Un tango a media luz

Ferrera en uno de sus mejores muletazos al primero de la tarde con el que estuvo muy torero y entregado ante ese ejemplar con clase pero sin fuerzas.
Ferrera en uno de sus mejores muletazos al primero de la tarde con el que estuvo muy torero y entregado ante ese ejemplar con clase pero sin fuerzas.

28 de agosto 2014 - 01:00

SUAVECITA y brusca. Como un delicado tango, intimista y templado pero rotundo en los cambios de ritmo. Así fue la corrida.

Mucha diferencia entre el encierro del pasado año, armónico en bravura, hechuras y fuerza, y el de este año del que se saca una clara conclusión respecto a los toros:el que quiso no pudo y el que pudo no quiso.

Por querer, en toro y nobleza, el primero que abrió el festejo. Pero no podía tirar de sus huesos, amen de la voltereta que terminó de romperle por dentro las buenas ideas de embestida. Fue la cruz para un Ferrera que anda con gusto por la plaza y se deja llegar muy cerca los pitones. No había enemigo y entusiasmar con aquello era misión imposible, a pesar del que el extremeño, le ayudó dándole respiro y pausa. Era un tango desangelado. Suavecito pero casi sin pulso.

El cuarto no terminó de romper con verdad en el capote pero Ferrera estuvo listo para optar por el plan B, y ya que el trofeo a la verónica no llegaba, le llegó por chicuelinas muy de cerca al de 'torrehandilla'. Gustándose, echando sabor, comprometiendo terrenos, saliendo airoso y clavando poderoso. Así es como cuajó ese Ferrera banderillero un tercio completo y serio con los palos. Después ese tango despacito, de veterano con regusto que ha bailado ya con otras más feas, Ferrera exprimió lo poco que había en un toro desfondado y venido abajo y el trofeo suena a justicia en la tarde.

Faena muy seria la de Ureña al segundo. Era un baile duro porque la pareja no acompaño en el rítmo. Había que corregir defectos, apostar por la faena y no pensar en las cositas que había hecho el toro venciéndose por el pitón derecho tanto en el capote como en la primera serie por la diestra. Estuvo el de Lorca en torero valiente y con gusto en muchos pasajes de esa faena. Toque, toque y más toque. Sin desaliento y llevando poco a poco, hasta momentos importantes, el toreo por los dos pitones. Hasta que obligó más de la cuenta y el toro se afligió para rehuir la pelea. Desprendida la espada, pero había sonado a verdad todo aquello y Ureña paseó otra de las orejas de la tarde.

Sorteó el murciano el más grandote del dispar encierro de Torrehandilla. Necesitaba el torero esa segunda llave de la Puerta Grande, y embarcó de largo la primera serie de muleta, dando distancia. Alegrando la embestida, queriendo ver en bueno lo que no era sino un toro desagradecido en el trato, soltando la cara, sin humillar, sacando la cara siempre arriba...sin querer bailar.

Cuando al morito se le acabaron las fuerzas, se le apagó también el genio. Pero para entonces ya no había más opción que la espada y, al margen de que no le ayudó nada el toro, Ureña no atinó a dejarla en su sitio con prontitud.

Del Álamo estuvo sencillamente torero en ese recibo a la verónica. Suave y meciendo el percal, la esclavina abajo, y los brazos marcando el temple, el tango volvió a resurgir. Había pareja, y el salmantino marcó los tiempos de un saludo a la verónica de mucha enjundia. Sonaba bien aquello y mejor sonó la ovación que le dedicó el tendido.

Pero se desvaneció el sueño. El toro fue de los que quiso, pero no pudo. Quería también del Álamo, pero no pudo. No había toro. Aun así no se aburrió el torero y de ese baile surgieron también algunos pasos muy al ralentí. Suavecito el toreo, demasiado suavecito el toro.El sexto en cambio fue de los que pudo pero no quiso. Una prenda dorada, vamos. Sin emplearse en el capote y soltando la cara después en la muleta para tirar la cornadita al aire. Sin clase y bruto, dejándose algo más por el derecho. En uno de esos tornillazos enganchó al torero dejándolo dolorido de sus rodilla aunque sin cornada. Un tango a media luz. Inacabado por culpa de las parejas de baile, pero intimista, porque ayer fue una tarde de detalles, de ganas y de torería. Mas de aficionados que de público,

stats