En la provincia de Almería, se reporta que el 8% de los partes relacionados con los seguros de automóviles son fraudulentos, cifra que se encuentra entre las más altas a nivel nacional.

El perfil más común de los defraudadores al seguro suele ser hombres jóvenes menores de 30 años, a menudo desempleados o con trabajos precarios. En años recientes, se ha sumado también el perfil de hombres mayores de 40 años que recurren a estas prácticas para obtener ingresos extra o evitar pagar reparaciones. La estafa más común consiste en intentar incluir en el parte daños que no están relacionados con el siniestro, siendo más frecuente en vehículos antiguos (de 11 a 14 años), en el lado derecho del automóvil y cuando no cuentan con cobertura para reparar los daños declarados.

El periodo más propenso para la comisión de fraudes se detecta desde el verano hasta el otoño, particularmente en los meses de octubre y noviembre, siendo los lunes y martes los días de la semana más propicios para tales actos según el VII Barómetro del Fraude en el Seguro de Línea Directa 2024. Ejemplos de estos fraudes incluyen motoristas que reportan haber sufrido accidentes en estaciones de servicio cuando, en realidad, estaban participando en competiciones de velocidad, o personas que reclaman discapacidad permanente mientras continúan con su empleo normalmente.

En términos provinciales, se observa que las regiones con mayores porcentajes de fraudes son Cádiz (11,6%), Málaga (10,8%) y Cantabria (10%), todas por encima de la media nacional (8,8%). Por otro lado, las provincias con menores tasas de fraudes son Teruel (3,4%), Soria (3,4%) y Zamora (4,9%).

El fraude en los seguros de automóviles se concentra principalmente en tres áreas geográficas: el eje sureste que une Alicante y Cádiz, el eje norte, desde Cantabria a Navarra, y Barcelona y su área de influencia.

Se ha observado un aumento constante en los fraudes a los seguros de automóviles en los últimos años, impulsado por factores económicos y avances en la detección del fraude mediante inteligencia artificial. Aunque los fraudes individuales son preocupantes, las redes organizadas representan una amenaza mayor, ya que coordinan fraudes múltiples para obtener indemnizaciones ilegítimas, muchas veces relacionadas con actividades delictivas más graves.

A pesar de que el confinamiento durante la pandemia causó dificultades logísticas temporales para estas organizaciones, con la vuelta a la normalidad se ha observado un aumento en su actividad, con un número creciente de redes identificadas en los últimos años.

En cuanto a los seguros del hogar, se ha registrado un 2,6% de intentos de estafa entre los partes presentados. Esto sugiere una estabilidad en los niveles de engaño en este sector a lo largo del tiempo, aunque se ha notado un leve aumento debido a las medidas de confinamiento y restricciones de movilidad durante la pandemia.

Las tácticas fraudulentas más comunes se dividen en dos categorías principales: intentos de hacer que la aseguradora cubra un daño que ocurrió antes de la firma del contrato y la fabricación de siniestros falsos. En términos de coste promedio, el monto alcanza los 556€ por intento de estafa, lo que representa una disminución del 19% con respecto al período anterior.

Resulta sorprendente que el 40% de los conductores en España justifiquen engañar a su compañía de seguros, y un 16% incluso culpa a las aseguradoras por sus altas tarifas. Además, el 63% de los automovilistas que admiten haber cometido fraude asegurativo no sienten ningún remordimiento por sus acciones.

El estudio de Línea Directa también identifica los tipos de fraudes más comunes en dos etapas: durante la contratación del seguro y al presentar un parte por accidente. En la primera fase, la falsificación de información sobre las características técnicas del vehículo encabeza la lista, seguido por la manipulación de los kilómetros anuales y la posesión de garaje propio, todo con el fin de reducir el costo del seguro.