, junto al Barrio Alto, en el distrito VI de la ciudad. El 22 de marzo el pleno municipal, presidido por Antonio Cuesta Moyano –único alcalde en la historia de la ciudad nacido en Filipinas-, acepta la “explanación” de la calle por donde, ya el 1 de mayo de ese año, desfila la procesión con la imagen de San José “Artesano”.
Hay que tener en cuenta que, en los presupuestos especiales de urbanismo de 1965, aprobados en Pleno el 29 de diciembre de 1964, ya aparece una partida de 1.639.981 pesetas para expropiar 5.466.27 metros cuadrados de la Huerta de Azcona a la vecina María del Carmen González Montoya (1900-1996). El objetivo era la reconversión total de la zona agrícola en vía urbana. Solo que la vecina era eso, vecina, además de la esposa del alcalde, Antonio Cuesta.
Así pues, la calle Hermanos Pinzón, por su anchura y modernidad, fue una de las nuevas arterias de la ciudad donde los emprendedores de finales de los sesenta y principios de los setenta pusieron sus ojos. Y la vieja Huerta de Azcona comenzó a poblarse de edificios altísimos con decenas de viviendas y cientos de criaturas bajo sus techos: las torres llamadas “Colón”, “Yolanda”, “El Águila”, “Capri”, “Pinzón”, “Quentar”, “Santa María”, “Topacio”, “Isla de Tabarca” o “Hermanos Pinzón”, se poblaron de familias de clase media ilusionadas por estrenar un pisico en la capital.
Poco a poco, la calle Hermanos Pinzón iba dotándose de servicios públicos. En julio de 1964 se instaló el primer buzón de Correos; fue en la esquina con Doctor Giménez Canga-Argüelles, cerca del local donde el herrero José Vizcaíno Ros (1927) tenía su taller. En octubre, Telefónica clavó postes de madera para sostener el nuevo tendido de cables y en diciembre se concluyó un estudio para modernizar la red de abastecimiento de agua.
Pero los nuevos residentes necesitaban acelerar la llegada o mejora de servicios públicos y de abastecimiento. Aceras, asfalto, paradas de taxis, farolas… El alumbrado público no funcionó medio correctamente hasta el 18 de febrero de 1969. Ese día, el primer teniente de alcalde de la ciudad y médico, Miguel Alcocer Usero (1916-1995), y el perito industrial municipal, Juan Antonio Estrella Martín (1914-2007), inauguraron unas modernas farolas con lámparas de vapor de mercurio, cuyo coste ascendió a 1.348.000 pesetas, recaudados por la hacienda local mediante contribuciones especiales. Es decir, los vecinos tuvieron que pagar una parte del presupuesto.
Por cierto, Estrella tuvo un papel significativo en la llegada de la luz a la calle, pero también en las operaciones de rescate y salvamento del parque de bomberos en el hundimiento del “Edificio Azorín”, el 15 de septiembre de 1970, donde fallecieron quince personas.
102 Farolas modernas
Las primeras 102 farolas modernas que se instalaron en la zona de Hermanos Pinzón ocuparon el espacio entre la calle Paco Aquino y la actual Avenida de la Estación y desde la Carretera de Ronda hasta la Rambla. Las lámparas eran de “color corregido”, con una potencia de 254 y 400 W y el encendido y apagado se controlaban desde un cuadro de mandos único; cada farola tenía un sensor para activar la bombilla en caso de un día nublado o lluvioso.
A pesar de la llovizna, el acto de inauguración concentró a numerosos vecinos que, desde las siete y media de la tarde de ese 18 de febrero, se congratularon por tener su calle bien iluminada. Allí también estuvieron los concejales Eduardo Gallart Baldó (1926-2014), José García Ruiz (“Pepe Lapiz”) (+18/09/2020) y Antonio Pérez Iglesias (1922-2012) (“Antoñico el confitero”).
Sin duda, aquellas lámparas de gas de “color corregido” permitieron que muchos comerciantes, industriales y negociantes instalaran sus tiendas y despachos en la antigua Azcona. La compañía Telefónica Nacional de España potenció la presencia de trabajadores y clientes en su edificio; “Mosa”, la empresa concesionaria de la marca de vehículos Barreiros; la empresa de máquinas de oficina y cajas registradoras “Gispert S.A.”; conservas vegetales naturales “Safyc”; la tienda de repuestos para vehículos y delegación de “Firestone” “Navarro Hermanos” o la fábrica de componentes automovilísticos de José Artés de Arcos (1893-1985). Parece una historia lejanísima en el tiempo. Pero solo han transcurrido 55 años.
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