Demografía

Uno de cada tres pueblos de Almería tiene ya menos de 500 habitantes, estos son

  • El número de municipios de este segmento ha crecido el doble en los últimos treinta años

  • Benitagla es el de menor población

Uno de cada tres pueblos de Almería tiene ya menos de 500 habitantes, estos son

Uno de cada tres pueblos de Almería tiene ya menos de 500 habitantes, estos son

Cuando se habla de la España vaciada, Almería se queda fuera de esta lista. Se hace referencia a aquellas provincias que hayan perdido habitantes entre 1950 y 2019 y que tengan una densidad poblacional inferior a la media nacional, que el número de habitantes por kilómetro cuadrado esté por debajo al conjunto del país. Existen 23 provincias que cumplen ambos requisitos ahora mismo.

El término de 'España Vaciada' va ligado a los territorios interiores: dos provincias de Galicia (Lugo y Ourense); las nueve provincias de Castilla y León, las dos de Extremadura y las tres de Aragón; La Rioja; cuatro provincias de Castilla y León (Guadalajara, Cuenca, Albacete y Ciudad Real); y dos provincias de Andalucía (Córdoba y Jaén). Las 23 regiones suman 296.718 kilómetros cuadrados, un 58% del territorio nacional.

Pero esto no significa que una buena parte de la provincia de Almería se esté vaciando. De hecho, 51 pueblos de Almería han perdido población desde 2001. Es evidente que hay municipios o núcleos que van camino de desaparecer al igual que ya lo hicieron otros. Como el de Hueli, una de las más de treinta pedanías con las que contaba Sorbas. A inicios de los ochenta, apenas cuatro casas quedaban habitadas, pero sus habitantes terminaron marchándose o muriendo. La falta de una carretera en condiciones pudo ser determinante para la despoblación de este núcleo. Lo mismo sucede con Mancheño, otro núcleo de Vélez Blanco que ya es fantasma. Está compuesto de algo más de treinta viviendas en las que se llegaron a aglutinar cerca de 100 habitantes. Una nevada en 1978 que los tuvo cinco días incomunicados terminó con las ganas de quedarse en esta población a los cinco habitantes que vivían por allí entonces.

Un grupo de mayores sentados y dialogando. Un grupo de mayores sentados y dialogando.

Un grupo de mayores sentados y dialogando. / Javier Alonso (Almería)

Otra pedanía de Sorbas que vio como perdía toda su población es Marchalico Viñicas, como su propio nombre indica, una zona dedicada al cultivo de la uva. Su principal problema era la falta de agua, la que tenían no era potable. La misma suerte corrió Portocarrero, en la Comarca de Los Filabres. Cuando corría agua por la Rambla de Gérgal, su situación era privilegiada, pero se secó y eso fue causando bajas en el núcleo.

En la provincia de Almería, un 33,3% de sus municipios tiene ya menos de 500 habitantes. Es decir, uno de cada tres. Son Alcudia de Monteagud, Alicún, Almócita, Alsodux, Armuña de Almanzora, Bacares, Bayárcal, Bayarque , Beires, Benitagla, Benizalón, Bentarique, Castro de Filabres, Chercos, Cóbdar, Huécija, Íllar, Instinción, Laroya, Líjar, Nacimiento, Olula de Castro, Padules, Paterna del Río , Rágol, Santa Cruz de Marchena, Santa Fe de Mondújar, Senés, Sierro, Somontín, Suflí, Terque, Turrillas, Urrácal y Velefique.

Todos estos pueblos estarían abocados a un fin, así que para evitarlo sus dirigentes se esmeran en crear mecanismos que consigan el efecto contrario, tales como empleo para jóvenes, el turismo rural, las Viviendas de Protección Oficial o instalaciones adecuadas para que los que un día se marcharon, regresen.

Si entre los municipios que conforman el litoral almeriense aglutinan el 75,2% de toda la población de la provincia, el resto, es decir, los del interior, están perdiendo población a pasos agigantados. En 1900, un 51% de todos los habitantes de Almería vivían en localidades centrales, pero la urbanización masiva cerca de la costa y su continua evolución, tanto social como económica, trajo consigo movimientos masivos de población. En la actualidad, entre Almería, Roquetas de Mar y El Ejido, los tres grandes núcleos de la provincia, conglomeran el 51,8% de los habitantes.

Los pueblos de interior, en su mayoría, han dejado de generar riqueza. La agricultura ha ido perdiendo fuelle constantemente, y eso deja lugar a numerosos espacios con viviendas sin morador, que poco a poco se unen a otras en las mismas condiciones.

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