"He recorrido media Europa en bici haciendo el mimo"

Joshef Gardián trabaja diariamente de mimo en pleno Paseo de Almería. No puede pasar desaprcibido; es imposible. Su indumentaria de color plata deslumbra a quien lo mira, que suele quedar asombrado ante la variedad de movimientos que representa este eslovaco que acaba de cumplir los 40 años. "En realidad, llevo cuatro en ésto. He dedicado muchos tiempo de mi vida a viajar por toda Europa con mi bicicleta y mi traje de vaquero Levis, una joya que conseguí hace mucho tiempo y de la que no me desprenderé mientras viva", indica, mientras imita los sonidos de un pajarillo con un pequeño silbato que se coloca bajo la lengua.

Gardián cobra de seis a diez euros diarios, depende de la generosidad de los viandantes. Se levanta muy temprano para aprovechar las horas de luz ya que, desde el instante en que se desvanece el sol vuelve a su hogar, situado en una pequeña cueva del barrio de La Chanca.

Sabe a la perfección más de cinco idiomas y conoce más ciudades que pelos luce bajo el sombrero. "Aunque algunos no lo crean, estos viajes me han enseñado mucho más de lo que me podría haber imaginado. La gente se comporta de una manera especial cuando observa a un mimo. Cambian el gesto, parecen niños. Eso es lo que me motiva a seguir trabajando, a continuar ganándome la vida en este oficio que, por otra parte, cada vez está siendo menos valorado", dice.

Pasan los días y Joshef continúa inmóvil. Sólo se mueve cuando alguien le mira, cuando algún ciudadano le sonrríe o le echa una moneda a su desgastada y vieja cajita de madera.