Almería

Los pueblos del interior se visten de un radiante blanco tras las nevadas

Aunque es cierto que la nieve puede provocar problemas en las carreteras, también sirve para que los pueblos de la provincia luzcan de una forma diferente. Los vecinos de Serón, Macael, el Almanzora, Los Vélez... ven ahora sus calles vestidas de blanco para gozo y disfrute de todos, especialmente los más pequeños.

Sierras heladas. Los núcleos urbanos no son los únicos en recibir la nieve. Al contrario, como bien demuestran las sierras aledañas a Abrucena, cuyas laderas se encuentran jalonadas ahora por capas compactas de este agua escarchada.

Témpanos de hielo. Abrucena obsequia en estos días con estampas poco habituales a la mirada. Como esta fuente dominada por los témpanos de hielo.

Abrrucena escarchada. Fue de los primeros municipios de Almería en recibir la llegada de la nieve, que avanzaba por el este de la península hasta alcanzar las tierras almerienses. Ahora, Abrucena presume del blanco que pinta sus calles.

Un mortero nevado. El colosal mortero de Macael, que incluso ha batido un récord Guinnes, tiene una decoración extraña en él y en sus cercanías. El blanco del mortero de mármol iguala al de la nieve.

Una sierra cabrera insólita. Sierra Cabrera, a un tiro de piedra de Turre, en una comarca más conocida por la playa y el turismo veraniego, luce muy distinta. Hasta las pitas se ven gobernadas por la nieve.

Casas rurales. Las casas rurales de Reul Alto en la pequeña Laroya ofrecen al turista una oportunidad única para conocer la nieve.

Fiñana la blanca. Fiñana, uno de los pueblos limítrofes de la provincia. También uno de los que siempre se ven agraciados por las nevadas. Una suerte que deja imágenes como las de estas vías del tren heladas.

Paisajes rurales. Los pueblos del interior como Serón son uno de los secretos mejor guardados de la provincia almeriense, con una estampa que sobresale entre las sierras. Este jueves aún más peculiares gracias a sus calles encaladas de nieve.

El agua no se libra en macael. Tan impresionante como la nieve en sí es fijarse en los pequeños detalles que las bajas temperaturas dejan de regalo. Como el agua congelada de esta fuente de Macael.

Serón íntimo. Serón presume, con motivo, de las vistas que ofrece desde la nieve. La torre de su iglesia se alza desafiante iluminada por una cálida luz que contrasta con el frío imperante.

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