El señor de los vientos sortea las olas de regreso a casa
Juan Antonio Martín Cuadrado ha llegado a bordo de 'Vagabundo', su velero, hasta la isla de Antigua
Siguiendo la estela de espuma blanca salida de la popa, Juan Antonio Martín observa el horizonte que le espera. Al fondo se encuentra Almería. Su amada tierra que espera pisar en unas semanas. Pero ahora no. De momento le quedan muchas millas que recorrer con el viento a favor.
Es libre al lado del mar. No le cabe la menor duda de que lo que hace es lo que siempre ha querido. Es consciente de ello cuando el salitre golpea en su cara.
Escribe en un ordenador. De algún modo, es de los pocos contactos que tiene con la realidad. Con la familia y los amigos. Una de sus últimas aventuras, la de recorrer el Atlántico, le ha hecho recientemente desembarcar en la isla de Antigua, desde donde regresó a La Martinica. Allí ha disfrutado con los pequeños detalles de la naturaleza, esas cosas que no se aprecian en terreno urbanizable.
Aunque tiene la intención de volver, poniendo fin a un recorrido que le ha llevado a surcar las olas del extenso mar, "regreso a la Martinica, donde tengo que hacer los últimos preparativos para, cuando el Atlántico me lo permita, volver a cruzarlo".
En esta ocasión, en sentido inverso, hacia donde se pone el sol. "Esta vez es el regreso, siguiendo la ruta de los siete vientos y las corrientes oceánicas, rumbo a las Azores, y desde allí hacia el Cabo San Vicente (situado al suroeste de Portugal) y posteriormente al Estrecho de Gibraltar", asegura.
Tiene muchas ganas de volver a viajar. Es un apasionado de las cosas que hace. Por eso ha elegido una vida itinerante siempre al lado de Vagabundo, su velero de 8 metros de eslora. "Las alas de mis sueños", como lo ha definido en más de una ocasión. Nada más cierto. Junto a él ha surcado el océano en seis ocasiones y a bordo de cubierta ha escrito Un sueño el el horizonte, editado por Juventud. Entre sus éxitos se encuentra Gran Prix, que partió desde la isla de Lanzarote pero, aparte de navegar, ha practicado diferentes deportes entre los que se encuentra el alpinismo, del que era asiduo. No obstante, fue un accidente de moto el que le abrió los mares. Los siete, o los ocho, o los que sean que para él el infinito tiene nombre de masa de agua en movimiento. Esa tensión, ese modo de vida que ha elegido es el que le hace ver el mundo diferente.
Uno de sus amigos, Francisco López, declaraba a Diario de Almería que Juan Antonio Martín "es una persona leal, noble y de sólidos principios". "Le definiría como alguien complicado de definir", aseguraba entre risas.
Dentro de esa desconexión que tiene con el mundo ordinario, el del día a día, el de la rutina laboral, a veces le gusta entrar en su ordenador para disfrutar de la tecnología, de ponerse en contacto con los demás, con los que le quieren, "Lo suyo es una manera de vivir, de salir de la rutina y el trabajo, de sentir la libertad", manifiesta su compañero.
Sabe que el calendario es inquieto y que le toca regresar. Pero los sueños siempre quedan, a contracorriente. Rebeldes, como las olas.
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