"La sociedad ve en el legionario el referente de las virtudes militares"
El general Enrique Gomariz, antiguo jefe de la Brileg, impartó una conferencia en el Circulo Mercantil sobre la mística de La Legión como hecho diferencial
La existencia y la eficacia de La Legión en el siglo XXI dependerá de la capacidad que tenga de conservar y mantener su identidad, su hecho diferencial y, sobre todo, su mística; y ese es el reto que tienen todos los que ahora llevan el uniforme legionario. Así lo expresó el general de Brigada, Enrique Gomariz de Robles, jefe de la Brigada de La Legión entre 1998 y 2001, durante la conferencia impartida en el Círculo Mercantil, organizada por la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Almería con motivo del 88 aniversario de La Legión.
Desde el primer día, afirmó el general Gomariz, el Tercio de Extranjeros nace con identidad propia, y el hecho diferencial con el resto del ejército español es una realidad que abarca tres amplios campos como son el orgánico-administrativo, el de la simbología exterior, y el de la mística. "Es precisamente en este último aspecto donde Millán Astray muestra sus dotes de líder, y va a dar a La Legión su tesoro más preciado: el Credo legionario, que él define como la base espiritual de La Legión, médula, medio y alma".
En su magistral disertación, el general Enrique Gomariz habló de dos gritos de guerra que han sido mal interpretados. ¡A mi la Legión! es la expresión máxima de ese compañerismo sagrado y hermandad que debe imperar en la Legión. "En el ¡Viva la muerte! no hay ninguna chulería sino el reflejo del espíritu del bushido -código de honor de los samuráis japoneses-, sublime aceptación del máximo sacrificio que es la entrega de la vida que hace el legionario al ofrecerse voluntariamente en cumplimiento de su sagrado deber".
El Credo se convertirá a lo largo de los años en pieza clave de la mística legionaria, será su alma, "pero sin olvidar que esa mística se irá alimentando por la aportación del sacrificio de mandos y de legionarios anónimos, por años de entrega, de lucha y de muerte, de gestos heroicos mil veces repetidos, de tradiciones, de la aceptación y cumplimiento de un legado sagrado transmitido día a día de una a otra generación de legionarios; del orgullo de unas unidades que sólo han conocido la victoria o la muerte".
El hecho diferencial de La Legión no se limita a su reclutamiento específico, normas propias de régimen interior, ni a la existencia de una escala legionaria, -"todo ello desaparecido o casi desaparecido", como tampoco se limita a la liturgia de sus ceremonias y actos, a la singularidad de su uniformidad, a su forma de desfilar o a sus canciones e himnos. Esto es lo que se percibe con los sentidos y se ve a simple vista, pero hay algo más profundo, inmaterial, espiritual, que genera la esencia misma de la ética de La Legión. Es la mística de La Legión, que se convierte en el factor fundamental del hecho diferencial con el resto del ejército español.
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