Los repartidores siguen su rutina pese a los piquetes

La huelga de los transportistas por la subida de los carburantes ha puesto en jaque a todas las gasolineras de la provincia. A las doce de la mañana tan sólo podía abastecer a los vehículos la que hay en la Carretera de Sierra Alhamilla que, según explicó el encargado, "aún puede tirar del carro porque la noche anterior cerró. No obstante, creo que a mañana no llegaremos". La mayoría de los surtidores están sin suministro e incluso con vallas para que los vehículos no puedan acceder. No queda ni gasoil ni gasolina. Si la situación era desoladora el martes, ayer fue aún peor, tanto en los supermercados como en el mercado central. Las amas de casa se llevaban lo que hubiera. Daba igual. Lo que importa es tener el frigorífico y el congelador lleno por si la huelga se prolonga hasta la semana que viene. Nadie quiere quedarse sin suministro. Lo primero en desaparecer de las baldas fue la leche, los huevos, el pan de molde, las verduras y el pescado. El precio de las frutas y verduras se ha disparado hasta en un 30% debido a la escasez.

La otra cara de la moneda estaba representada por el sector de la hostelería, donde aseguraron que desde que comenzó la huelga han estado abastecidos en todo momento de bebidas y primeras necesidades. Los piquetes no han hecho barrera para impedirles el paso a los repartidores.

La huelga ha afectado a todos los sectores y los que aún tenían dudas de apoyar o no la causa, ya comienzan a sentarse para negociar si se suman en los próximos días al paro, como es el caso de los taxistas. Si los ciudadanos esperan largas colas para abastecerse de gasóleo, los taxis hacen lo propio en las mismas gasolineras. Algo que acaba por pasar factura a estos profesionales al dejar de atender clientes por el camino. "Casi todas las estaciones están cerradas y hacer un recorrido extra acaba por reducir los ingresos", aseguró un taxistas.

La Hermandad Farmacéutica aseguró que los pedidos de las farmacias están garantizados.