Un rincón del Andarax bañado por el jazmín y de pasado musulmán
la ruta de los 102 | alhabia
Su posición privilegiada sobre tierras arcillosas fue la condición para que los musulmanes se establecieran en la zona Perteneció a la taha de Marchal hasta que se independizó en 1835
Alhabia es un municipio de la provincia almeriense ubicado en El Andarax, a 27 kilómetros de la capital. Cuenta con 676 habitantes, y su término municipal está cruzado por el río Nacimiento.
Un pueblo con olor a jazmín y a naranjas, uno de los principales elementos que produce el municipio, además de cereales, viñedos y olivares.
Alhabia se formó entre dos aguas, una situación privilegiada sobre tierras arcillosas que definirían esta alquería de origen musulmán, instalándose en ella desde sus inicios un campamento ferial para el comercio de animales y una alfarería que atraían a comerciantes de toda la comarca. Así, su topónimo es de origen árabe, cuyo significado es polémico: según los historiadores tradicionales, se traduce por "tienda de campaña" o "estanque de agua", debido a la confluencia de estos dos ríos.
A partir del siglo XIII, al crearse el reino de Granada, Alhabia pasó a formar parte de la taha de Marchena, junto con los pueblos colindantes, sumando un total de diez lugares.
Tras la rendición de Baza y las Capitulaciones de Almería en 1489, comienza la historia moderna de Alhabia. Así, se instauró un nuevo poder político y religioso, con construcciones de nuevo cuño que cambiaron la fisonomía de la antigua alquería musulmana, dándole un perfil más castellano.
La taha de Marchena fue dada en recompensa a don Gutierre de Cárdenas y Chacón en 1494, por la ayuda prestada a los Reyes Católicos durante la Reconquista. Así, Alhabia inicia el siglo XVI formando parte del señorío de los Cárdenas, posteriormente duques de Maqueda. Ya durante el siglo XIX Alhabia obtendría su independencia en 1835.
Desde principios de siglo hubo un importante auge económico y demográfico, reflejado en la arquitectura neoclásica y ecléctica que se realiza en ese momento, como la iglesia parroquial, dedicada a San Juan Bautista, aunque la patrona es Nuestra Señora de la Visitación, de finales del siglo XVIII y primer tercio del siglo XIX, de clara influencia neoclásica siguiendo un proyecto realizado en el taller de Ventura Rodríguez.
De la segunda mitad de siglo destaca el llamativo edificio neoárabe llamado la Mezquita, más numerosos ejemplos arquitectónicos que se pueden admirar haciendo un recorrido por el pueblo.
También cabe destacar como principal atractivo el simbólico monumento dedicado a la Mujer del Farmacéutico Rural de España, Carolina de Yebra y Rittwagen, obra de Santiago de Santiago, ubicado en el jardín de la casa familiar, frente a la farmacia (fundada en 1871), la cual es una de las de mayor tradición y solera del Valle Medio del Andarax.
El visitante también podrá disfrutar de una exquisita gastronomía local, conformada por platos típicos como embutidos, fritada alpujarreña, choto al ajo cabañil, cocina mareá, migas tabirnas colorás (guiso de patatas con pimientos rojos, cebollas y ajos), gurullos, pelotas... Y de postre, roscos de Semana Santa, soplillos de huevo y almendra, mantecados de miel, rosquillos de vino...
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